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ACTUALIDAD - MIÉRCOLES, 24 DE JUNIO DE 2009


mercedes gallizo. f. raso.

 Secretaria general de Instituciones Penitenciarias
 

Mercedes Gallizo: «La nueva prisión está adaptada a las necesidades presentes y futuras»

El centro de Ceuta responderá, según la responsable de Instituciones Penitenciarias, a sus requerimientos como prisión que tiene mucho movimiento de presos a los que constantemente hay que trasladar

CEUTA
Tamara Crespo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La responsable del sistema penitenciario español se desplaza hoy a Ceuta para presentar el proyecto de la nueva cárcel, que en esta entrevista con El Pueblo califica de “ajustado a las necesidades actuales y futuras de la ciudad”. Gallizo, quien conoció Ceuta en julio de 2004, casi recién llegada al cargo, cree que el centro diseñado para la ciudad, que por sus dimensiones no responde a la tipología que se está implantando en la mayoría de las prisiones de nueva construcción, tendrá la ventaja de contar con todos los medios necesarios para el desarrollo de la política penitenciaria actual, en que los presidios se diseñan como “pequeños pueblos” donde los reclusos pueden realizar actividades tendentes a su reinserción.

Pregunta.- ¿Cómo justifica el modelo y las dimensiones escogidas para el nuevo centro penitenciario de Ceuta? ¿A qué se debe el hecho de que prácticamente duplique la capacidad del actual?

Respuesta.-Habría que decir dos cosas, una que nosotros tratamos de hacer centros adaptados al lugar en el que se van a ubicar, y de hecho en Ceuta no hacemos el centro tipo, el que estamos haciendo en otros sitios, que es el centro grande y el que hacemos prácticamente en todos los lugares, salvo en algunas islas y en algunas realidades singulares como lo es la ciudad de Ceuta. Lo que hemos hecho es un centro de tamaño medio que responde a las necesidades presentes y futuras que pudieran plantearse en la ciudad. Esto nos permite por otra parte que sea un centro que esté bien dotado de todos los servicios necesarios; un centro muy pequeñito no podría tener una dotación de servicios tan adecuada. Pero también están los propios datos del movimiento que hay en el actual centro penitenciario, que es muy pequeño, tiene muy poca capacidad, pero del que constantemente tenemos que trasladar personas a la península.

P.- Hay muchos internos de paso.

R.- Sí, hay cientos de traslados todos los años de personal de Ceuta a cumplir a la península y personas que tienen que volver constantemente; hay que hacer idas y venidas de gente que tiene sus causas pendientes en Ceuta y a los que hay que trasladar cuando les sale el juicio o cuando tienen que hacer cualquier gestión judicial.

P.- De hecho es en principio un centro de preventivos.

R.- Bueno, es un centro de preventivos y de penados, de ambas cosas, pero ahora, cuando esté hecho, el nuevo va a tener capacidad para albergar a todas las personas que, digamos, tienen causas en la ciudad, que son muy numerosas.

P.- ¿Cuándo cree que lo veremos?

R.- (Ríe)... Yo creo que en un par de años, espero que se empiece pronto la obra y que podamos tenerlo finalizado..., en cuanto la obra empieza son dos años de construcción.

P.- El Consejo de Ministros aprobó hace unos días la necesidad de ocupación urgente de los terrenos, de modo que el comienzo parece encarrilado, ¿no?

R.- Cuanto antes empiece la obra antes terminará, es una perogrullada, pero bueno..., el hecho es que el concurso de construcción sale con este plazo de 24 meses.

P.- Los centros que construyen responden al tipo “modular”, ¿podría definir en qué consiste?

