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sociedad - LUNES, 20 DE JULIO DE 2009


jovenes ucranianos. reduan.

PADRES DE ACOGIDA A NIÑOS UCRANIANOS
 

Desde Ucrania con amor

Cada año varios niños viajan desde uno de los 3.000 orfanatos ucranianos a Ceuta para compartir su vida con personas entregadas a la solidaridad a través de Digmun
 

CEUTA
Paloma López Cortina

ceuta
@elpueblodeceuta.com

De Ucrania se sabe que es el país más extenso de Europa después de Rusia, que sus tierras fértiles están regadas por el Mar Negro y el Mar de Azov, que tiene 47 millones de habitantes y que allí nació Trotsky. Y también sabemos, que cada verano algunos españoles deciden acoger a niños de ese país para que conozcan la realidad del mundo fuera de los orfanatos en los que viven. Una realidad distinta. Ni mejor ni peor. La que les toca vivir a los niños con ese destino.

Maribel Lorente estaba escuchando la radio cuando una información sobre un campamento de refugiados en el Sáhara y unos niños que iban a venir en verano. Saharauis, peruanos, somalíes o ucranianos, no importa la nacionalidad. “Sólo ayudar al que lo necesita y decidí acoger aquél primer año a tres niños ucranianos”. Dice que la experiencia fue buena, tanto, que quiso trasladar la posibilidad de conocer el núcleo familiar a otros niños y por eso inició la andadura de poner en marcha una asociación que trabajara por los colectivos más desfavorecidos. Surgió Digmun y a partir de ahí, al ser una entidad colegiada, difundió con más facilidad la idea de los acogimientos. “En Ceuta estamos sujetos a la comunidad andaluza y poco a poco varias familias fueron interesándose en el proyecto y hemos llegado a hoy, con una decena de niños ucranianos disfrutando de varios meses al año de nuestros hogares y no de las paredes del orfanato”.

¿Qué caracteriza a los niños? todos tienen un vínculo común además del de residir en un orfanato. Están en lista de adopción. Oksana, tiene ya 15 años y lleva varios compartiendo sus vacaciones con Maribel. “Al principio todo es duro, falta confianza, notas el temor en sus ojos, se limpian tus besos, están desorientados...”, pero luego todo va surgiendo por sí mismo y está claro que los padres de acogida llegan a quererles como si fueran sus hijos. “La vida está para vivir emociones y no encerrarse en una burbuja”, comentan Rosa y Héctor, un matrimonio que lleva varios años participando en el programa. Sea poco o mucho tiempo junto a ellos, realizan campañas de saneamiento tanto sanitarias como de afectividad. Y luego, regresan a su país, pero todos los que participan en el programa de acogida coinciden en que siempre es positivo para los niños. “Les estimulamos incluso a nivel educativo, que estudien para que salgan adelante”, comentan los padres. Lo más importante es ser consciente de que esto es una causa solidaria y no hay que pensar en el dolor que vas a sentir cuando se marchen y dejen un vacío, sino en el corazón de esos niños que disfrutan de lazos afectivos que no pueden tener en el orfanato”. Saben que estar en un orfanato no es plato de gusto para los niños. “La alimentación es peor, no tienen tantos juguetes como aquí, no hay un calor familiar...”

Reconocen que es duro, si, que cuando llega el momento de irse se esconden, que quieren quedarse con ellos, pero saben que volverán pronto “y que nosotros podremos ir a verles”. Duele pensar en el futuro que les espera, pero nosotros les ayudaremos en lo que esté en nuestras manos”. Mejor no plantearse el futuro y disfrutar de ellos en el Parque Marítimo, paseando, jugando y hablando. “Después de una acogida cambia la vida y la escala de valores”, comentan los padres. Piensan en el presente, en obligarles a comer o en curar sus pataletas con mimos. No se dejan embaucar por los problemas reales de una Ucrania con altos índices de prostitución y un alcoholismo palpable en las calles. Piensan en la educación que pueden recibir y en lo que se llevan para que estructuren pautas de comportamiento responsable y luchen para ser alguien de provecho en la vida.

Animan a no tener miedo al concepto de ser padres de acogida. Todos salen ganando y los niños saben que nunca van a estar solos aunque se sientan así en los orfanatos. “Les tenemos a ellos y nos tienen. Eso es la solidaridad. Eso es la acogida”.
 


Digmun recopila los 5.000 euros necesarios para
adecuar las instalaciones de un orfanato

Digmun ultima la preparación de la Campaña de Navidad en la que intentará recaudar fondos para enviarlos a uno de los orfanatos ucranianos. Se llama Zytomir, y tras visitarlo, el director valoró que con 5.000 euros sería suficiente para arreglar los cuartos de baño y mejorar unas instalaciones “muy deficitarias”. De moemnto, ya tienen la primera aportación, tras recibir un donativo del colegio de Educación Especial de San Antonio de 800 euros. Barajan ideas y piden colaboración y solidaridad para seguir mejorando la vida de los niños aquí y allí.
 

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