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cultura - DOMINGO, 5 DE JULIO DE 2009


FERRÁN SALES. CEDIDA.

AUTOR DE ‘MOHAMED VI. EL PRÍNCIPE QUE NO QUERÍA SER REY’
 

Ferran Sales: «Marruecos es un
país adulto que tiene todos los elementos para ser democrático»

El reportero asegura que el país vecino completará su democratización, pero no cuando el actual monarca, del que asegura
no tiene cualidades para el gobierno, lo decida, sino por la voluntad del pueblo
 

CEUTA
Tamara Crespo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Pregunta.- Sostiene en su libro que a día de hoy, Mohamed VI es un rey ausente, eso después de haber iniciado su reinado con medidas revolucionarias como la reforma del código de familia o la creación de la Instancia de la Equidad y Reconciliación. ¿A qué atribuye el cambio?

Respuesta.- Creo que por una parte está el mazjén, que ha podido frenar los pies a Mohamed VI y, por otra parte, el hecho de que la dinámica que impulsó durante sus primeros años de reinado no ha sido apoyada por los partidos políticos. Los cuadros de los partidos están desgastados después de todos los años de Gobierno de Hassan II y no se renovaron en su momento, no han sido renovados aún. El rey hizo lo que podía hacer, que era poner en marcha las iniciativas, pero después quienes tenían que haber continuado las reformas eran los partidos.

P.- También atribuye usted la actitud del rey a la difícil relación que, según cuenta, tuvo con su padre, que no le preparó para el Gobierno.


R.- Creo que el carácter de Mohamed VI está marcado por esta relación tan difícil con su padre, de la misma manera que la política de Marruecos aún está marcada por el gobierno tiránico de Hassan II. Es muy curioso esto porque los ciudadanos de Marruecos tienen muchas veces la sensación de que Hassan II no se ha muerto y continúa gobernando.

P.- ¿Podría ser Mohamed VI un buen Jefe de Estado?

R.- No tiene ninguna cualidad, no es un hombre que tenga la pasión de gobierno, tanto su abuelo Mohamed V como su padre, aparte de otras apreciaciones, fueron dos animales políticos. Hassan II fue mezquino con su pueblo, al que nunca otorgó la mayoría de edad política y negó el derecho a gobernarse a sí mismo, y lo fue con su hijo, al cual no le transmitió lo que sabía, todo lo que hubiera permitido hacer de él un gobernante. Hay centenares de anécdotas de cómo le trataba, de manera obsolutamente despreciativa y de que no le dio ninguna capacidad de decisión, cosa que Mohamed V no hizo con su hijo, pues antes de su muerte le nombró ya jefe del ejército.

P.- ¿Se ha perdido la oportunidad de que jugara el relevante papel que estaría llamado a desempeñar en la escena internacional?

R.- Sí, sí, porque Hassan II perdió grandes oportunidades, en los últimos años perdió mucho el tiempo en el proceso de democratización, y hubiera podido hacer de su hijo un hombre de Estado con una cierta presencia internacional y con prestigio.

P.- ¿Podría decirse que en estos momentos el proceso de democratización de Marruecos está empantanado?

R.- Creo que en la historia moderna de Marruecos hay tres procesos, el primero, que lleva a cabo Mohamed V, el de modernización, cuando el país se pone en la órbita del siglo XX; un ejemplo de ello fue el discurso de su hija en Tánger, que pronuncia antes de ir al exilio, vestida a la europea. Él encarriló el país, y este proceso lo continúa Hassan II, pero modernización no quiere decir liberalización ni democracia. Lo que está haciendo Mohamed VI es liberalizar el país, pero le falta la tercera etapa, por diversas razones, como decía antes, no ha entrado en la democratización.

P.- ¿Cree que Marruecos podrá culminar ese proceso?


R.- Es lógico, esa es la gran esperanza, yo creo que Marruecos es un país adulto, tiene todos los elementos para poder ser un país democrático, pero en todo caso lo será no porque el rey lo decida, sino porque el pueblo marroquí tiene la voluntad de serlo y llegará un día en que esto lo expresará y que ocupará el espacio que el rey está dejando vacante.

P.- ¿Y respecto a la posibilidad de que logre un estatuto avanzado de relación con la Unión Europea?

