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OPINIÓN - DOMINGO, 9 DE AGOSTO DE 2009

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Seguimos insistiendo que la feria, no ha sido más que la colación de restaurantes al aire libre donde han brillado por supuesto, por su ausencia, esas casetas típicas de nuestras ferias con su tablao correspondiente para que se bailasen sevillanas y rumbitas. ¿Le estaremos diciendo adiós a algo tan tradicional de nuestras ferias?.

No hay que irse muy lejos, para recordar todas aquellas casetas, colocadas en el recinto ferial instalado en la Gran Vía o en el lugar que, en estos momentos está ubicada, para encontrar toda esa clase de casetas, que lo primero que ponían era su tablao correspondientes, para uso y disfrute de todos los que la visitaban.

Quizás hayamos perdido ese tradicional tablao, porque muchas de esas casetas, por distintas razones han ido desapareciendo del recinto ferial. Hoy no existen ni “Los Abanicos”, “Agüita de la India”, “Don Juan “ “El Boquete” “El Agujero” y otras muchas que, en estos momentos, me es difícil encontrar sus nombres. Todas ellas, las mencionadas y esa que no me acuerdo mantuvieron, mientras estuvieron instaladas en el recinto ferial el tradicional tablao, donde el persona por sevillanas y rumbas le da alegría a su cuerpo.

Muchas de estas antiguas casetas, además solían traer atracciones e incluso una orquesta durante los nueves días de feria. Artistas de la categoría de “Los Marismeños”, “Los de Sevilla”, Rumba tres”, “Solera 4”, “Los Maravillas”, o “Los Romeros de la Puebla”, fueron atracciones que estuvieron presentes en aquellas ferias, dándole prestancia a esa feria andaluza, donde las guapas mujeres caballas, ataviadas con el tarje de faralaes daban el colorido y la belleza, cada noche, al recinto ferial.

Hay que reconocer que las cosas han cambiado, en todos los órdenes de la vida y la feria, naturalmente, no iba a ser una excepción. ¿Para mejor, para peor?. Cada uno que duda cabe, cuenta la feria como lea

Lo que si queremos aclarar es que, a igual, que ahora, en todas las casetas se comía. No vayan a algunos a creer, que en aquellas casetas antiguas solamente se bailaba, sin beber ni comer nada. Quienes así piensen están en un gran error. Todas ellas tenían una barra y una cocina, donde se preparaban todo lo que habitualmente se come y se bebe en la feria.

Las casetas de feria, cuando son familiares, que es como deben ser es trasladar, durante nueve días, el salón y la cocina al recinto ferial porque durante, esos nueve días, la caseta se convierte en tu improvisada vivienda.

Todas las nombradas y aquellas cuyos nombres no vienen, en estos momentos, a la memoria, cosa que lamento, las montaban un grupo de amigos a los que por supuesto, al final, les costaba dinero de sus bolsillos.

Esa es una de las diferencias. Esas casetas, de aquellos tiempos, no se montaban como negocio. Porque de montarse de esa forma, el negocio hubiese sido de auténtica ruina, para los organizadores de las mismas.

Era otra época. Eran otros tiempos, pero debemos recuperar el espíritu de la feria. ¿O no?.
 

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