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OPINIÓN - VIERNES, 9 DE OCTUBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Callejón sin salida
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Veo una noticia, en nuestro periódico El Pueblo de Ceuta, que me deja perplejo, por cuanto en los años que llevo en Ceuta, más de treinta, he visto multitud de cosas en el paso de la aduana, pero de ahí a llevar en tu propio vehículo a unas personas totalmente desconocidas, es un paso tan grande que, lo normal es que uno, el que haya actuado así, se haya metido en un verdadero callejón sin salida.

Veamos, pues. El representante del Ministerio Fiscal solicita seis años de prisión para un matrimonio, por un presunto delito de blanqueo de capital.

Naturalmente que la defensa, por algo es defensa, trata de exculpar a sus clientes y alega que estos desconocían que las personas que llevaban para embarcar en el ferry tuvieran una documentación manipulada.

Las buenas intenciones de la defensa, por algo va a cobrar, están ahí, pero lo que no es normal y no se ve todos los días, ni todos los meses es que uno que va a embarcar vaya recogiendo gente que va en dirección al puerto.

Un taxista, pero hasta la estación marítima y sin saberlo él, ha podido recoger a unos clientes que sean blancos, morenos, con o sin carné de identidad, pero un matrimonio normal, una madre y un hijo, una hija y un padre ..., van ellos en su coche y, si acaso, si es que coinciden, les puede acompañar un vecino, más compañía no parece lo normal. Todo lo demás, cuando menos, a mí me parece más que sospechoso, y en los días que corren, aun, más.

Tras las declaraciones es posible que ya se puedan atar más cabos y muy especialmente cuando ya el matrimonio explica que “ a simple vista no habían percibido que la documentación de estas tres personas estuviera falsificada”. ¿Cómo se explica esta afirmación? ¿Para qué tenían que saber ellos o ignorar si fulanito o el otro tienen una documentación falsificada o en regla?.

Esto lo primero y de ahí se puede colegir el segundo punto:” que nunca habían pactado una cifra económica por llevarlos hasta Madrid”.

Llegar más lejos es ir andando por un terreno resbaladizo, por usar un término suave, porque ya es mucha casualidad que “ al salir del puerto, de comprar los billetes, se nos acercó un hombre rumano y nos pidió que llevásemos a estas tres personas”. Más leña al fuego. No se conocen y comienzan a pedirse favores, pero eso sí sale a escena el montaje de la nacionalidad:” como somos rumanos y lo veíamos como uno de nosotros aceptamos el trato de pagar los gastos del viaje entre los cinco”.

“Lo que hace la buena voluntad”, podría haber dicho hace cincuenta años mi abuela, “hay que estar con los nuestros”, con lo que de ser eso una norma aceptable, a partir de ahora, cada vez que vayamos a sacar el billete del barco, a lo mejor tenemos cola esperándonos para que el viaje nos resulte casi gratis.

Bueno será que la ley marque las responsabilidades, también aquí, para que más de uno de esos “negocios” que van surgiendo cada día de una forma, sean cortados de raíz y muy especialmente cuando se trata de gentes que no han hecho más que llegar y empiezan a mostrar unas artes que, en absoluto, favorecen la buena marcha de nuestra sociedad.

No sé si serán seis años, más, menos o los que sean, pero la ley debe ser fuerte y así evitar caminos tortuosos con documentaciones.
 

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