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OPINIÓN - SÁBADO, 27 DE JUNIO DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Vivas y Mohamed Alí
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El poder desgasta, pero desgasta sobre todo al que no lo tiene. La cita, huérfana de autor, sale a relucir en cualquier conversación sobre política. Vamos, que se menciona muchísimo. Y ha terminado por convertirse en muletilla. Aunque sería injusto tacharla de estar vacía de contenido.

A lo mejor es que uno, interesadamente, está tratando de echarle un cable a frase tan desgastada por usada, para aprovecharse de ella a renglón seguido. Es decir, con el fin de que me sirva para comparar el momento político que están viviendo Juan Vivas y Mohamed Alí. Uno como alcalde, y otro liderando la oposición.

El primero, después de más de ocho años rigiendo los destinos de esta ciudad, apenas se ha desgastado. Por más que existan minorías que dicen haber calado ya la parte más superficial del Vivas gobernante. Cuyos componentes suelen fruncir el ceño, de vez en cuando, ante posturas del alcalde que consideran exuberantes. Nada importante. Y mucho menos capaces de influir negativamente en las urnas.

El segundo, sin embargo, ha sido incapaz de mantener el interés que despertó su sorpresiva y exitosa irrupción en la vida pública. Llegó arrasando. Y consiguió despertar interés general. Incluso políticos destacados del PP opinaron de él elogiosamente. En puridad, parecía que Alí se había fijado metas más altas. Pero, desgraciadamente, se ha ido diluyendo como un azucarillo.

Juan Vivas, si decide presentarse a las próximas elecciones, logrará, sin duda, otra resonante victoria. Ya que su poder de encantamiento sigue casi intacto. Pues ha logrado mantener ese tirón especial que tiene en la calle. De modo que los ciudadanos lo siguen viendo como político moderado, tenaz, cercano, y nunca dado a promover disturbios o conflictos.

Es cierto que la decadencia de Alí se ha ido fraguando a medida que le era imposible hacerse con una parcela de poder dentro del Ayuntamiento. Una parcela de poder que le hubiera facilitado la posibilidad de haberse ido haciendo con una clientela como sustento de su partido. Mas pecó de novato. Y esa falta de experiencia es la que lo ha tenido hasta ahora desnortado. Yendo de un lado a otro. Dando palos de ciego. Y, durante ese trayecto, se ha ido quemando. Podría decirse, perfectamente, que sus bandazos políticos han sido tan continuos como innecesarios. Y sus decisiones, tan volubles como desacertadas, le han hecho mucho daño. La última, es decir, la juntera con el PSPC, lo ha puesto al borde de la quiebra.

Sería injusto olvidar, ateniéndome a la frase con que abro la columna, acerca de que el poder desgasta, pero desgasta sobre todo al que no lo tiene, que Vivas cuenta con enormes ventajas. En todos los aspectos. Pero hay una que no es menor: el buen trabajo, el enorme trabajo que le hace Pedro Gordillo en el partido. Y sobre todo la tranquilidad que le proporciona a un gobierno saber que cuenta con un clientelismo fiel y amplio.

Resumiendo: Vivas seguirá ganando elecciones. Por todo lo reseñado. Amén de que no se divisa a políticos con cualidades suficientes para sentarse pronto en el sillón de la alcaldía. Unos, porque no dan la talla; otros, porque dejaron mucho que desear cuando desempeñaron cargos en el ‘City Hall’. Y en el caso de Alí, porque se ha hecho el harakiri político.
 

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