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OPINIÓN - DOMINGO, 14 DE JUNIO DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Las entrevistas
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Camilo José Cela decía que los entrevistadores son unos inquisidores que tendrían que pagar a los entrevistados. De ahí que cuando se prestaba al juego de las entrevistas se mantuviera, según dicen y vimos a veces en la televisión, en guardia y dispuesto a cantarle las cuarenta a quien no supiera estar a la altura que él marcaba.

Las entrevistas pertenecen a un género literario que tiene más importancia de la que hasta ahora se le ha venido dando. Pocos medios pueden prescindir de las declaraciones obtenidas mediante el diálogo. Y la primera exigencia para dialogar con el personaje elegido es tener un gran conocimiento de su personalidad o sus ideas, e insistir en los aspectos menos conocidos de él.

En ocasiones, por causas ajenas al entrevistador, éste se presenta ante el inquirido sin cuestionario y hasta con cierto desbarajuste mental. Son excepciones, claro está. Un día, de hace ya bastantes años, me senté ante el presidente del Tribunal de la Rota de Sevilla sin saber ni papa de lo concerniente a su labor. Por hacerle un favor a un buen amigo. Y menos mal que acerté a preguntarle, de sopetón, las razones que había para que la Iglesia fuera sabia. Y aquel cura, con cara de no estar muy dispuesto a conversar, reaccionó con tanta prontitud como sinceridad:

-La iglesia es sabia por alcahueta, por alcahueta, por alcahueta...

Y a partir de ese momento, nos arrellanamos en un sofá del Hotel La Muralla y comenzamos a hablar de manera distendida. Cuando di por concluida la sesión, aquella autoridad eclesiástica -a quien Alejandro Sevilla me había pedido que la entrevistara- quiso halagarme diciéndome que estaba yo muy preparado en el tema. Y mi contestación no se hizo esperar:

-Haga el favor de no cachondearse de mí a estas horas del día. (ocho de la mañana de un día invernal). Pues sepa usted que no tenía ni la menor idea de cómo la Iglesia se manejaba en asuntos donde las relaciones del tálamo nupcial quedan rotas y hay que arreglarlas como Dios manda.

Le hizo tanta gracia mi respuesta al presidente del Tribunal de la Rota, que me puso al tanto de cómo se estaba llevando la nulidad del matrimonio de Pedro Carrasco y Rocío Jurado y de otras parejas de famosos, que entonces pleiteaban bajo las directrices marcadas por la curia. Pocas veces más he acudido yo sin cuestionario y sin saber vida y milagros de mi entrevistado. Porque se expone uno a quedar como Cagancho en Almagro. Ya que las improvisaciones son recursos necesarios, pero nunca convenientes por sistema.

Hará un mes, más o menos, estuve entrevistando al presidente de la Ciudad. Y le dije, antes de comenzar a preguntarle, que a ver si le era posible responder con brevedad. Ya que eran muchas las preguntas. Pero el presidente, debido a la fuerza de la costumbre, se empleó con muchas oraciones secundarias.

Cuando terminamos la entrevista, y dado que Juan Vivas y yo nos estamos tratando desde hace casi veinticinco años, le comuniqué que me vería obligado a espigar sus contestaciones. Y me dio el consiguiente permiso. Eso sí, nada escribí que no estuviera grabado. Y es que en los tiempos que corren, para bien de todos, es necesario grabar las entrevistas y guardar la cinta. Pues, de lo contrario, uno se expone a cualquier contratiempo.
 

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