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sociedad - MIÉRCOLES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 2009


elsa rovayo, 'la shica'. archivo.

dia de ceuta / ELSA ROVAYO, ‘LA SHICA’
 

«Son los premios que más alegría
producen: los que te da tu gente»

Elsa Rovayo, más conocida artísticamente como ‘La Shica’, ha interrumpido la grabación de su esperado segundo disco para acudir a Ceuta y recibir hoy, “con alegría”, la Medalla de la Autonomía
 

CEUTA
Rober Gómez

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Han pasado 18 primaveras desde que una menuda niña de 15 años marchara a Madrid para seguir progresando dentro del mundo del flamenco. Todas las metas que imaginaba Elsa Rovayo, más conocida como La Shica, parecen haber quedado obsoletas, a raíz sobre todo del éxito de su debut discográfico, ‘Trabajito de chinos’, que la ha situado como la cantante revelación del año. La Shica ha interrumpido la grabación de su segundo álbum para estar en el homenaje de su ciudad, donde hoy se le impondrá la Medalla de la Autonomía por su todavía corta pero intensa carrera. “Son los premios que más alegría producen: los que te da tu gente”, asegura ella, y este año ha recibido unos cuantos.

Pregunta.- ¿Ilusionada ante el homenaje que te tributa tu ciudad con la imposición de la Medalla de la Autonomía?


Respuesta.- Desde luego. Yo creo que son los premios que más alegría dan: los que te da tu gente.

P.- ¿Te lo esperabas?

R.- No. Estoy muy agradecida a los que pidieron y apoyaron la Medalla para mí.

P.- ¿Cómo fue tu infancia en Ceuta?

R.- Muy divertida, la verdad, porque lo bueno que tiene Ceuta cuando eres pequeño es que, como es tan chica y no hay mucho peligro, puedes ser relativamente libre, manejarte a tu rollo, ir al colegio siempre con amigas, te conocen las vecinas... Tengo muy buenos recuerdos.

P.- ¿Fue entonces cuando ya se te empezó a llamar La Shica?

R.- El mote me lo puso mi novio un poco más adelante.

P.- ¿Tenías ya inquietud por ser artista?

R.- Supongo que sí, porque la vena artística la tuve desde bien enana. En Ceuta siempre estudié y bailé.

P.- A los 15 años marchas a Madrid. ¿Por qué?

R.- Porque en Ceuta es más rollo de festival. Más que enseñarte una técnica potente y machacarte, las escuelas están enfocadas a que las alumnas se diviertan, a hacer un festival bonito para los padres... y yo quería ponerme las pilas. Quería aprender.

P.- ¿Fue duro pasar con 15 años de una ciudad de 80.000 habitantes a la gran metrópoli que es Madrid?

R.- Mucho, pero lo volvería a hacer. Al principio fue muy duro, porque no conocía a nadie aquí. No tenía a nadie con quien ir al cine, ni nadie que me diera un abrazo y a esa edad es un poquito jodío. Pero me hice colegas bien pronto. A los seis meses ya tenía aquí mi círculo.

P.- En Madrid conseguiste estudiar con buenos profesores.

R.- Ya lo creo. Con mucha gente. Aprendí flamenco, estudié clásico español, ballet clásico, jota aragonesa, de todo. Fue dura la época de los tablaos, porque es sufrido y un poco desagradecido, pero si te gusta, te gusta tanto que te llevas una gran satisfacción. Se aprende muchísimo. El tablao es como un máster. Estás aprendiendo todos los días, porque todos los días se improvisa, pasan cosas diferentes, cada día te canta una persona, te toca la guitarra otra y tienes que saber desenvolverte en muchas situaciones que no conoces. Yo he aprendido lo mejor sobre un tablao, más que estudiando.

P.- ¿De qué profesor te acuerdas más?

R.- Tengo un especial cariño a José Antonio Galicia y su grupo Camaleón. Con él aprendí la clase de banda con la que yo quería trabajar y la forma cómo hacerlo. Gali es de las personas más libres que yo he conocido sobre el escenario. Cuando salía yo nunca sabía qué es lo que iba a hacer. Era un tío alucinante, siempre preocupado de todo el mundo. Hasta la gente que normalmente daba problemas trabajando, cuando iba con el Gali nunca pasaba nada, porque era tan buena persona que no había nadie que tuviese el valor de complicarle la vida. Un maestro. El amor que sentía por la música se lo transmitía a todo el mundo y por eso le respetaban.

P.- ¿En esos momentos te planteabas llegar a ser cantante?

R.- Siempre lo he tenido ahí, porque siempre me ha flipado cantar, pero me daba mucho palo. Siempre cantaba en privado, porque me daba mucha vergüenza. Pero siempre he tenido una vocecita en el subconsciente que hablaba muy bajito al principio, pero que al final me pegaba unos gritos, como para no escucharla.

P.- ¿Cuándo dices: estoy preparada para subir a un escenario a cantar?

