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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 29 DE JULIO DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Asaeteado a preguntas
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Comida con alguien a quien aprecio lo suficiente para dejarme asaetear a preguntas. Aunque todo transcurre bajo el control del aire acondicionado. Ya que hemos logrado que el dueño del restaurante lo ponga en su justa medida.

Si bien es verdad que yo había tomado mis precauciones: camisa de mangas largas y chaqueta por si acaso. Porque al menor descuido, no lo duden, uno coge el trancazo correspondiente. Y en los tiempos que corren, debido al virus de la gripe A, cualquier atisbo de resfriado causa un miedo cerval en el personal. Y uno se expone a que lo miren como si estuviera apestado.

Decía que mi apreciado compañero de mesa parecía un fraile inquisidor. Empezó deslizando en la conversación que Juan Vivas, como siga casando a la gente con tanta prosopopeya, terminará dejando a Rouco Varela a la altura del betún.

Mi silencio sorprendió a mi interlocutor. Ya que él esperaba mi opinión acerca de esa boda en la que el alcalde consiguió superarse a sí mismo. Pero mi laconismo le hizo pasar por unos momentos apurados. Los justos para aparecer con más fuerza.

-¿Sabes tú, Manolo, por qué José Antonio Rodríguez, que antes parecía la alegría de la huerta, ahora está siempre con el ceño fruncido y poniendo cara de inspector Gadget?

Lo que le pasa a Rodríguez, a mi modesto entender, es que ser consejero de Gobernación da porte. Y nuestro hombre, una vez que se ha hecho con las riendas de una consejería compleja, ha logrado asumir su responsabilidad con el carácter que exige ocupar tal cargo. Y lo primero que ha hecho es prohibirse sus chistes y bromas, tan celebrados siempre, en los sitios públicos. Porque cree que eso le confiere la personalidad adecuada a su situación.

-En cambio, Yolanda Bel, a quien vi días atrás, parece una mujer que ha vuelto a recuperar la alegría juvenil que tanto nos gustaba a todos cuando iba siempre acompañada de Mohamed Hamadi, ‘Tafi’. ¿Por qué será?

Porque la vida está hecha de amistad y de amor. Y cuando ambas cosas se juntan, todo es más fácil (a propósito: mis deseos de recuperación para mi estimado Tafi, a quien llamo a su móvil sin obtener respuesta).

-¿Me puedes decir por qué te cae tan mal Juan Luis Aróstegui?

A mí no me cae mal nadie. O al menos procuro contener ese sentimiento. Ahora bien, lo que me separa de Aróstegui es el tono, en cómo hace hincapié en todo lo que escribe, porque una cosa es la crítica al gobierno y otra declarar a cada paso que estamos en manos de gente corrupta. O sea, que el Ayuntamiento es un calco del famoso Patio de Monipodio. Dando la impresión de que él se siente estafado. Como si no supiéramos cuáles fueron sus andanzas como concejal.

Y es que nuestro hombre, el secretario general de CCOO, se las da de perfecto, con tendencia a pensar que la suerte de Ceuta depende –o debería depender- de su pluma. Cuando su prosa, además de malhumorada, es horrible. En puridad, lo desagradable de él es que trata de aparentar lo que no es. Y la gente, claro está, ni lo vota ni le toma en serio. Que es lo peor que le puede ocurrir a un político con ínfulas de apocalíptico y que se ha quedado en un matasiete que siempre actúa los jueves.

El inquisidor pagó la comida.
 

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