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OPINIÓN - DOMINGO, 19 DE JULIO DE 2009

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Tragedia junto a Sidi Embarek
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Es uno de los casos que más me descomponen. No puedo encontrar ningún tipo de justificación, cuando hay actos terroristas, pero justifico, todavía menos, cuando una “familia” queda destrozada, porque en esa familia un salvaje no sabe respetar lo que es la vida de “su esposa”.

He visto y leído con detenimiento la noticia de portada de nuestro periódico El Pueblo de Ceuta, y aunque a muchos kilómetros de distancia, me parecía estar viviendo cerca de donde ha sucedido ese macabro hecho.

Y encima un salvadoreño. Alguien que un día habrá entrado en nuestro país, con o sin papeles, para trabajar y lo único que dejará en el recuerdo de Ceuta es la nota de haber sido un criminal que segó la vida a su “esposa” de 23 años.

Ahora los lamentos, no es para menos, luego llegarán los juicios, la condena, pero con sus 32 años y con el tiempo que le pueda caer, todavía le quedará tiempo, tras su salida de la cárcel, para poder actuar de forma similar, si es que se lo propone de nuevo.

No es el momento para hablar de ello, pero tras su salida de la cárcel, ese individuo no debería permanecer ni media hora más en nuestras tierras, porque aquí bastante tenemos con nuestros problemas y no es cosa de recibir a personas que nos aporten más complicaciones, ¡¡Y qué complicaciones!!, añadidas a las propias que nos vayan surgiendo.

Y menos mal a que el salvadoreño, prefiero no citar su nombre, fue detenido en la propia casa, una vez que la policía, parece que con una orden judicial, entró por la fuerza en la vivienda en la que se había cometido el crimen.

La mujer, Ekram, era ceutí, y el salvadoreño, está claro que, tenía muy pensado cometer ese crimen, puesto que a primeras horas de la mañana había contactado con un hermano que reside en Barcelona, al que había dicho:” Voy a llevar a mi hija con mi suegra y voy a matar a mi mujer”. Sencillamente tremendo.

Las intenciones eran claras, los atenuantes aquí no creo que nadie se los pueda sacar de la manga, y lo malo es que el hermano no contactara con la policía hasta ya pasado el mediodía.

Tras el crimen aparecen los comentarios de una difícil convivencia, de unas relaciones poco agradables, pero aun así no hay nada que pueda justificar este macabro suceso.

Es más, parece que tras el asesinato, el propio homicida se había hecho unos cortes en las muñecas ¿Intento de suicidio?. Podría ser intento, pero sólo eso, aunque tiempo debió tener para ello.

Lo que sí parece claro es, que nada más tener noticias la Policía de que podía haber de por medio un suceso grave, actuó con prontitud, desplegando varias patrullas, entrando por la fuerza al domicilio, pero ya era demasiado tarde, porque la información la habían recibido, posiblemente, algunas horas después de cometerse el crimen.

Y ahora lo que se puede decir es que todo lo que se podía hacer legalmente se ha hecho, pero de poco ha servido, porque el salvaje, sin tener en cuenta las leyes, se había adelantado a todos.

Conmoción entre los vecinos, silencio y respeto entre quienes actuaron hasta el levantamiento del cadáver. Trámites post mortem en toda regla, pero una vida segada a los 23 años. Una joven madre que ha dejado de existir y ¿Qué va a pasar ahora con el salvadoreño?. Ha quitado la vida a una persona y nos va a costar su permanencia en una cárcel aquí.
 

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