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OPINIÓN - VIERNES, 3 DE JULIO DE 2009

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Dos días en Madrid
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

Noche del lunes, asiento de preferente del tren Estrella en malas condiciones, no para de traquetear más que el propio tren. Mucho me pesa haber escogido este medio de transporte que me conduce a los madriles, pero no había plazas en los trenes AVE.

Estoy escribiendo a la vez que viajando. No es una experiencia nueva, desde luego, pero sí lo es que lo haga en un vetusto convoy que a estas alturas del siglo XXI debería reposar en una sala del museo ferroviario. ¿Qué le vamos a hacer?, espero que la vuelta sea en otro medio porque de principio ya me siento incómodo. En el asiento de delante se acomoda un señor que se mueve más que un gato escaldado y en el asiento de atrás del mío se sienta una señorita robusta, joven, de no más de 20 años, que no para de dar patadas al respaldo del mío.

Estoy en la parte de la derecha, según la marcha del tren, donde corre una sola columna de asientos, la mayoría deteriorados en su sistema de inclinación. A la izquierda corren asientos en dos columnas, ocupados en su mayoría por gente venida del otro lado del océano Atlántico y algunos europeos de los de alpargata y mochila, que no han tenido más remedio que desembolsar más euros de su cuenta presupuestaria porque no hay plazas en turista.

De momento paso las horas de traqueteo en traqueteo con intentos de acertar el teclado a la primera. No vean como se mueven estos asientos que otrora eran el orgullo de la flota renfeniana.

Este tren que me lleva a Madrid es nocturno, sale de Barcelona a las 22:20 y llega a Chamartín a las 07:21 del día siguiente, según reza el billete que he adquirido a través de la ventana de las tres w, léase Internet.

Al menos en eso de la expedición de billetes están adelantados los de RENFE. Con simples clic’s al teclado del PC ya tenemos los billetes en nuestro bolsillo. Sin necesidad de desplazamientos engorrosos ni colas de espera. Sólo hay que tener conocimientos rudimentarios de navegación internetiana.

Bueno, simplemente que el Estrella parece un suplicio de Tántalo para las narices. Lo digo porque algunos pasajeros no tienen recato a la hora de descalzarse y colocar sus “olorosos” pies por encima de los asientos con lo que el tufo del vagón huele a quesería resentida.

Dormir, lo que se dice dormir es imposible. Entre traqueteo y olores pasa la noche más lenta de los últimos tiempos en referencia a viajes.

Un gozo las paradas del tren en Tarragona, Zaragoza y Guadalajara. Me dan tiempo para respirar el aire puro nocturno y pegar caladas al cigarrillo con lo que el aire puro se carga de nicotina. Pienso seriamente dejar de fumar, veremos. Ya va el cuadragésimo intento.

En Madrid me esperan en el Ministerio del Interior, será cuestión de afinarse el parafraseo diplomático. Acudo a que me den la aprobación a una Sociedad de la Información que acabo de crear. Espero que no pongan pegas.

Mañana nos vemos en esta ventana y para entonces ya tendré una experiencia más que narrar a mis nietos.
 

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