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sociedad - DOMINGO, 9 DE AGOSTO DE 2009


los sabores son muy variados. l.s.

reportaje / Helados artesanales
 

Frescos y sabrosos helados

La heladería La Jota lleva quince años de funcionamiento y durante mucho tiempo ha sido el único establecimiento que ofrecía este servicio en la zona centro de la ciudad
 

CEUTA
J. Losan

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Cuando, bastantes años atrás, nos apetecía tomar un helado artesano, solamente existía un lugar en toda Ceuta que pudiera ofrecerlos. Se trata del emblemático establecimiento de Los Pulpos, ya desaparecido. Pero si hablamos de la zona centro, casi hay que retroceder a los finales de la década de los sesenta y primeros años de los setenta para encontrar algún establecimiento que elaborara los sorbetes.

Hace quince años que La Jota abrió sus puertas, aunque previamente ya se habían desplazado a Alicante para aprender la elaboración del helado en todos sus procesos, con las variantes para darle los diferentes sabores que se ofrecen en la vitrina.

La heladería funciona desde el principio de la actividad de este negocio. Desde el primer día se elaboran allí los helados que se ponen a disposición de los clientes.

Poder disponer de una gama amplia de sabores tiene sus trucos, que han ido aprendiendo a lo largo del tiempo gracias a su participación en eventos, ferias y certámenes sobre helados que se desarrollan a lo largo de toda la geografía nacional. “Vamos adquiriendo conocimientos, aprendemos de las novedades. Siempre hay que estar al día”.

Doscientos litros al día

Normalmente se consumen entre cuarenta y cincuenta cubetas de cinco litros de helado. De todos ellos, los que más se gastan son los que tienen chocolate entre sus ingredientes principales, seguido de los de sabor a fresa, kinder, chicle (especialmente destinado a los niños).

Tanto consumo de helado implica también un gran esfuerzo en su elaboración permanente. Miguel Bruno comentó que cada semana se suelen dedicar cuatro días completamente a elaborar estos riquísimos preparados, quedando los demás para mantenimiento.

De martes a sábado se producen los helados en la cocina de La Jota, donde son introducidos en grandes congeladores para su conservación. Miguel confirmó que el sábado es uno de los días más fuertes de ventas de helados, como preludio del fin de semana.

La media de sabores diarios está en veinticuatro, que se aumentan hasta treinta los fines de semana para no tener siempre los mismos en la vitrina. Aprovechando la temporada de verano se introducen los sabores de frutas como la sandía, melón o manzana. Es en este mes de agosto cuando se hace el cambio de gustos con la elaboración con las frutas frescas.

Inicios

La idea de instalar una heladería en el centro de la ciudad surgió cuando el hijo de Miguel Bruno estudiaba en Sevilla, por lo que viajaban a menudo a aquella ciudad y encontraron una heladería que les gustó mucho. Por aquel entonces había una heladería en Ceuta de mucha calidad, Los Pulpos, pero contaba con la dificultad de encontrarse bastante alejada del núcleo de población.

“Yo vi que faltaba algo así en el centro de la ciudad, no había ningún sitio donde poder tomar un helado artesano, ya que en las cafeterías que había el helado era industrial”. Así nació la idea de montar una heladería con cafetería y baguetería.

Estamos en la época veraniega y en numerosos lugares de la ciudad se ven los puestos de venta de helados industriales, por lo que podría influir en los artesanos, pero desde La Jota confirmaron que no es una competencia que les afecte, ya que el producto es completamente distinto. “En verano, nosotros funcionamos muy bien, al igual que en invierno, que mantenemos la producción”.

Es curioso, pero destacaron que se nota un poco la falta de cultura de consumo de helados que existe en otros países, en los que se considera como un alimento más y aunque haga frío el helado es un postre muy consumido.

Al alcance de todos

Los precios, están como todo, con los gastos en materias primas y los empleados que se dedican a ello se ajustan mucho para que el cliente lo tenga más asequible. Los barquillos cuestan dos euros y cincuenta céntimos, los grandes a tres euros, los pequeños a dos, igual que las tarrinas peqeñas. Las grandes, cuatro euros y si lo quiere en mayor cantidad, medio litro sale a ocho euros y el litro a catorce con cincuenta. Además, también hacen tartas heladas por encargo, con un precio de treinta euros.

Con estos calores, lo cierto es que los helados se convierten en un buen argumento con el que poder refrescarnos a la vez que tomar un rico alimento al gusto de cada uno de los consumidores.
 

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