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OPINIÓN - SÁBADO, 6 DE JUNIO DE 2009

 

OPINIÓN / SNIPER

Adiós, Kwai Chang Caine, hasta
siempre “Pequeño Saltamontes”

 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

El tiempo está loco; el mundo también. Y Gaia, aun esquilmada y agobiada sigue rotando, incansable, sobre su eje, trasladándose y navegando en el espacio infinito (¿o quizás será finito y en perpetua expansión…? ¡Quien lo sabe!). Todo pasa y todo llega. Nacer es empezar a morir hasta convertirnos al final en polvo que un día, cuando el sol se apague convirtiéndose en una enana blanca o antes, si la estúpida especie de la que formamos parte no cambia, pasará a engrosar esa gigantesca polvareda cósmica que viaja, en el espacio y el tiempo, desde la nada al fin, desde el fin a la nada. La existencia es un hecho puramente contingente y, en verdad, ningún motivo de peso hay para que vivamos aquí y ahora, en lugar de en otro tiempo histórico y bajo diferentes coordenadas geográficas. Vivir en sí es, a veces, realmente insoportable.

“A última hora del miércoles o primera del jueves” según fuentes de la embajada norteamericana en Bangkok, el actor David Carradine, el carismático monje Kwai Chang Caine de la serie televisiva “Kung-Fu” fue encontrado muerto, ahorcado en extrañas circunstancias, en el armario de la habitación de su hotel sito en la capital tailandesa, donde el veterano actor se encontraba rodando lo que finalmente fue su última serie, “Mental”, en la que el artista premonitoriamente ponía la cara a un enfermo que se debatía entre seguir o parar, entre la vida y la muerte. Para el portavoz de la policía local, Carradine apareció “desnudo, colgado de una cuerda anudada a varias partes del cuerpo”. ¿Homicidio ritual…?; ¿suicidio asistido…?. Para su productor, Check Binder, la inesperada muerte de David Carradine es algo “estremecedor y triste”, pues el actor se encontraba con un excelente estado de ánimo y no habría motivos aparentes para que tomara la drástica e irreversible decisión como de quitarse la vida. Para una de sus amigas y representante, Tiffany Smith, “David nunca sería capaz de cometer un suicidio”.

Nacido en una familia de actores, David Carradine, joven inquieto y comprometido, se embarcó pronto en diferentes experiencias vitales: enganchado un tiempo al alcohol y otras drogas, militó en el movimiento “hippie”, optando por la alimentación vegetariana y una vida sana, explorando las posibilidades de las “comunas”. Instalado en Vermont como peón agrícola, tanteó la posibilidad de hacerse granjero aunque inclinándose finalmente por la música y la interpretación teatral. Descubierto por el productor Jerry Thorpe, protagonizó en 1971 la famosa serie “Kung-Fu”, dando vida a un monje budista de ascendencia chino-americana formado en el templo Shaolín, en China, país del que tuvo que huir tras verse obligado a matar en extrañas circunstancias a un miembro de la familia imperial. Al contrario que su principal competidor, Bruce Lee cuyas películas son un mero espectáculo de acción, Carradine encarnó en “Kung-Fu” a un monje experto en artes marciales, con gran hondura filosófica y de cuyo talante vital trascendía una actitud hacia el mundo, imanaba una forma de entender la vida… y la muerte. El suicidio, precisamente, no encajaría ni tendría sentido en la actitud vital del protagonista de la inolvidable serie, siendo inconcebible tal duro desenlace en “Kung-Fu”. En cualquier caso, adiós Kwai Chang Caine, hasta siempre “Pequeño Saltamontes”. ¡Que la tierra te sea leve, David!.
 

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