R.- Estuve formándome en el Taller de Músicos con Julio Pardo como profesor, estudiando técnica de voz, y recibiendo clases también de guitarra, solfeo y armonía con Adrián, así como algunas clases con Rafael Jiménez. Sin embargo, creo que nunca estás preparado del todo para subir a un escenario. Ni siquiera ahora, si miro lo que quiero ser, pero uno se sube al escenario porque tiene una necesidad de comunicarse con el público. Yo sería una asesina en serie sino me subiese al escenario. Estoy segura -risas-.

P.- ¿Cómo superaste ese miedo? ¿Cómo fue el primer día que subiste al escenario a cantar?

R.- Alucinante. De repente fue como encontrar tu sitio. Siempre había estado dando como palos. Estaba cerca, pero no era lo que yo quería hacer en el fondo de mi alma. Cuando me subí al escenario por primera vez, aún cantando muy malamente, porque ni habíamos ensayado ni nada; fue mirarlo un día por la tarde y al día siguiente a trabajar; en ese momento fue como si todo tuviese sentido: ya sé por qué he venido aquí.

P.- ¿Recuerdas cuál fue la primera canción que grabaste?

R.- La primera cosa que grabé fue con Eliseo Parra, un superfiera. Era un tema que se llama Al sur. Creo que no he pasado más miedo en mi vida. Cuando yo veía a Parra, que le admiro muchísimo, y viendo que yo sólo había hecho un par de bolitos...

P.- Luego giraste con la Malikian Ensemble como cantante haciendo una versión de ‘Amor brujo’, de Falla.

R.- Yo era bailaora todavía, pero hubo una audición y yo, en ese momento, no tenía mucho trabajo. Me llamaron para hacer la prueba de cantante y yo les dije que no era cantante, que no sabía, pero insistieron. Hice la prueba y les moló. Me preguntaron si quería hacer la gira y contesté que claro. Ahí sí que pasé miedo. ¡Madre mía!

P.- Hablemos un poco del presente. No sé si te imaginabas que tu debut discográfico, ‘Trabajito de chinos’, fuese a tener tanto éxito.

R.- Ni siquiera me imaginaba tener un primer disco. En un principio se trataba de sentir lo que necesitaba sentir: subirse al escenario con tus amigos a hacer cosas bonitas y a divertirte. A ser un poco libre. Quizás en el flamenco yo no me sentía muy libre, porque hay muchas facetas mías que ahí no tenían sentido ni espacio. El flamenco es de una manera y hay ciertas cosas que no debes hacer, sobre todo si trabajas en el tablao, que es bastante tradicional. Hay libertad dentro de unos límites muy claros.

P.- Con ‘Trabajito de chinos’ has girado por casi toda Europa e incluso Sudamérica. ¿Cómo te sientes cuando te llegan solicitudes de tierras tan lejanas?

R.- Es una alegría. Un regalo maravilloso. Cualquier bolo es maravilloso, cualquer ciudad a la que vayas, pero con lo difícil que es que te salga un concierto en Sudamérica, cuando eso ocurre te dura un mes el subidón. Fue precioso, muy especial poder ofrecer mi espectáculo en Chile y Argentina.

P.- Me consta que en cualquier entrevista que te hagan los medios nacionales cuelas alguna alabanza de Ceuta.

R.- Yo creo que tomarte un té en Benzú es obligado. No hacerlo es pecado. Es uno de los sitios más bonitos del mundo.

P.- ¿Cómo va la planificación del nuevo disco?

R.- Lo estamos grabando ya.

P.- Sientes la presión de tener que ofrecer un buen producto por haber tenido tanto éxito con el primer disco.

R.- La sentí mientras componía, que me dieron mucha caña. Mi mánager es un tipo estupendo, pero es muy burro y ya me hizo llorar unos cuantos días. No pienso que en el arte se pueda trabajar desde la presión. El arte es arte y sale lo que uno siente en ese momento y ya está. No son churros. Septiembre ha sido duro para mí. Heavy metal. En mayo estaba ya reventada, pero estoy muy orgullosa. Al final conseguí apartar la presión y hacer los temas con el corazón. Uno no puede pensar qué tema va a funcionar o cuál no, porque ni siquiera las discográficas lo saben. Lo único que puedo sentir es que un tema es de verdad, me siento orgullosa de él, me mueve y si me mueve a mí, va a mover al público.

P.- De lo que lleváis grabado y lo que estáis ensayando, ¿cómo suenan los nuevos temas?

R.- Muy, muy diferente. No tiene nada que ver. Por suerte, creo que hemos evolucionado. No es que este disco no sea alegre, porque tiene sus momentos más luminosos, más divertidos, pero es más profundo y más serio, pero no aburrido. Hemos dado un pasito más, el disco será más sólido y también más arriesgado, con el concepto mucho más claro. Casi no rapeo... tan sólo en un par de temas o tres, porque me apetecía mucho más cantar como más punki.

P.- ¿Para cuando lo esperamos en la calle?

R.- Para enero. Va a nacer en enero, como yo.
 


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