R.- Las relaciones con la UE son privilegiadas, tiene un trato preferencial con Europa, pero esto no supone que mejoren los valores democráticos, son procesos que no tienen nada que ver, por desgracia, porque la Unión Europea podía exigir a Marruecos unos mínimos democráticos, de respeto a los derechos humanos. Esta es una gran responsabilidad de los países occidentales no sólo con respecto a Marruecos, sino a otros países del Mediterráneo.

P.- ¿Cuál cree que debería ser el papel de España en esta exigencia, debería liderarla?

R.- No creo que liderar, pero sí que algo debería decir respecto a la democratización y a los derechos humanos.

P.- ¿Cómo podría aprovechar España su semestre de presidencia de la UE, durante la cual planea prestar una atención especial a Marruecos?


R.- La verdad es que es muy difícil hacer una receta política, y yo en definitiva soy periodista. Creo que el Gobierno tiene suficiente bagaje para hacerlo. El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, conoce perfectamente el mundo árabe y Marruecos.

P.- ¿Considera que España ha perdido frente a Francia la batalla de la influencia en el Magreb?

R.- Creo que nunca logrará superar España la influencia de Francia en el Magreb, tanto en Marruecos como en Argelia y Túnez, lo que pasa es que en España hay un proceso de acercamiento a Marruecos que es muy interesante, y es desde Cataluña. Desde la época del gobierno de Jordi Pujol, y a lo largo de un proceso que ha durado más de 20 años, Cataluña se ha convertido en un interlocutor privilegiado de Marruecos, hasta el punto de que el único diputado de origen marroquí en España es Mohamed Chaib, un tangerino nacionalizado español que es diputado del Partido Socialista. Esto es la culminación de todo un proceso de diálogo. Felipe González recurrió ene el año 92 a Pujol para mediar en un conflicto relacionado con un tratado agrícola firmado con Marruecos y que provocó la protesta de los empresarios españoles. Cataluña se ha convertido en la avanzadilla del diálogo con Marruecos, hay muchas empresas catalanas en Marruecos y empresarios marroquíes que se han instalado en Cataluña.

P.- ¿Y a qué responde esta política de Cataluña?

R.- Todo esto no es gratuito, responde a una lógica hipotéticamente electoral. En Cataluña vive más de una tercera parte de los inmigrantes magrebíes que residen en España. Si se sumaran todos los votos de la primera y segunda generación más o menos podría haber 400.000 votos magrebíes que si votaran conjuntamente y si se les diera el derecho al voto, significarían la tercera fuerza política de Cataluña por detrás del PSC y de Convergencia. Esto quiere decir que España, y Cataluña, está obligada a entenderse con esta realidad.

P.- En relación con Ceuta y Melilla tiene anotado en su currículo, de su época de corresponsal en el Magreb, la cobertura de la “tensión” en ambas ciudades, ¿a qué se refiere exactamente?


R.- Yo estuve en diversas ocasiones en Ceuta y en Melilla. Recuerdo por ejemplo una visita, un encuentro entre un ministro, me parece que Corcuera, con Driss Basri, que por un juego diplomático extraño entró en Ceuta, lo que rompía la dinámica de los gobernantes marroquíes que se niegan a ir a Ceuta. Creo que esto fue un acontecimiento importante.

P.- Respecto al yihadismo sostiene que cogió desprevenido al Gobierno de Marruecos, que el país se sentía seguro por la prevalencia en su territorio del rito maliki, moderado. ¿Cómo calificaría su reacción después de los atentados de Casablanca?


R.- Fue una reacción histérica, como la de la mayoría de países occidentales o como fue en Estados Unidos, no hay mucha diferencia entre la reacción de Mohamed VI y la de EEUU después del 11-S, con la puesta en marcha de la ‘Patriot Act’, un paquete de medidas judiciales y policiales que le da al Gobierno y a la policía estadounidense carta blanca para todo, incluso para pedir a las librerías información sobre quién compra determinados libros.

P.- ¿Qué grado de penetración tiene a día de hoy el integrismo en el país?


R.- Hay un integrismo político, pacífico, que de ninguna manera tiene una tentación armada, como es la organización de Justicia y Caridad, que por ahora no se ha decidido a actuar políticamente, y hay un integrismo moderado, el del partido de Benkirane, Justicia y Desarrollo, que tiene bastante penetración. Es un enigma saber el calado y poder de los grupos integristas radicales armados, pero no creo que sea inquitetante. La verdad es que es un poco difícil saber cuál es realmente su enraizamiento y su poder.

