PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - MARTES, 9 DE JUNIO DE 2009

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

El problema de Narcís
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

No es otro que, así como muchos escolares como él, durante el recreo en su centro educativo, pueden consumir tranquilamente su bocadillo, en general, formado por un panecillo y algo de chacina y un zumo de frutas, él ya no puede hacerlo en el patio de su colegio. Lo pasó muy mal, cuando una gaviota de grandes dimensiones se lo arrebató de un hábil picotazo, con el consiguiente susto. Otros compañeros también se vieron atacados por otras gaviotas.,

Ahora, ya no puede salir al recreo, lo mismo que sus compañeros y compañeras, por lo que deben permanecer en el aula, hasta que la Dirección del Centro encuentre soluciones para alejar de las proximidades del Colegio a las atrevidas y hambrientas gaviotas. La zona donde está situado su Colegio, en los edificios cercanos se asientan gran número de gaviotas, que incluso han anidado, representando un serio peligro también para los ciudadanos de las proximidades. Estas aves, al cambiar su forma natural de vida, han encontrado su hábitat en las poblaciones próximas a las costas, y cuando llega el período de incubación y cría de sus polluelos, se convierten en muy agresivas, atacando incluso a los pacíficos ciudadanos.

Hasta mi permanencia en mi último centro,”Maestro Juan Morejón”, también en la hora del recreo, nos visitaban un número considerable de gaviotas. Éstas eran más pacientes, más pacíficas y, acomodadas en los altos de los edificios cercanos, no “actuaban” hasta que los alumnos abandonaban el patio de recreo. Ellos, respetuosamente, depositaban sus “sobras”, de forma visible, en sitios estratégicos. Cuidaban de no colocarlas en los contenedores de basura que es ubicaban en el patio de recreo.

Ya incorporados a sus aulas, podían presenciar, hasta que llegaba el maestro especialista de turno, las luchas que se establecían entre las gaviotas, que, repito, no abandonaban sus “observatorios” hasta que había desaparecido el último alumno del patio de recreo. Indudablemente que las de mayores tamaños eran las que más fácil lo tenían. Obviamente, que cuando peor lo pasaban eran los fines de semana y durante las vacaciones, que utilizarían otro sistema para sustentarse.

En distintas zonas de la Playa de Benítez, se encuentran grandes grupos de gaviotas, que en algunas de ellas, conviven con palomas comunes, que también están “ a verlas venir “.

Es posible que algunas utilicen su método natural de alimentación, pero como ya la fauna marina ha disminuido considerablemente, encontrarán su sustento en algunos restos de pescadores costeros, así como lo aprovechable que arrojen las olas del mar. Cuando mejor lo tienen son los fines de semana del período estival, cuando grupos de familia montan sus casetas, y, al retirarse, dejan los restos de comidas, que, como los alumnos del colegio, los dejan fuera del contenedor. En las bolsas de plástico pueden acceder fácilmente a los restos.

Estas gaviotas tienen sus enemigos en los cuervos que merodean por las zonas, que al ser de mayor envergadura y agresividad, se adueñan de la situación, permaneciendo las gaviotas en espera, de que ello se lleven parte de lo que estiman de su propiedad, debido a su condición de aves costeras. Los cuervos, cuando las condiciones gastronómicas no les son propicias, establecen unas luchas persecutorias con las gaviotas, de las cuales, generalmente, salen triunfantes.

Lejos está todo, de cuando nosotros, niños, observábamos, en la lejanía, los lanzamientos de las “pavanas” –aún no le llamábamos gaviotas- capturando, al parecer, siempre en la superficie, peces de pequeños tamaños. Estas “pavanas” tenían su asentamiento en la desaparecida “isla”, lugar también visita por parte de algunos aficionados a la pesca y nadadores. Nuestra “isla”, desaparecida, al construir las escolleras para el asentamiento del Polígono de Poniente.

Estas “pavanas”, que yo siempre creí que era otro nombre con el que asignaba a las “gaviotas”, salí de mi error consultando unos diccionarios que tenía a mi alcance: Diccionario de la RAE, el Corominas y el María Moliner, así como en Internet. En todos la definición de “pavana” coincidía con “danza antigua española”, de modo que de “pavana”, tendrá su justificación.

Recordar también que, junto a las “pavanas” compartían hábitat, los llamados “painicos”, de menor tamaño que ellas, aunque de las mismas costumbres. De igual manera, ninguno de los diccionarios consultados me dan explicaciones al respecto. No existe esa voz.

Lo mejor es retomar el problema de Narcís, que también lo es de Enric, Pau, Joseph Lluis… y otros muchos que se ven condenados a privarse del recreo, teniendo que tomar el bocadillo en clase. ¡Con lo que significa para ellos esa media hora de relax, donde cada uno aparte del bocadillo, se dedican a fomentar sus relaciones personales, intercambiando impresiones sobre cualquier tema de actualidad!. Es posible que, a esta altura de los hechos, la dirección del Centro haya resulto el problema, pero ¿cómo?. Es necesario que la Protectora de Animales intervenga de manera racional para sacar de esa zona a esas molestas gaviotas.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto