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OPINIÓN - SÁBADO, 4 DE JULIO DE 2009

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Lo gordo del pedido
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

Ministerio del Interior, Madrid.

Todo son sonrisas y facilidades de contacto.

Sólo acudo para inscribir una organización en el registro del mencionado Ministerio y la amabilidad de extiende, además de los funcionarios que me atienden, a las fuerzas de seguridad que rodean el edificio.

Como la capital del Reino parece un horno donde las hogazas se van asando lentamente, decido cortar por lo fresco y acudo a la oficina de los ferrocarriles para cambiar el billete de regreso a mi casa… ¡¡mi casa!! como decía el conocido ET de Spielberg.

Tengo suerte y consigo cambiar por uno del AVE, sólo que en preferente lo que me lleva un buen pico.

Cobijado bajo el frescor del privilegiado Club de los viajeros ferroviarios de lujo, espero las dos horas que quedan para la salida del tren.

En esa espera ojeo la prensa y descubro que nuestro vicepresidente ceutí, además de presidente local pepero, quiere hacer de su capa un sayo y sacarse de la manga unas exigencias que, por su naturaleza, resultan estentóreas.

¿Cómo se atreve a exigir a nuestro Gobierno lo que exige? ¿Cómo quiere forzar a que cumpla los seis puntos que su partido, el PP, contemplaba en su programa electoral europeo?

Que yo sepa, las elecciones eran para Europa, no para España y ahí creemos que se le sube el moro a la coronilla.

¡Qué impaciencia! ¡Qué prepotencia! ¿Por qué no espera a que su partido gane las elecciones generales del país? Así podrá poner en práctica esos seis puntos de propaganda.

Lo que resulta incongruente salta a la vista. Los seis puntos no son socialistas ¿verdad?, entonces cómo quiere que el Gobierno los lleve a cabo. Si después dirán que se los han robado.

Bueno, empiezo a calentarme como en mis tiempos de futbolista. Llevado al teclado, desde luego.

Refugiarme en mi despacho, con el aire frío circulando libremente impulsado por las palas del aparato refrigerador me llena de gozo. Salir del AVE, tras tres horas de viaje, y correr en llana estampida hacia mi casa no lo cuento. Simplemente porque me quedé dormido.

Mientras, se siguen inventando Días Mundiales de las cosas. Por ahora van a celebrar el Día Mundial del Lavado de Manos… será por los que se lavan las manos ante los problemas que se presentan en la sociedad.

Cuando iba y regresaba, a pie hacia y desde la estación del tren, pude observar a muchos desocupados y ello me induce a tratar de proponer el Día Mundial de los Vagos.

Son un colectivo cada día más numeroso que deberían llevar el apodo de “trabajadores tóxicos” porque con esa actitud negativa son capaces de contaminar y destrozar el clima laboral con sus bajas laborales injustificadas, con sus salidas entre horas para atender asuntos personales… solo tienen una fijación: vivir del paro. Lo malo de todo eso es que muchos tienen trazas latinoamericanas con pizcas de asiáticos diseminados en intentos de pasar desapercibidos.

Los indígenas catalogados dentro del colectivo que menciono en el párrafo anterior son demasiado conocidos por todos. Sabiendo quiénes son ya tenemos la previsión delante ¿No?

Como le prometí a mi hijo pequeño que al regreso lo llevaría a la piscina, me veo en la tesitura de terminar este artículo ante la tenaz insistencia del chico. Aunque la verdad es que yo también estoy deseando entrar en contacto con las frescas aguas del recinto cubicular y permanecer sumergido el tiempo que sea necesario para rebajar estos calores que me queman la coronilla, de donde van desapareciendo, sin prisas y sin pausas, los pelos que tenían la obligación de protegerla.

Hasta mañana, si no surge un imprevisto a los que ya me estoy acostumbrando.
 

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