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OPINIÓN - JUEVES, 11 DE JUNIO DE 2009

 

OPINIÓN / ESCRITOS CABALLAS

Las comuniones
 


Javier Cherllarám
javiercherllaramt@elpueblodeceuta.com

 

Hace tres años mi Nati hizo la Primera Comunión, yo me decía que me tocaba organizar los Mundiales de futbol, la Eurocopa o los Juegos Olimpicos, por el acoso y asedio que sufria por parte de familiares, menos mal que tenia el trabuco preparado desde el 2002, y pasaba factura a quien iba a invitar y no invitar.

Siempre recuerdo mi Primera Comunión, de que nos inculcaron en tiempos del Generalisimo Franco, que no se miraba para atrás en Misa, que teníamos que estar toda la semana previa y posterior rezando el rosario, de jugar nada en el recreo y esos palizones y cabriolas, enturbiaban el recibir a Jesús Sacramentado. Vestidos de marinero como el abuelo Bernardo, entramos todos previa foto de Arbona padre en el Colegio Sagrada Familia, la Señorita Gloria Gallego nos ponía en una pared bonita, con dos macetas a los lados para salir lustrosos.

Con los gladiolos en la mano formamos los niños dos filas de marineros, el abuelo Bernardo que se pone colorado como un tomate, su primer nieto en Ceuta sale de marinero a recibir a Jesús, que tiempos de liturgia y recogimiento, toda la Iglesia salió a comulgar y mi padre por su religión hindú no se movió del banco, mi madre lo acompañó en todo momento, yo tragaba saliva más que nunca en los momentos de emociones contenidas.

Papá ayudame a conservar la luz de la fe y nuestros padres apagaban nuestras velas en mano. Mariano Llorente, Felipe Andujar, Juanjo Rios Zamora, eran mis compañeros de Comunión, entre besos y abrazos salimos a nuestros respectivos banquetes, el mitico e inolvidable Casa Fernando me esperaba con la tarta y el muñeco de marinero, el abuelo se enfadaba con el pelo del muñeco de marinero, y tras los postres me escapaba a correr por la playa Benitez. Treinta y cuatro años que hace ya y que cariño cogí a aquella Biblia que decía Moisés y Joshue, Gedeón y Sansón, aquellos rotuladores y ese reloj Flica de cuerda, que al menor porrazo se paraba, había que llevarlo a la relojería de la Glorieta del Teniente Reinoso.

Hoy se pierde toda la ilusión y el fervor religioso del sentimiento de la fe cristiana. Todo es un jaleo armado a ver quien lleva mejor el poderío y el rango. De las comuniones familiares de antaño, recuerdo la de mi hermano Carlos sobre todo por la puesta en escena en la Iglesia de Santa Teresa, los canticos y celebraciones posteriores a la eucaristía con todos los profesores en el altar, tras los niños y niñas de Comunión, aquella exaltación bella e inmensa que hizo el delirio cristiano entre nosotros, trajo que al final entre fotos y felicitaciones, el abuelo Bernardo salío raudo y veloz abandonando la Iglesia, quizá entre nosotros nadie se acuerde de esa anécdota, aunque mi madre calculó que si en mi Comunión el verme vestido de marinero aquello le emocionó, aquellos cánticos y la celebración tan bella de la Iglesia Santa Teresa, hizo que cogiera el camino de la cuesta del Morro hacia la Avenida de Africa y se perdiera en el horizonte, el banquete era en el mitico Baviera.

De las comuniones de hoy dia, se mete a tanta gente con calzador, en las distribuciones de las mesas que reparas que muchos de los que se sientan compartiendo mesa y mantel ni se hablan, y solo se rompe el hielo entre mirar el escote y las cachas de puri y puti, el pasar la jarra de cerveza o echarle un vino al de la lado. Del dia posterior a la Comunión de mi Natalia, lo que más me impresionó y me causó sentimiento, fue que de tantos regalos que recibió ella cogió una caja de cartón y una silla y se hizo una especie de escritorio, se puso unas cuartillas y unos bolígrafos y me imaginaba haciendo escritos y artículos como su padre.
 

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