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OPINIÓN - SÁBADO, 11 DE JULIO DE 2009

 
OPINIÓN / EDITORIAL

El elevado precio del Estrecho

Ceuta lejos de convivir con naturalidad su separación continental del sur de Europa por pertenecer política, cultural y socialmente al viejo continente aunque enclavada en el norte de África, sufre lo indecible para mantener fluidez de tránsito entre la ciudad y el resto del país y viceversa. El charco, ese charco que sentimentalmente se recuerda como aquel algo estrecho que nos une, se hace cada vez más complicado de cruzar. Los precios, elevados para la economía familiar del no residente, se convierten en un hándicap de grandes dimensiones que complica, dificulta e imposibilita el desarrollo económico de una ciudad que quiere -por su potencial- encontrar en el turismo una fuente de financiación de primera magnitud en el corto, medio y largo plazo.

El hecho de que a una familia media, no residente, de cuatro miembros con vehículo le suponga un coste superior a los 500 euros venir y volver implica una extremada dificultad de conocer Ceuta teniendo una múltiple y variada oferta turística tanto en la costa del Sol como en la gaditana para decantarse sin hacer unos ‘extras’ tan llamativamente prohibitivos.

Las críticas de la Ciudad Autónoma, y de la sociedad social representada por el Consejo Económico y Social, la Cámara de Comercio, la Confederación de Empresarios, sindicatos, FPAV y el conocimiento de Delegación del Gobierno que asiste igualmente perpleja a esta ceremonia permanente de subidas tarifarias con lo que ello implica de negativo para el desarrollo económico de la ciudad, han sido tomadas en consideración por el Ministerio de Fomento a través de la Dirección General de Marina Mercante azuzada desde la Capitanía Marítima de Ceuta para intentar poner freno al desaguisado. Si el coste del combustible implica elevación de tarifas, existen medidas claras para que ello no afecte al usuario como reduciendo el número de viajes, aprovechando la capacidad de los ferries, así como una atención protectora del Estado, mucho más férrea, para que no se conculquen los derechos de sus ciudadanos y administrados.
 

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