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ACTUALIDAD - MIÉRCOLES, 26 DE AGOSTO DE 2009


imagen de las excavaciones. cedida.

patrimonio
 

La excavación del pasaje Fernández descubre un conjunto urbano medieval

A cinco metros bajo la actual cota se han
hallado, además del oratorio, una calle y otros tres edificios, un yacimiento de referencia “en el Mediterráneo occidental”
 

CEUTA
Tamara Crespo

ceuta
@elpueblodeceuta.com

La prospección arqueológica llevada a cabo en el pasaje Fernández ha arrojado resultados espectaculares con el descubrimiento, en el entorno del oratorio medieval, de los restos de una calle con una anchura “excepcional”, de 4 metros y otros tres edificios. El conjunto se describe por parte de los arqueólogos como “un referente para conocer el urbanismo islámico bajomedieval del Mediterráneo occidental”. Estos vestigios, en un estado de conservación excelente, se identifican con el conocido como ‘arrabal de En medio’ y corresponden a tres épocas de ocupación del solar: altomedieval, almohade y meriní (entre los siglos IX y XV).

A más de cinco metros de profundidad bajo el pasaje Fernández se conserva, en un “excepcional” estado, la Ceuta medieval. El descubrimiento, que partió del hallazgo de un oratorio de esta época descrito ya en la primera fase de la excavación arqueológica como “uno de los mejores de Al-Andalus y el Magreb”, se ha completado ahora de forma sorprendente con el descubrimiento, en su entorno, de una calle de cuatro metros de anchura, otros tres edificios y dos nuevas tumbas que se suman a la anteriormente excavada y que constituyen “uno de los mejores conjuntos de esta naturaleza exhumado en excavación arqueológica” en la región histórica señalada.

El yacimiento, según las conclusiones del estudio promovido por la Ciudad Autónoma y al que ha tenido acceso EL PUEBLO, es “un referente para conocer el urbanismo islámico bajomedieval del Mediterráneo occidental”. Por ello, se considera que el edificio del oratorio presenta “suficiente interés para ser conservado en el solar”, mientras que para el resto de los vestigios localizados se propone “ahondar” en la investigación.

En primer lugar, esta segunda fase de la prospección (las conclusiones de la primera se entregaron en abril) ha servido para delimitar con precisión el edificio de culto y conocer su naturaleza, así como “retrasar” la cronología de su construcción a la época almohade (siglos XII-XIII). Si en un principio no se pudo descartar que estuviera inserto dentro de otro edificio a modo de oratorio privado, la ampliación del estudio ha permitido sacar a la luz su estructura completa, que da directamente a la calle a través de una antesala que ha aparecido con un completo y “cuidado” pavimento de ladrillos.

El oratorio, completo

En el edificio, del que se conservan hasta 2,5 metros de alzado de su mihrab (lugar al que se orienta el rezo en los templos islámicos) se han documentado también los restos de unas escaleras que se interpreta podrían dar acceso a un tejado “plano y practicable”, es decir, a una terraza.

Al norte del muro septemtrional del oratorio se ha encontrado otra estancia que “como se ha podido constatar en edificios de culto semejantes”, podría considerarse como un edificio auxiliar dedicado al mantenimiento del templo. A su vez, y también con salida a la calle principal, se han encontrado los restos de otro espacio que por los cerramientos posteriores al momento de su construcción los arqueólogos creen que podría constituir un acceso original, en recodo, al oratorio.

En lo que respecta al conjunto urbano hallado, que se identifica con el denominado ‘arrabal de En medio’ (uno de los tres que se cree existieron en la zona de la Almina en la época medieval de la ciudad), se han documentado tres fases de ocupación del solar “bien diferenciadas” e incluidas todas ellas dentro del período islámico.

La primera fase, hacia el norte, corresponde a la época altomedieval (s. IX-X d. C.). La segunda es del período almohade (siglos XII-XIII d. C.) y la última, dividida a su vez en cuatro tiempos distintos, se sitúa en el momento almohade-meriní (siglos XIII al XV).