R.- Es un modelo que ya se diseñó en España a principios de los años 90 y que viene a reflejar varias cosas al mismo tiempo, por una parte son centros que tienen un sistema de seguridad muy importante, muchas medidas para evitar fugas o cualquier tipo de incidentes interiores. Pero también responden a un modelo que tiene en cuenta el factor tratamental y convivencial, de hecho los centros penitenciarios son como pequeñas ciudades, que reflejan casi la vida de lo que podría ser un municipio, en el que hay escuela, un servicio sanitario, polideportivo, espacios culturales, salón de actos, talleres productivos y ocupacionales... Es un modelo que trata de reflejar lo que creemos que tiene que ser el día a día del trabajo del centro.

P.- Su fin es facilitar el desarrollo de los programas de reinserción.

R.- Claro, porque esa tiene que ser la función básica de la institución y está claro que si no tienes una infraestructura acondicionada es mucho más complicado. Es el caso de prisiones antiguas y pequeñas como la actual de Ceuta, que por muchas reformas que quieras hacer nunca van a responder a ese modelo.

P.- En el ámbito más general y tras cinco años en el cargo (primero como directora general y en la segunda legislatura, como secretaria general), ¿cómo resumiría su trabajo al frente de la institución?

R.- Cinco años es bastante tiempo, pero para hacer una transformación de la institución en la medida en que a mi me gustaría que se transformase pues ..., los cambios es verdad que no puede ser demasiado rápidos ni hacerse con la velocidad que deberían hacerse. A pesar de esto tengo que decir que hemos realizado un trabajo intenso en muchas direcciones, por una parte, abordar el problema de las infraestructuras penitenciarias, que hace falta ampliar dado el incremento de la población reclusa. Nos hemos centrado de una manera muy intensa en construir nuevos centros penitenciarios y también de inserción. La previsión es que en el año 2012 podamos concluir la parte del plan iniciada en 2005. Por otro lado hemos hecho un gran esfuerzo para poner en el primer plano lo que tiene que ser el tratamiento penitenciario, la política que conduzca a la reinserción de las personas que están privadas de libertad. Este ha sido el objetivo prioritario, mío y de toda la institución, primero porque es un mandato que emana de la propia Constitución, que hagamos de nuestro sistema un sistema reeducador y rehabilitador y luego porque es un compromiso y convicción de la inmensa mayoría de los que trabajan en Instituciones Penitenciarias.

P.- Al crearse tantos centros nuevos hay que aumentar también los recursos...

R.- Claro, hay que hacer un esfuerzo en medios materiales y humanos y la verdad es que el Gobierno de España y todos los españoles han dedicado una parte importante del presupuesto nacional a la construcción de estas nuevas infraestructuras; el plan que estamos desarrollando es el más importante que hemos hecho nunca. En los últimos años ha habido ofertas de empleo importantes e incluso en este año 2009, en el que estamos atravesando por una situación económica complicada, de los puestos que van a salir en toda la oferta de la Administración General del Estado prácticamente la mitad es de Instituciones Penitenciarias.

P.- De acuerdo con las últimas estadísticas, la población reclusa en España ha pasado de los 33.000 presos del año 90 a casi 75.000 en la actualidad. Con los proyectos de nuevos centros ya realizados y los que están en marcha, ¿qué nivel de masificación hay en las cárceles?

R.- Como dice la población reclusa ha crecido extraordinariamente y sin que en España se haya producido un incremento de la delincuencia; siempre señalo esto porque me parece que es significativo, España está muy por debajo de la media de los países de su entorno en los niveles de delincuencia, más de 20 puntos por debajo, y sin embargo somos proporcionalmente el que más gente tiene en prisión. Eso quiere decir que nuestro sistema penal, frente a lo que a veces se piensa o se dice, es muy riguroso y muy duro en cuanto al cumplimiento de las penas. Eso es lo que hace que se incremente la población reclusa porque se ha alargado el tiempo de cumplimiento y ha habido además nuevas leyes que llevan a más gente a la cárcel. Eso hace que tengamos un nivel de ocupación alto, pero también hay que decir que ya una parte muy importante de nuestro sistema penitenciario son centros nuevos que están habilitados para acoger a un número importante de personas, porque todas las celdas están preparadas para que haya dos personas sin menoscabo de su dignidad personal ni de los servicios que se prestan.

