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OPINIÓN - SÁBADO, 20 DE JUNIO DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Conversando con una de mis lectoras
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Es lectora fija de esta columna. De manera que tiene todo el derecho del mundo a darme sus opiniones. Ayer se me quejó de que escribo muy poco sobre las mujeres que forman parte del equipo de Gobierno presidido por Juan Vivas. Y, con todos mis respetos, le respondí que no estaba de acuerdo con ella. Y me vi obligado a decirle que se adentrara en la hemeroteca de este espacio.

Pues así podría comprobar que entre mayo y junio he escrito varias veces sobre las consejeras y viceconsejeras del PP. A lo mejor no lo que mi lectora querría, pero creo que tampoco es como para que se me tache de prestar poca atención a las mujeres que desempeñan cargos públicos. Y es que mi interlocutora está que trina desde que se ha enterado de que en el ICD existe un individuo que es misógino (aclaración para quienes no saben lo que significa este adjetivo y evitarles que deban acudir al diccionario: “Persona que siente aversión por las mujeres”).

Y, metidos ya en faena, nos pusimos a pegar la hebra y salieron a relucir cómo están de ánimos las féminas que desempeñan cargos en el Ayuntamiento. Comenzamos por Adela Nieto, a quien le dediqué, hace nada y menos, este espacio. Para decirle que, durante las elecciones al Parlamento Europeo, había arriesgado cual candidata y que ese atrevimiento le había supuesto sumar puntos en el seno de su partido. Y aún no he tenido ocasión de charlar con la consejera de Sanidad. A fin de que me ponga al tanto del momento que está viviendo.

Con Mabel Deu hablé el miércoles en la plaza de la Constitución y me dijo que estaba muy recuperada en todos los aspectos. Y hasta me contó algo acerca de sus alifafes que son asuntos reservados. De lo cual me alegré mucho. Ya que Mabel es política muy válida cuando está en óptimas condiciones físicas y psíquicas.

De Cristina Bernal puedo decir que se ha quitado un peso de encima al dejar la gerencia del ICD. Porque en ese sitio, al ser constantemente tratada de forma que ella se fuera sintiendo empequeñecida y ninguneada, hubiera ido marchitándose con celeridad. A partir de ahora, y trabajando a la vera de Mabel Deu, volverá a sentirse bien y será una ayuda inestimable para su compañera.

Mi lectora me pide intervenir para recordarme que suelo dedicarle poca atención a Kissy Chandiramani. Puede ser. Pero la última vez que la vi no tuve el menor inconveniente en decirle que haría muy bien recordándole a Antonio García-Gaona que la federación que preside está obligada a hacer una auditoría. Y que no se escude en lo bueno que era su antecesor. Pues eso tiene su nombre. Y prefiero callármelo por ahora.

Con Carolina Pérez te diré que no hablo desde hace un montón de años. Y, por tanto, he perdido la costumbre de nombrarla. Me sigue mereciendo respeto la sobriedad de Celinia de Miguel. Bueno... qué más. Pues se te olvida nada más y nada menos que Yolanda Bel, me recuerda mi amiga y lectora.

Con Yolanda charlé días atrás en un restaurante en el que coincidimos. Y la vi radiante. No diré que respirara felicidad por los cuatro costados. Pues sólo una tonta presumiría de esa cualidad. ¿Le dijiste algo? Sí. Que su aspecto andrógino le confiere un encanto inquietante. ¿Y? Observé que el rubor le invadía la cara.
 

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