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cultura - JUEVES, 5 DE NOVIEMBRE DE 2009


javier julio garcia. fidel raso.

biografo de manuel elkin patarroyo en españa
 

«Estudié Periodismo para investigar a personas que dejasen huella y me encontré con Patarroyo»

El escritor Javier Julio García, conocido como biógrafo en España del nuevo Premio Convivencia, colabora en los preparativos del evento que se prevé para el día 19 y relata algunos secretos de la vida de Patarroyo
 

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Se ha desplazado hasta la ciudad autónoma para colaborar con la Fundación en los preparativos del acto de entrega del Premio Convivencia a Manuel Elkin Patarroyo, que se prevé para el día 19. Y pese a que muchos lo califican como el biógrafo del científico en España, el escritor Javier Julio García Miravete cree, bajo su mirada existencialista, que es imposible relatar la vida de una persona como el investigador colombiano, del que guarda numerosos recuerdos, documentos y grabaciones por su fascinación ante una de esas personas que dejarán huella en la humanidad, convirtiéndose en uno de los pilares que lo llevaron a estudiar Periodismo. Diez años después, García Miravete publicó ‘Patarroyo, pasión por la vida’.

Pregunta.- ¿Cuál es el secreto de su visita extraoficial a Ceuta?


Respuesta.- Estoy ayudando con los preparativos para el Premio Convivencia, que le ha sido otorgado al doctor Manuel Elkin Patarroyo. He sido invitado en calidad de biógrafo suyo en España tras publicar mi libro en 2005, ‘Patarroyo, pasión por la vida’.

P.- ¿Qué le movió a indagar en la vida de Patarroyo y relatar su vida?

R.- Siempre me gustó mucho la ciencia y un día, leyendo una revista, leí un artículo de un investigador latinoamericano, colombiano, de un país pobre y conocido por el narcotráfico. Entonces me llamó la atención porque aparecía él vacunando en Tanzania.

P.- ¿Cuáles y cómo fueron sus primeros contactos con el científico?

R.- Pues me enteré que daba una conferencia y asistí; al finalizar, me acerqué a él y le pedí un entrevista. Me dijo que sí pero que madrugaba mucho, tanto, que la hicimos a las seis de la mañana. Luego la publiqué en una revista. Un año después, regresó a Madrid para dar otra conferencia, mitad en inglés y mitad en español, y volví a pedirle otra entrevista. Mi fascinación quedó en esa segunda vez, porque me recordó el hotel y la hora en que hicimos la primera y me preguntó dónde nos habíamos quedado. Ahí empezó una fascinación, casi una persecución, y asistía a todas sus conferencias por España.

P.- ¿Cómo describiría esa secuencia del plano profesional al afectivo entre ambos?

R.- Un día fui a Vitoria a un congreso y le planteé que en vez de continuar con el tópico de Patarroyo como creador de la vacuna contra la malaria, porqué no hacíamos una biografía. Y entonces me respondió: Pues la hacemos. Luego obtuve una financiación de un millón de pesetas de un médico que confiaba mucho en mí y me trasladé a Colombia, donde no paré de trabajar. Luego, me rechazaron todas las editoriales y tras diez años insistiendo, conseguí publicar mi libro.

P.- Diez años de investigación y trabajo en continuo contacto con el investigador cubano, dan para conocer...

R.- En Colombia hacía la misma vida que él. Me abría su despacho, que es una auténtica pinacoteca, una maravilla; me dejaba ver todas las investigaciones y me lo explicaban todo, con muchísimas notas. En su casa, hablaba con su madre, sus once hermanos, sus amigos, hijos; tengo grabaciones de unas ochenta personas que utilicé para escribir mi libro.

P.- ¿Podríamos decir entonces que Patarroyo fue el eje de su trabajo y a la vez, gran maestro?

R.- Pues sí, y ha sido apasionante. Cuando me replanteé estudiar Periodismo deseaba lo cultural, lo trascendente, el investigar a personas que dejasen huella, la cooperación, y me encontré con él. Estoy muy concienciado con los problemas que les afectan a los países del tercer mundo, con las enfermedades y la pobreza que rodea a África. Y me pareció muy bonita la donación de Patarroyo a la OMS para beneficio de la humanidad sin ánimo de quererse lucrar.

P.- ¿A qué o a quiénes tuvo que enfrentarse el nuevo Premio Convivencia cuando tomó dicha decisión?

R.- Recibió muchísimas ofertas; podría haber sido ministro de Sanidad en Colombia, le dieron talones en blanco, le pusieron cebos sexuales, y jamás lo consintió recalcando que la vacuna tenía que llegar a los más pobres y que si se la llevaban las multinacionales, sólo la tendrían los hombres de negocios, los militares y los turistas. Incluso le pusieron droga. Le han hecho de todo y se lo tomó a broma. Eso me llenó de ilusión y emoción.

P.- ¿Se ve reflejado en esa concepción de la vida?, ¿ha marcado esta figura un antes y un después en su trayectoria?

R.- Pues sí, porque representa lo que quise ser de pequeño, el hacer algo importante por la humanidad. Tengo la casa llena de documentación, parece que tengo el Síndrome de Diógenes (bromea); por eso, he traído una maleta de 20 kilos con material sobre Patarroyo

P.- ¿Cómo es personalmente Patarroyo?, ¿qué le caracteriza como ser humano?

R.- Es entrañable, simpático, agradable, es excepcional y muy juerguista (bromea).

P.- Con todos estos adjetivos, ¿le gusta que le califiquen como su biógrafo?

R.- En realidad yo soy muy existencialista; biógrafo es quien escribe la vida y sobre Patarroyo, es imposible, por sus viajes, por su trabajo, por sus horarios. Yo he recopilado una gran documentación muy minuciosa y que será expuesta en Ceuta. De hecho, he traído un par de muestras de la vacuna contra la malaria, la que sirvió para vacunar en Tanzania.

P.- ¿Cuánto tiempo permanecerá por la ciudad?

R.- Sólo dos días porque luego regresaré para el acto, que se prevé para el día 19.
 

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