PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - MIÉRCOLES, 28 DE OCTUBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Cambios de carácter
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Años atrás, en el edificio donde yo vivía entonces, había una vecina que coincidía conmigo todos los días en el ascensor. Una vecina que era lectora mía. Y cuyos cambios de humor me dejaban a veces sumido en el desconcierto. Lo cual no era para menos. Ya que lo mismo me hablaba por los codos, poniendo calidez en sus palabras y mostrándose afable, atenta, simpática, halagadora, etcétera, que, a la par, se ponía jeta y sus buenos días parecían más bien una condena a galeras.

La volubilidad de aquella mujer, de carácter más inconstante que una veleta, llegó a molestarme y una mañana no tuve el menor inconveniente en reprocharle su actitud con tan buenas maneras que no tuvo más remedio que confesarse. Así que me enteró de cómo sus comportamientos variaban en consonancia con lo que yo hubiera escrito ese día.

Mi respuesta no se hizo esperar: mira, le dije, debido a que la señora y yo nos tuteábamos, a ver si te enteras, de una vez por todas, que yo no soy objetivo. Que lo que yo soy es subjetivo. Porque soy sujeto y no objeto. Aunque es bien cierto que siempre aspiro a ser equilibrado y justo en mis opiniones.

Después de aquella aclaración, conviene decir, cuanto antes, que la señora me retiró su palabra. Una decisión que, según ella, le ha servido para envejecer mejor. De manera que ya saben los políticos donde hallar ese elixir capaz de evitarles las arrugas no deseadas.

Es lo que ha hecho ya Yolanda Bel. Quien está demostrado que le tiene un miedo enorme a hacerse mayor. Y ya no digamos nada a los cambios producidos por ese proceso natural. La consejera de Medio Ambiente y portavoz del Gobierno, en poco tiempo, ha pasado de ser educada y amable, afectuosa y simpática conmigo, a mirarme con ojos de Betty Davis, cuando ésta disfrutaba haciendo de mala en el cine. ¡Qué miedo!...

El lunes pasado, créanme, miré de frente a YB y temí que me echara la culpa de todos los problemas que le viene ocasionando el desempeño de su cometido como portavoz. Una tarea que, no es la primera vez que se lo digo, le ha agriado el carácter hasta el punto de hacerle pensar que está rodeada de enemigos.

Lo cual no deja de ser una confusión lamentable. Y craso error. Porque, si se empeña en mantener esa postura, le puede ocurrir que, a la hora de la verdad, se vea cada vez más joven pero sin la ayuda que siempre hemos tratado de prestarle con nuestras críticas, siempre saturadas de subjetividad, tanto cuando tocaban las alabanzas como las censuras.

Yolanda Bel, que lleva ya bastantes años en el gobierno local, ocupando cargos importantes, ha tenido tiempo de aprender que los políticos están tan expuestos a la crítica como a la gripe. Y, cómo no, que los políticos no son, por el momento, profetas ni dioses, y lamentable sería vivir en un sitio donde profetas y dioses tuvieran un trato de excepción. Por lo tanto, estimada señora, consejera de Medio Ambiente y portavoz del Gobierno, si prefiere mostrarme su lado oscuro porque está convencida de que así, el paso del tiempo no será duro con usted, en su derecho está. Pero aún así, le aseguro que yo seguiré escribiendo de usted de la misma manera. Es decir, con esa carga de subjetividad que me hace dedicarle ditirambos o bien decirle que ha actuado usted peor que la ‘Chata de Cádiz’. Y a vivir que son días.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto