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OPINIÓN - VIERNES, 17 DE JULIO DE 2009

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Cuando sucedía algún caso, de alguien que se había quedado con dinero, la sabia de mí abuela sonreía y me decía: ”Andresito el que esté limpio que tire la primera piedra. “Todo los que andan con miel se chupan los dedos”. Tú, hijo mío, no entres nunca en ese juego. Es preferible que te miren a la cara, a que se pasen el día mirándote las manos. Nada hay comparable en el mundo que presentarse, al final, con las manos vacías porque siempre nos han mirado a la cara.

Para mí, las frases, los refranes y los consejos de mí abuela, han sido máximas que he aplicado y sigo aplicando en mi comportamiento en esta vida de hipocresía, falsedades, mentiras y puñaladas por las espaldas, tratando de quitarse de encima a quienes les molestan, aplicando el título del famoso programa “Caiga, quien caiga”.

He sido testigo presencial de cómo, mientras le abrasaban y le daban todos los ánimos del mundo, en esos abrazos y en esos ánimos, le asestaban la mayor de las puñaladas para enviarlo al ostracismo político, y conseguir lo que se habían propuesto desde que llegaron escalar puestos aunque, para ello, tuviesen que hacer de un compañero, un cadáver político.

Aquel día, mientras presenciaba la maniobra, que se había venido gestando desde hacia tiempo, para acabar con ese compañero, último obstáculo que les quedaba para llegar donde se habían propuesto, sentí vergüenza ajena y una impotencia tremenda al no poder decirles, a aquellos trepas, lo que estaba pesando.

Conté hasta tres, pensé dónde y para quien estaba trabajando en aquellos momentos y cual era mi deber como profesional de la información, me contuve enguanto me vino a la memoria otra de las frases de mí abuela.“ No te compliques la vida, no vas a cambiar el mundo, Todo es lo mismo, es una lucha entre ellos, donde impera el quítate tú, para ponerme yo”.

Con el paso del tiempo, no he tenido más remedio que, una vez más, darle la razón a mí viejita querida. Nada ha cambiado, su pronóstico se cumplió, como se van cumpliendo cuantas cosas me fue diciendo a lo largo de su vida. Los trepas llegaron y aquel al que habían dado todos los ánimos del mundo y más abrazos y besos que se dan en algunas películas de amores, dejó de ocupar el puesto que estaba ocupando, para pasar a un segundo plano, ocupando un puestecito bien renumerado y, como todos los que corrieron su suerte, aplicando la famosa frase de “dame pan y dime tonto”.

Que ración llevaba mí abuela, cuando me decía, por activa y por pasiva, que una máxima de la política era, “quítate tú, para ponerme yo”. Y lo gracioso del caso, es que aquel que recibe la puñalada trapera, se conforma, mira hacia otra parte y hasta se permite el lujo de abrazar, cuando los ve por la calle, a quienes le hundieron en el ostracismo político. Yo no lo entiendo ¿ustedes entiende algo de esa forma de actuar del enviado fuera de la política?.

No, se que tampoco lo entienden, porque eso, no hay un dios que lo entienda. Y así, de esa manera, surgen muchos de los mandas en la política. Besos, abrazos de Vergara y puñalada que te meto.
 

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