P.- Por territorios, ¿cuáles se pueden considerar los peor dotados? ¿qué lugar ocupa Ceuta?

R.- El mapa de las infraestructuras penitenciarias es complejo de explicar, porque responde a diferentes momentos, a épocas en las que había un cierto rechazo a la construcción de prisiones en algunos sitios y se optó por la vía más fácil de hacerlas donde no se necesitaban o donde veían más claramente las ventajas en creación de empleo y en riqueza para la comunidad. Por ejemplo en Castilla y León tenemos varios centros grandes cuando la población reclusa de allí es muy pequeña. En esos centros hay, obviamente, en estos momentos un número muy alto de extranjeros, de personas que no tienen arraigo en nuestro país y que se ubican en los sitios donde hay más plazas disponibles. El mapa de las infraestructuras penitenciarias ha sido muy desigual, nosotros hemos querido corregir eso y de ahí decisiones como la de hacer un centro penitenciario en Ceuta, hay que hacerlos allí donde se necesitan y donde tienen un valor importante para el cumplimiento de un pena en buenas condiciones en el lugar donde se cometen los delitos.

P.- En relación con la distribución de los presos extranjeros, que acaba de comentar, un factor que incide especialmente en Ceuta, con internos de religión diferente a la mayoritaria en España, ¿cómo se atiende esa diversidad?

R.- En el sistema debemos de tender, porque es un mandato legal y porque además la justicia y la razón lo dicen así, a que cada uno cumpla lo más cerca posible de su domicilio, siempre que no medien razones de seguridad, alejamiento o similares. Pero como decía tenemos distintas zonas en las que hay más penados y preventivos que plazas y otras en las que hay menos, por eso tratamos de que la población extranjera, sin arraigo, vaya a estas zonas con menos penados autóctonos. Eso es también muy complicado, porque a veces su causas dependen de otros sitios y hay que hacer constantes traslados...; es algo muy complejo. El sistema garantiza los derechos de todas las personas y por su puesto, la asistencia religiosa es un derecho y tenemos que velar porque cada uno pueda ejercer la religión que profese de una manera normalizada. Es verdad que tener una población extranjera alta, sobre todo de aquellos que desconocen el idioma plantea algunos problemas, pero también lo es que esta institución cuenta con unos profesionales de primera línea que tienen una gran experiencia en hacer frente a esta situación. Hacemos muchísimos programas de español para extranjeros que facilitan mucho la comunicación y yo creo que las prisiones son de verdad un ejemplo de convivencia entre diferentes culturas, etnias, religiones, en las que todo se acepta con normalidad y con respeto a los derechos de todos y por su puesto a los principios democráticos del Estado de Derecho.

P.- Hay estudios que revelan una retroalimentación de las prisiones en el sentido de que una buena parte de los presos regresan una vez que han salido en libertad. ¿En qué nivel de reincidencia se está en las prisiones españolas?

R.- Nosotros estamos haciendo un estudio, no tengo todavía las conclusiones, pero sabemos que es alta, quizá no me equivocaría si dijese que el 50 por ciento de la población reclusa sería de primarios, es decir, personas que han cometido un único delito y otro 50 por ciento, corresponde a aquellos que han cometido diferentes delitos en distintos momentos. La reincidencia tiene mucho que ver con las políticas de reinserción, pero con las que se hacen en la sociedad porque, claro, cuando una persona ha salido de prisión ha podido seguir un proceso de intentar dejar la droga, de sacarse estudios, de tener una formación profesional, pero si cuando recobra la libertad no tiene un trabajo ni un lugar donde vivir y tiene que volver a la marginalidad de la que salió estamos echando por la borda el esfuerzo de muchísimas personas y del propio interno. Yo creo que hay que hacer una reflexión general de la sociedad sobre lo importante que es ofrecer oportunidades a las personas que intentan cambiar su vida y hacer itinerarios de inserción que empiezan en la prisión pero tienen que continuar cuando están en libertad.
 


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