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OPINIÓN - DOMINGO, 28 DE JUNIO DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Los hechos se repiten
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El viernes pasado, en una tertulia improvisada, salió a relucir una temporada en que la Agrupación Deportiva Ceuta estuvo a punto de caramelo para ascender a la Segunda División A. Ya que el equipo consiguió permanecer casi tres tercios del Campeonato encabezando la clasificación. Aunque en el tramo final fue superado por el Alcira.

De aquella temporada, apenas se habla. Y es que han transcurrido veintitantos años. Los que han propiciado que muchos aficionados veteranos no estén ya entre nosotros y los más jóvenes ni habían nacido o bien eran unos niños. De ahí que el silencio sobre lo ocurrido entonces sea la nota predominante.

Lo ocurrido, contado así por encima, fue que hasta finales de julio, de unos avanzados años ochenta, la Agrupación Deportiva Ceuta estaba sin pulso. Pasaba por un momento crítico. Y la gente se había hecho a la idea de que peligraba la participación del equipo en la Segunda División B. Y un día, tras una reunión entre concejales, éstos tomaron la decisión de poner los medios necesarios para hacer una plantilla deprisa y corriendo.

Y los concejales decidieron que yo participara decisivamente en los fichajes. Acepté el envite porque todavía tenía conocimientos suficientes de cómo estaba el mercado, de los jugadores que lo integraban, y de cuanto acontecía en la categoría. En sus cuatro grupos.

Así que durante dos semanas estuve encerrado, a cal y canto, en las oficinas de la sede que estaba situada en la costanilla, rotulada como Rampa de Abasto. La suerte, sin duda, se alió con nosotros. Porque, por medio del teléfono, conseguimos formar un conjunto que a punto estuvo, como digo, de dar la campanada. Cuando sólo se trataba en principio, por la premura que nos asediaba, de hacer un equipo apañadito para salir del paso.

Cierto es que la suerte necesita ayuda. Y se la prestamos usando un método muy práctico a la hora de componer la plantilla. Y que no viene al caso detallar aquí, porque careceríamos de espacio. Aunque conviene destacar lo siguiente: lo primero que dejamos claro a los corredores de jugadores, aún se denominaban así a los representantes de éstos, que nuestro trabajo no exigía recompensas económicas. Ni regalos bajo cuerda.

La cosa funcionó a las mil maravillas. El gran error fue la contratación del entrenador. Fue el capricho de un político, dada su amistad con el entrenador que se contrató: Enrique Alés. El cual cometió errores de bulto. Errores impropios en un profesional que estaba curtido en mil batallas. Pero que había perdido la ilusión. Entre otras cosas, porque le disgustaba vivir en Ceuta. Otro que se aburría en esta ciudad. Y le faltaba tiempo cada semana para irse a la Península y regresar el miércoles por la mañana con tanta precipitación como escasas ganas de ponerse el mono de trabajo.

Recuerdo, cómo no, la de veces que denuncié el hecho en los momentos de euforia. Cuando los resultados eran favorables. Pero el político de turno pensaba que mis advertencias no tenían sentido. Y así perdimos un ascenso que estaba cantado. Saco a la palestra esta historia, tan añeja, porque la Ciudad debería estar más atenta a la actualidad de la Asociación Deportiva Ceuta. En cuestiones de comisiones y en comprobar si el entrenador se sigue aburriendo en una ciudad donde le tratan a cuerpo de rey.
 

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