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OPINIÓN - DOMINGO, 12 DE JULIO DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Ridruejo o Medina
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Fechas atrás estuve leyendo un artículo de los muchos que le suele dedicar al presidente de la Federación de Fútbol de Melilla, Diego Martínez, alguien que firma como Otilio Ridruejo. Firma con la cual trata de embozarse el autor de esos escritos. Aunque no lo consigue. Puesto que los melillenses se saben de memoria que es Juanjo Medina quien persigue con saña tanto al consejero de deportes y Juventud de la Ciudad, Francisco Robles, como a Martínez.

Juanjo Medina alcanzó cierta popularidad en Ceuta, allá cuando la década de los ochenta estaba tocando a su fin y alboreaban ya los años 90. Porque llamaban la atención sus escritos incendiarios contra Pedro González Márquez, Delegado del Gobierno, y su defensa a ultranza de Francisco Fraiz; la mejor versión de alcalde de carácter variable, atrabiliario y tonante, nada más afirmarse en la posesión del poder.

El periodista, melillense él, usaba una prosa descarnada y violenta contra los adversarios de los intereses que le habían encomendado defender. Y, claro, llegó un momento en el cual concitó odios africanos contra su persona. Y los hubo que decidieron buscarle las vueltas y acabaron por asestarle golpes morales que le abrieron las carnes en canal. Y allá que un buen día nos desayunamos con que se había dado el piro.

A mí, la verdad sea dicha, Medina nunca me cayó mal. Aunque una noche tuvimos un rifirrafe y yo pequé de desconsideración hacia él. Desde entonces, nunca más hemos coincidido en ningún sitio. Pero me consta que trabaja en una televisión de su pueblo y que además colabora en un periódico desde el cual clama, sin tomarse el menor respiro, contra la falta de claridad que hay en las cuentas de la Federación de Fútbol de Melilla. Y lo hace, como ya digo más arriba, mediante un nombre falso: Otilio Ridruejo.

Los escritos de Ridruejo o Medina, qué más da, me vienen a mí la mar de bien. Me son de mucha utilidad para aseverar que hay medios que predican una cosa aquí y otra en otro sitio. Es decir, en Melilla se reclama claridad en las cuentas de la Federación de Fútbol, mientras aquí se trata por todos los medios de silenciar el mismo problema. Agravado, además, por una cuestión fundamental: las cuentas que se piden en Melilla datan de hace pocos años; las de aquí arrancan desde el paleolítico. Con lo cual las diferencias son abismales.

La última petición de Ridruejo o Medina, qué más da, al presidente de la Federación de Fútbol de Melilla, Diego Martínez, ha sido que desea conocer qué se han hecho con las subvenciones recibidas por la federación para mantener la escuela de fútbol. Subvenciones procedentes de la FEF y de la Ciudad Autónoma.

Pues bien, la postura del periodista melillense, antiguo conocido, me estimula a mí para volver a las andadas; es decir, para insistirle al presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta, Antonio García Gaona, sobre la necesidad que tiene de hacer una auditoría en el organismo que preside. Una auditoría en la cual se especifique que se han venido haciendo con las subvenciones desde los tiempos de Maricastaña. Ya sé que esta petición hará posible que algunos vuelvan a vomitar impropios contra mí. Y también sé que los habrá que volverán a tacharme de pesado incorregible. Pero tengo los mismos derechos que Ridruejo o Medina -qué más da-. ¿Sí o no?
 

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