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OPINIÓN - MARTES, 6 DE OCTUBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Labor pastoral
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Es lo que parece primar en el Obispado de Ceuta, cuidando y preocupándose de los fieles de su diócesis y tratando de, desde lo que ellos pueden, proteger la salud de esos fieles, entre los que debo encontrarme, aunque sólo sea por cuestión de residencia.

Desde hace varios años, aunque a intervalos demasiado espaciados, he seguido y he plasmado por escrito lo que pensaba, por sus actuaciones, de nuestro obispo, especialmente cuando en una ocasión nos privó de un gran sacerdote que impartía la docencia en el IES “Siete Colinas”.

Recuerdo que en aquella ocasión, un buen cura tuvo que hacer las maletas y marcharse a la península, muy cerca de Cádiz, mientras la parroquia que él atendía muy bien y el instituto en el que era un buen profesor tuvieron que esperar a que llegara el sustituto, que, a decir verdad, en el instituto hubo suerte, en la parroquia no lo sé, por no haber frecuentado, desde entonces, demasiado dicha parroquia.

La atención del señor obispo de Cádiz y Ceuta, antes de Ciudad Rodrigo, en aquella decisión no nos agradó y así lo manifestamos.

Pues bien, ahora el Obispado aconseja no besar las imágenes por la gripe A, no lo entiendo, y no lo entiendo, porque veo que con esta recomendación volvemos a inculcar el miedo, tal como lo vienen haciendo otros organismos, ante una situación “pandémica” que, afortunadamente, hasta hoy no se está portando tan mal como para satanizarla dentro de las iglesias.

No voy a entrar ahora en si esos abrazos, caso de Santiago, en Galicia, o besos, como por ejemplo, en la adoración del Niño en Año Nuevo, son algo que entren en el campo de la sensatez o no, por cuestiones de salud o por cuestiones de racionalidad, pero lo que me parece una hipocresía rayana en la demencia es que ahora, precisamente aprovechando una publicidad de intimidación, aparezca el Obispado con esa cantinela.

Con actitudes así, desde nuestro Obispado, se acaba, por fin, dando la razón a quienes tildan de meras fórmulas, sin otro sentido, a ciertos ritos eclesiales que eran como una cortina de humo a través de la que no se veía más allá algo racional.

Cuando dice el Obispado “que el rito de la paz, que es potestativo, se puede suprimir o recomendar otro gesto que no implique el contacto físico entre los fieles”, nos están poniendo de manifiesto que cualquier parte es desechable o cambiable en las normas que hemos venido utilizando como válidas.

Lo que sí es cierto es que no quieren cargar con ninguna responsabilidad, hasta el punto de que el Obispado indica que “donde sea posible se suprima el agua bendita de las pilas de entrada a los templos”. Aquí la pregunta sería ¿Qué es eso de donde sea posible?. Pero lo soluciona con un “respetando siempre el modo como cada fiel desee recibir al Señor”.

¡¡Qué poco tacto y menos tino han tenido!! Y me duele, de verdad, decirlo así, pero quieren, por un lado sumarse a la propaganda demagógica y “ a escondidas” hablan de recibir al Señor.

No lo entiendo y más de un fiel de los de asistencia diaria a templos y demás, puede estar dudando sobre qué es lo primero, si acercarse a ese Señor del que siempre hablaron, como la meta suprema o protegerse, no vaya a ser que al acercarse le contagien la gripe A.

Han vuelto a errar, de momento sin H.
 

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