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OPINIÓN - JUEVES, 25 DE JUNIO DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Podría haber sido otra entrevista
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Al presidente Vivas, cuando le hice la entrevista que fue publicada en ‘Ceuta Siglo XXI’, este mes, le pregunté, entre otras muchas cosas, que si estar muchos años en la presidencia ayuda a caer en la tentación de comportarse de manera dictatorial.

Y me dijo que los comportamientos dictatoriales y prepotentes sólo conducen a perder el favor de la gente. Reduciéndose además el crédito obtenido y despilfarrando la buena consideración que se hubiera alcanzado. Luego recordó que vivimos en un Estado de Derecho y, por supuesto, alegó que el alcalde, afortunadamente, no es ningún virrey. O sea, que dejó muy claro que él estaba vacunado contra ese peligro.

A continuación, dada su respuesta, se me pasó por alto hacerle la pregunta que venía a cuento: ¿Cree usted, presidente, que los ochos años que lleva en el cargo no le han hecho absorber tanta hostilidad como para estar más dispuesto a evitarse sufrimientos antes que dedicarse a decidir correctamente? Pero reconozco que en ese momento me faltó capacidad de reacción. Acepto que estuve falto de reflejos. Aunque, bien pensado, debo imaginar que, de haberle hecho esa pregunta al presidente, la contestación habría sido más o menos la que sigue:

-Mire usted, durante estos años que llevo ejerciendo el cargo, mis discrepantes han sido muy pocos. Y además están localizados. Por lo tanto, le puedo asegurar que los hostiles ni me quitan el sueño ni mucho menos me hacen pensar mal a la hora de tomar decisiones que redunden en beneficio de los ciudadanos. Y lo digo de verdad. Con la humildad que siempre he tratado de conducirme en esta vida.

Podemos decir, pues, que usted no se distrae lo más mínimo tratando de averiguar qué se dice a sus espaldas.

-Sí. Porque hacerlo sería caer en la tentación de formar parte del corro donde se cuecen los dimes y diretes. Lo cual, sabe usted, que nunca me ha gustado. Y menos ahora donde estoy dedicado en cuerpo y alma a mis muchas obligaciones como alcalde.

De todos modos, tengo entendido que, últimamente, acepta mucho menos las críticas desfavorables.

-Esa es una apreciación que yo respeto pero que no comparto. Porque, siendo lector de su columna, he tenido tiempo de aprender que “Uno está tan expuesto a la crítica como a la gripe”.

Aun así, no me negará que hay días en los que tuerce el gesto por estar en desacuerdo con mis comentarios.

-Es que usted, De la Torre, es muy punzante en ocasiones. Y además se le entiende todo. Lo cual no quiere decir que su forma de decir las cosas consiga irritarme sobremanera. Y si alguien le ha dicho lo contrario, ello no se ajusta a la realidad.

Bien. Pero tampoco hace falta ser ninguna lumbrera para darse cuenta de que usted, presidente, mira todo lo escrito con lupa y a veces ve fantasmas donde nos lo hay. Lo que no deja de ser una prueba evidente de desconfianza.

-Espero que lo que voy a decirle no se malinterprete. En mi posición, debo estar siempre alerta. Porque una cosa es que no me gusten las camarillas y otra que haya decidido chuparme el dedo.

Presidente, usted gana elecciones mayoritariamente. Y debería sentirse muy afortunado por cómo le estiman los ceutíes. Así que no se haga... barullos mentales. Podría haber sido otra entrevista.
 

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