P.- El norte, por ejemplo, Tetuán, se considera una de las zonas “calientes”, ¿comparte esa visión?

R.- Tetuán siempre ha sido un feudo de los integristas, tanto de los armados como de los moderados. El partido de Benkirane o los grupos de Ahmed Yassin, que son pacíficos, tienen mucha potencia y mucha fuerza allí, entre otras razones quizá por las condiciones sociales, porque los índices de pobreza son muy elevados.

P.- Y en Ceuta, ¿cree que ese fenómeno ha podido crecer también?, ¿sería necesaria más colaboración con Marruecos?

R.- No se si ha crecido más en Ceuta, no tengo datos al respecto. Lo que sí es un poco preocupante es la expulsión hace poco de los servicios secretos españoles que actuaban en norte de Marruecos, con lo cual da la sensación de que la colaboración no es toda la que se podría desear.

P.- ¿Cree que Marruecos logrará frenar la extensión de estos grupos terroristas?


R.- En la medida en que Marruecos se democratice y deje al integrismo moderado, político, actuar políticamente, esto desactivará el integrismo armado. En la medida en que no lo haga será un poco más difícil. Pensar que el integrismo radical armado se puede solucionar sólo con medidas policiales creo que se ha mostrado como una utopía.

P.- Usted ha tenido experiencia como corresponsal no sólo en el Magreb, sino también en Oriente Medio, ¿ve alguna posibilidad de solución de ese conflicto?


R.- Creo que tenemos conflicto para rato, mientras no haya una actitud firme por parte de Estados Unidos y doblegue la voluntad de los israelíes creo que no hay nada que hacer.

P.- ¿Y ve esa voluntad en el actual gobierno de EEUU?

R.- Es cierto que se ha endurecido el discurso de Obama, pero simplemente ha sido un discurso, no ha habido grandes decisiones políticas, no ha habido un cambio de actitud real.

P.- ¿Hasta qué punto es este un factor desestabilizador global?


R.- Es uno de los factores de desestabilización del mundo árabe más importante. Si se desactivara el conflicto israelo-palestino evidentemente conllevaría la desactivación de otros conflictos que hay en torno a él.

P.- En relación con las condiciones en las que los corresponsales ejercen la profesión periodística, asunto al que dedica el prefacio del libro, ¿le parece que han ido a mejor o a peor desde que usted comenzó su trabajo como tal (1990)?


R.- Creo que se trabaja exactamente igual a como se trabajaba hace 20 años. Hay un tema que es lo que diferencia el periodismo del norte del Mediterráneo con el del sur, y es que para trabajar en el sur, en todos los países, incluido Israel, necesitas una acreditación que otorga el estamento más duro de la administración, en algunos casos la seguridad militar, en otros el ministerio de interior, los servicios de inteligencia... Esta acreditación se renueva todos los años y en función de si les gusta o no lo que has escrito. Este régimen supone que el periodista evidententemente actúa con autocensura y no sólo eso, sino que además el gobierno puede imponer sus criterios. Mientras los gobiernos del sur del mediterráneo limiten de esta manera la libertad de expresión y conviertan esta libertad y el ejercicio de la profesión en una prebenda dictada por la administración evidentemente las posibilidades de los periodistas para moverse por estas zonas son muy difíciles.

P.- Esto incluye a Marruecos.


R.- Sí, Marruecos, Argelia, Israel, Siria... Aunque es verdad que estos países, de alguna manera, aunque sea limitada y con tutela, admiten la presencia de corresponsales. Si esto se compara con otros en los que no se admite a periodistas occidentales el panorama está lleno de dificultades. Esto ocurre desde en Libia hasta en muchos países del Golfo, donde hay que realizar trámites muy largos y engorrosos, como Siria o Argelia.

P.- Y el estado general de la profesión en España y en general, ¿cómo la ve?

R.- Creo que estamos viviendo la peor crisis en mucho tiempo, quizá sea la peor crisis de la profesión desde que existe el periodismo, pero bueno, tampoco creo que eso signifique que el periodismo vaya a desaparecer, simplemente que estamos pasando un bache. Están cambiando las cosas, que quizá los modelos de periódicos que hemos tenido hasta ahora o que el soporte de los medios de comunicación va a cambiar, pero que la comunicación continuará existiendo, es absolutamente imprescindible que continúe existiendo.
 

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