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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 2 DE SEPTIEMBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Escupir en el plato del anfitrión
de la fiesta autonómica

 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Agosto se ha ido tras cumplir su cometido de sauna. Lo cual entra dentro de sus obligaciones. Las nuestras, como siempre, han consistido en quejarnos a todas horas de las calores a las que hemos estado sometidos. Lo mejor de este mes, recién terminado, es que he podido disfrutar de unas vacaciones domésticas que me han permitido volver al tajo con la sonrisa en la boca. Actitud que es primordial para laborar provechosamente. Algo imposible si uno lo hace con desgana y convencido de que regresa a la rutina. Y los hay...

Y los hay, cómo no, en esta profesión. La semana pasada, por ejemplo, alguien reconoció, públicamente y por escrito, que vive en la rutina permanente. Es decir, no se cortó lo más mínimo en airear que le puede la “costumbre inveterada, hábito de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas”. Así, con esa declaración de intenciones, de ser yo el editor del medio donde se escribió ello, lo primero que hubiera hecho es pedirle explicaciones a quien manifestó que llegaba dispuesta a escribir sumida en el tedio de un trabajo rutinario, sin identidad.

Eso sí, su vulgar proceder no le impidió, en absoluto, abrir su sección, tras unos días de asueto, arremetiendo contra lo que considera un acto desfasado y carente de sentido: la celebración del Día de la Autonomía, dedicada este año a Murcia. Amén de hacer demagogia de perfil bajo al criticar al Gobierno local de cuestiones que no procedían en esos momentos.

No obstante, leído el artículo rutinario de la persona que no dudaba en proclamar que el estrés le impedía acceder al interés y entusiasmo exigidos por esta profesión a quienes viven de ella, me percaté de que en ese escrito primaba no sólo un porcentaje alto de necedad, sino también el sempiterno malhumor de la interfecta. Mezcla, pues, disparatada, a la que nos tiene acostumbrados. Ah, lo de interfecta entiéndase en plan jocoso, con el fin de evitar la personalización inmerecida.

Tampoco me sorprendí del trato despectivo que en ese medio la articulista aburrida, rutinaria y estresada, le daba a la celebración del Día Autonómico, dedicado a Murcia, y que será aprovechado para premiar a quienes les fueron otorgadas las medallas de la autonomía. Lo que no comprendí es cómo se puede escupir, días antes del acontecimiento, en el plato del magnánimo anfitrión. Que me lo expliquen.

Válgame tan largo introito para decirles lo siguiente: en los comienzos del agosto acabado, mantuve una larga sobremesa con alguien merecedor de mis respetos. Y se planteó qué pasaría si en esta columna se le zurrara la badana al presidente de la Ciudad, por nimiedades. Mi interlocutor respondió con celeridad y claridad meridiana: Que tú tendrías problemas todos los días y fiestas de guardar. “¿Por qué...?”, pregunté.

-Porque no lo soportaría Vivas. Pues, aunque tú no lo creas, él sabe que el espacio donde tú escribes tiene lo que tiene...

Ante esa respuesta, de quien está enterado de cuanto hay que estar enterado en esta ciudad, me vi obligado a contestarle: menos mal que yo trato de eludir la rutina. De lo contrario, seguro que nos cortaban hasta el aliento. Y mi interlocutor dijo que sí. Que hay políticos que doblan la vara de la justicia ante uno de los medios escritos. A mí sólo me queda decir que ya está bien.
 

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