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OPINIÓN - VIERNES, 26 DE JUNIO DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Grupo vulgar de presión
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Los sindicatos gozan de poco prestigio. Es una realidad que han de asumir incluso los sindicalistas que aún carecen de intenciones aviesas. Son, que diría un cursi, los limpios de corazón. Mirlos blancos. Cada vez más escasos porque terminan aburriéndose o pasándose al grupo de presión, compuesto por elementos cuya misión principal es chantajear al Gobierno de turno para que ceda a sus pretensiones a cambio de prestarle apoyo político o evitarle problemas.

Como comprenderán ustedes, estoy refiriéndome a los sindicalistas que parten el bacalao en los sindicatos de clase. No a los militantes, que son bien pocos. Por lo que las centrales sindicales dependen de la generosidad económica de un gobierno, para que los sueldos de los liberados se puedan obtener con las propinas del Tesoro Público.

De todos es sabido que en Ceuta hay un sindicato, concretamente CCOO, que está manejado por la voluntad de un emisario imperial de ciertos empresarios locales. Con el único fin de amedrentar al gobierno de la ciudad. Lo hace y además usando un medio escrito que él tacha de seguir practicando con brillantez la práctica periodística del franquismo. Me estoy refiriendo a Juan Luis Aróstegui.

Lo cual me induce a pensar que más que mosca cojonera -que así, graciosamente, fue calificado por los artistas de ese medio-Aróstegui es el brazo armado que presta sus servicios en esa casa para meterle el miedo en el cuerpo al presidente de la Ciudad.

De lo contrario, le sería imposible cumplir su doble misión. De un lado, procurar por todos los medios tener siempre a Vivas con el ay en la boca, más bien acollonado; de otro, escribir con absoluto desprecio del medio donde le permiten darle vida a los chivatazos que recibe de ciertos técnicos que pululan por los pasillos del Ayuntamiento.

Aróstegui ha conseguido que el sindicato de CCOO se haya convertido en un vulgar grupo de presión. Un grupo de presión manejado por él para presionar y obtener decisiones políticas favorables a su causa y a la de los empresarios que le piden que actúe de esa manera.

Y como esa actitud le ha permitido paliar en gran medida sus fracasos como líder del PSPC, amén de otras alegrías macarenas, hace ya mucho tiempo que se olvidó de que los trabajadores forman sindicatos para tener una voz y para mejorar sus salarios y condiciones laborales, y no para que él tenga la oportunidad de alcanzar sus fantasías políticas.

Días atrás, recordaba yo la mucha experiencia que tiene Aróstegui en la construcción de viviendas sociales. Ya que hubo un tiempo en el cual trabajó codo a codo con el concejal encargado de esa parcela. Y más experiencia aún cuando se trataba de hacer entrega de las viviendas a la gente más necesitada. Y hasta di una pista: cómo las partes interesadas en el asunto se reunían, a veces, tal vez por falta de local adecuado al efecto, en una cafetería situada en la Plaza de África, para rematar la faena.

No obstante, la culpa de que Aróstegui hable y escriba como lo hace, sin medirse, la tiene quien la tiene. Quien pudiendo ajustarle las cuentas sigue empecinado en pedirle calma entre bastidores y complaciéndole adecuadamente. Así que viva la Pepa...
 

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