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OPINIÓN - DOMINGO, 8 DE NOVIEMBRE DE 2009

 
OPINIÓN / ventana abierta

Contradicciones juveniles

Por Miguel Ángel de la Huerga /Orientador Familiar


La adolescencia es una etapa de la vida de por sí contradictoria, donde el joven evoluciona rápidamente en su cuerpo, mientras sus emociones lo hacen de una forma lenta y progresiva hasta llegar a la madurez de adulto.

Es un periodo desconcertante para los padres, por lo que es hasta cierto punto lógico que se presenten continuamente roces e incomprensiones mutuas. De ahí surge la dificultad del necesario acompañamiento que ha de ser intenso; pero a la vez sutil para no despertar rechazos en el joven.

A las contradicciones propias de la edad hay que añadir las que inducimos con nuestro tipo de educación que debe ser orientada a su personalización, es decir, a ayudar a conseguir que lleguen a ser adultos maduros y a la socialización o preparación para el desenvolvimiento con los demás.

Aumentan esas contradicciones, cuando educamos con excesivo proteccionismo, sobre todo si va acompañado de una gran permisividad. Proteccionismo y permisividad, debieran actuar de forma inversa, modulados por el sentido de la responsabilidad del joven que debe hacer de árbitro en este proceso.

Debemos fomentar en los jóvenes, ante todo y sobre todo, el sentido de la responsabilidad desde que son niños, y a medida que se comprueba que están dispuesto a ir tomando decisiones con libertad, asumiendo sus consecuencias, los padres podrán aflojar su protección, permitiéndoles actos que estén en consonancia con su progresivo desenvolvimiento.

Ser responsables supone para el joven que se comprometa con sus decisiones, que no tenga actitudes pasivas, que asuman mayores compromisos con él mismo y con los demás, que sea capaz de otear en su futuro, subordinando sus lógicos deseos de ocio y bienestar inmediato, a valores importantes, y que sepa interpretar sus derechos, pero también sus obligaciones, en esta compleja sociedad que nos ha tocado vivir.

Quizás lo más complicado de todo esto es cómo apreciar que el joven va ganando en responsabilidad. Es éste un trabajo continuo que se ha de comprobar en pequeñas cosas y momentos, con la intervención directa del propio joven, al que se le ha de ir evidenciando los adelantos y retrocesos en los pequeños acontecimientos diarios.
 

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