Del primer momento de ocupación se ha encontrado lo que se interpreta como un posible pozo o fosa “delimitada por grandes piedras”. En este agujero se han hallado, entre otros, restos de tinajas, jarritos y cerámica de cocina. Indicios parecidos de la misma época, en concreto, un silo, se han encontrado recientemente en un solar cercano de la calle Velarde y también en puntos como las calles Real, Fructuoso Miaja y, hacia el oeste, en Víctori Goñalons y las inmediaciones de la catedral.

En lo que respecta a la fase almohade, con vestigios localizados en el mismo ámbito de excavación que los anteriores, se asocian al mismo restos constructivos correspondientes a “parte de la letrina o embocadura de pozo o aljibe, así como una fosa”.

Jarritas, de nuevo cerámica de cocina, en este caso con trazos de pintura en blanco y rojo y otros fragmentos vidriados, conforman parte del material recuperado de este período, que se suma, junto con los abundantes restos encontrados en todo el conjunto, a la nutrida colección de cerámica medieval con que cuenta Ceuta.

Almohade-meriní

La fase “mejor representada” en este solar y en este arrabal de la medina islámica es la almohade-meriní, y en ella se han diferenciado al menos cuatro subfases posibles, correspondientes “a la construcción de los edificios mejor conservados, momentos de reforma de los mismos, colmataciones parciales, uso como necrópolis en uno de los sectores” y, por último, un momento final de amortización a partir de la conquista portuguesa, en el año 1415.

Los edificios coetáneos se articulan en torno a una calle que a su vez presenta callejones transversales a modo de “pequeños adarves” y dos de los cuales definen el ámbito del oratorio. Esta vía principal discurre en sentido N-S y por sus dimensiones (cuatro metros de anchura) se cree que “debe tratarse sin duda de una de las arterias más importantes que conformarían el urbanismo de este arrabal”. Por el centro de la misma discurría una atarjea (canalización) a la que desembocaban las salidas de aguas de los diversos edificios, que solía localizarse en el vano de acceso, “como se constata en una de las puertas del oratorio”.

En uno de los adarves, adosados a la base de los edificios perimetrales, se han descrito “unos pequeños lomos construidos a base de mampuestos”, cuya función consistía en evitar el deterioro de la base de los edificios por la circulación del agua. Este sistema de protección de los inmuebles colindantes ha podido documentarse bien en la calle principal del barrio meriní de Huerta Rufino.

En todos los edificios y en la calle se observa “importantes transformaciones o reformas constructivas” que evidencian la existencia de al menos dos momentos de uso bien diferenciados.

En lo que se refiere a la necrópolis, en la campaña precedente, se localizó una tumba que destruía parte de unas estructuras que se adosaban a la trasera del muro de quibla. La tumba correspondía, según el estudio antropológico preliminar, “a un individuo joven, de complexión grácil, enterrado en decubito lateral derecho, y el rostro orientado al S.E”. Se había excavado una estrecha fosa en el nivel geológico para su inhumación, y el hallazgo de “abundantes clavos” y otros indicios permiten plantear que se enterró “en un ataúd o espacio abierto”.

En la segunda excavación, se han documentado dos nuevos enterramientos semejantes al descrito en cuanto al ritual, y poco separados del mismo, en sentido Norte. En este caso, el informe antropológico preliminar indica que se trata nuevamente de dos jóvenes, un varón y una mujer.
 


Un solar de propiedad privada con un proyecto de edificación

El solar en el que se han encontrado estos importantes restos medievales es de propiedad privada, y pertenece en concreto a la sociedad Invercap, que en cumplimiento de la Ordenanza Reguladora de la Disciplina Urbanística, encargó la actividad arqueológica preventiva a la empresa ‘Arqueotectura, estudios de patrimonio arqueológico’. Este estudio se desarrolló entre septiembre de 2008 y abril de 2009 y dio como resultado principal el hallazgo del oratorio islámico. La segunda excavación, promovida por la Ciudad Autónoma, ha finalizado a mediados de este mes de agosto. La propiedad desarrolla en este espacio un proyecto constructivo con tres edificios de viviendas y garaje subterráneo en dos niveles. Una vez realizado el informe preliminar por parte de Arqueotectura y del arqueólogo de la Ciudad, la administración deberá decidir sobre el destino que se dará al yacimiento.
 

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