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OPINIÓN - JUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

“Cuando las barbas de tu vecino….”
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

En Francia la enseñanza no pasa por buenos momentos. Durante el último semestre ha crecido de manera significativa la inseguridad en las escuelas e institutos de enseñanza media. El Presidente de la República ha anunciado medidas de urgencias inmediatas.

El aumento de la delincuencia en las escuelas ha confirmado un aumento inquietante: maestros agredidos a navajazos, peleas entre bandos..

El Presidente anunció un rosario de medidas de acción inmediata, que entrarán en vigor en un largo centenar de barrios y colegios con problemas, para ir aplicándose a distinto ritmo en toda Francia. Se propone generalizar una práctica, que ya funciona a título experimental, en algunos barrios de la periferia de París: nombramiento de un policía especializado en delincuencia juvenil a cada colegio, que trabajará a caballo entre la Dirección de la escuela ya la Comisaría más próxima.

A la puerta de escuelas e institutos, deberán instalarse instrumentos y personal de control de las carteras de los estudiantes. Los directores de institutos y los policías de cada escuela e instituto podrán registrar a los estudiantes sospechosos.

En paralelo, la represión judicial aumenta significativamente. La intrusión violenta en escuelas e institutos no será una mera infracción, sino un delito con circunstancias agravantes para el currículo escolar y personal.

El Presidente considera indispensable acometer con prioridad absoluta la “santuarización“ de todo el sistema escolar. Está preparado para recibir todas las críticas que las normas van a ocasionar, pero, pensando que todo ello es muy lamentable, prefiere incrementar la seguridad, antes que ocurra una tragedia, insistiendo en que son medidas urgentes policiales en barrios con problemas. Es urgente una colaboración más estrecha más estrecha entre la Policía y los Centros Escolares.

En mis últimos años de docencia, ya aparecieron tímidos signos de violencia, que nos hizo pensar que no quedaría en eso. La alarma surgió entre los maestros, intentando frenar, sin conseguirlo, lo que se veía extender como una mancha de aceite. Recuerdo el comentario hecho por un joven compañero, que insinuó que “dentro de unos años, para dar clases, tendremos que recurrir al apoyo de un agente de la autoridad.” ¡ Y a eso hemos llegado ¡.

Años antes se había producido en el centro una falsa alarma. “En el patio del recreo, un grupo de alumno fue sorprendido con una navaja plegable, de fina hoja y unos doce centímetros de longitud. Jugaban peligrosamente con ella. Una de las maestras, que vigilaba el recreo, se dio cuenta, y al portador de la misma le invitó que le acompañara hasta la Jefatura de Estudios. El alumno fue retenido, y su justificación no era otra que haberla traído para mostrársela a los compañeros para su uso en el “Día de la Mochila”. La justificación no gustó y el alumno fue llevado al Consejo Escolar, donde me correspondió incoar el expediente sancionador. Puesto en marcha, inicié las consultas pertinentes entre los compañeros del alumno infractor. Uno de ellos dio con la luz salvadora para que el compañero no fuese sancionado. “Maestro, creo que no procede sanción alguna porque en clase de Plástica, la maestra nos obliga a traer a cada uno un “arma peligrosa”, tan peligrosa como la propia navaja: 30 “cuttteres”, y todavía no ha ocurrido ninguna desgracia”. No dejó de ser una mera anécdota.

Es posible que las medidas tomadas por la Presidencia francesa para poner fin a la violencia, sorprenda a todos los países democráticos, porque, al ser urgentes y por medio de acciones policiales, van dirigidas a “delincuentes”, según propias palabras del Sr. Presidente. ¿Son los estudiantes delincuentes?. ¿No ha sido posible aplicar otras medidas?. Porque se sintetizan, en más policías dentro y fuera de la escuela, más represión, más controles, más rapidez en la condena judicial, más diálogos directos entre maestros y policías, acciones inmediatas sobre los barrios peligrosos. Sin dudas es un atropello descarado a los derechos humanos de los alumnos.

En nuestro país, salvo hechos aislados, el problema de la violencia en las aulas no es tan grave. De momento, no se han tomado medidas tan urgentes ni tan severas como en nuestro país vecino.

Esos casos aislados, en muchos de ellos no denunciados constituyen hechos delictivos. A veces con resultados de pérdidas de vidas humanas. Recordemos dos casos muy significativos, divulgados a través de esta página. En primer lugar, la muerte de un profesor, atacado por sorpresa por un alumno de su tutoría, cuando paseaba tranquilamente por una vía poco transitada de Valencia. Las heridas producidas ocasionaron la muerte irreparable del profesor. El segundo caso el del niño Jokin, de catorce años, que se arrojó desde lo alto de la muralla de Fuenterrabía. Suicidio motivado por el acoso sufrido en la escuela. “No podía soportar las palizas que recibía de su compañeros”. Así se expresaba en carta dejada a la familia.

Es posible que con la llegada del nuevo Ministro, muchos problemas de nuestro sistema se resuelvan. Afirma que toda la sociedad debe implicarse. “Para educar a un niño, hace falta la tribu entera”
 

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