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Cualquier pseudoperiodista puede alardear de entrevistar a
Napoleón dentro de un manicomio, aunque, en realidad,
Napoleón se llame Manolo Fernández. Es lo que en Periodismo
se define como “No dejes que la realidad te arruine un buen
reportaje”. Porque deben saber ustedes que hay auténticos
profesionales en tomar el pelo al entrevistador, que
incapaces de apagar el casete ante esa situación digan eso
de “hasta aquí hemos llegado, majos”. De la misma manera
Napoleón (Manolo Fernández) podría acabar en Youtube como si
hubiera sido entrevistado en Santa Elena.
El presidente de la Ciudad Autónoma de Ceuta debería ser más
prudente y su flamante gabinete de Comunicación y Análisis
debería explicarle de una vez por todas que la Opinión
Publica no tiene por qué coincidir con la opinión publicada.
Que no se ponga nervioso el presidente. Que no baile si no
le apetece al son que le marca nadie, sea guapo o feo. Esté
o no esté en Youtube. Usted, señor Vivas, responda
gobernando junto con la Delegación de Gobierno. Solucione el
problema del agua, de los barcos, del paro y así un día y
otro.
Lamento decirle que ha citado usted muy alegremente el
artículo 197 del Código Penal como defensa ante “sus vídeos”
en la Red. Siento decirle que “la evolución en Internet ha
sido más rápida que la legislativa”, lo que hace que se den
casos incomprensibles. Como señalan muchos expertos en la
materia, y se recoge en un informe (febrero 2003) del
prestigioso bufete de abogados `Cremade&Calvo Sotelo’, en
colaboración con la Asociación de la Prensa de Madrid, se
pone de manifiesto que “la legislación actual debería ser
revisada ya que, a pesar de las nuevas situaciones
planteadas por las tecnologías de la información, estas
nuevas formas de comunicación se siguen regulando entre
otras normas por la Ley de Prensa de 1966 (Ley Fraga), al
seguir aún en vigor parte de su contenido”, lo que conforma
un verdadero laberinto entre lo nacional y global.
Muchos medios de soporte digital son tan rápidos en difundir
una mentira como en desmentirla. Hace un año (septiembre
2008) el diario digital marroquí `L’Observateur’ aseguraba
que el bebé que esperaba la ministra francesa de Justicia,
Rachida Dati, soltera y de 42 años, era hijo de Aznar. El
infundio a pesar de ser desmentido por Aznar pocas horas
después a través de la FAES, con amenaza legal por medio, no
evitó que algunos diarios nacionales le dedicaran al
chascarrillo hasta dos páginas.
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OPINIÓN
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