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OPINIÓN - VIERNES, 19 DE JUNIO DE 2009

 

OPINIÓN / SNIPER

Mohamed Haddad o el caso de un
presunto agente marroquí encubierto

 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Presuntamente claro, porque al parecer de momento pruebas no hay… pero, como las meigas, pudiera haberlas. Solo hay que rascar y sumar. No cuadra nada en esta historia y el momento en sí escogido por Mohamed Haddad para solicitar “asilo político” ¡y en Ceuta! es de lo más oportuno… para Marruecos naturalmente. ¿Para España?. Rotundamente: es una trampa. De aceptarse la inusual petición de Mohamed Haddad, de creerse sus medidas intoxicaciones, se escenificaría un rechazo por parte española al proceso democrático marroquí aceptando, con ello, las actuales tesis de Haddad y enfrentándonos oficialmente con el vecino país Ciertamente se viven aun situaciones anómalas (caso de Ifni), pero la misma Amnistía Internacional acaba de darle un espaldarazo a la política general marroquí en esta materia, al que me sumo. El Reino de Marruecos es un Estado islámico, de los más avanzados en su género y como es obvio con límites a la libertad religiosa, pero es una patraña como asegura Mohamed Haddad hablar hoy de “persecución política” en Marruecos. Eso no es cierto.

¿Qué pretende entonces Haddad…? Ahora que, tras la bajada de pantalones de Nador y el cierre de Tetuán, España se queda en el norte de Marruecos por decisión personal del cazador cazado (impulsado y sostenido por Rodríguez Zapatero y Fernández de la Vega) sin ojos y sin oídos, a dos velas… Con los sistemas oficiales de escucha retirados, la diplomacia paralela marroquí sostenida por los servicios correspondientes puede actuar sin freno y a su antojo, apretando el dogal sobre Ceuta y Melilla. “Es que se intuye algún tipo de negociación, o al menos la apertura de algo parecido a la célula de reflexión”, se barrunta. Pues bien: mayor razón si cabe para encarar, las negociaciones -o lo que sea- debidamente informados. Y la información real, no se equivoquen, es la que se toma sobre el terreno. Al final, como siempre y pese a toda la panoplia tecnológica, hay que meter a la fiel infantería… no quitarla.

Yo, que he tratado infinidad de veces y en ocasiones apuradas a Mohamed Haddad (no como Alí Lmrabet, otro oscurísimo personaje en el que según parece sigue confiando -de veras que no lo entiendo- el director de El Mundo), digo que Haddad miente más que habla; con más capas que una cebolla y entre col y col -¿verdad Mohamed?-, lechuga. Mohamed Haddad también se movía con la trama española de la célula terrorista del 11-S (sí, el atentado de Nueva York) que frecuentaba la mezquita madrileña de Estrecho… quitándose oportunamente de la escena; volvió a repetir la jugada con la banda islamista del 11-M… quitándose de en medio como quien dice 24 horas antes. Yo mantengo la hipótesis de que a través de su agente encubierto Haddad (lo mismo que con el doble agente “Cartagena”), los servicios marroquíes estaban cuando menos al tanto de lo que iba a ocurrir en Atocha con bastante anterioridad. ¿Haddad perseguido en Marruecos…? ¡Pero si todos sus movimientos mediáticos de estos años en Tetuán estaban estudiados y apoyados por caras conocidas de algunos de los tres servicios marroquíes! Quizás con los periodistas españoles, desconocedores de la realidad a pie de calle, cuele, pero a estas alturas conmigo no, Mohamed. La petición de asilo es una trampa, quizás el último cartucho como intoxicador de Haddad. Visto.
 

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