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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 11 DE NOVIEMBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

El rescate de cuatro subsaharianos
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Se llevó a cabo, no podía ser de otra forma, por la Guardia Civil y con este van ..., cientos de rescates a personas que por hambre, por miedo a lo que hay en sus países, o por la búsqueda de “EL DORADO”, en un gran número de ocasiones , se quedan cortados, a mitad de camino, con lo que su final está en el milagro, como en este caso, o en la muerte que tantas veces se ha dado.

En este caso, y hay que valorarlo, también, coordinada con las autoridades marroquíes, una embarcación del Servicio Marítimo de la Guardia Civil tuvo que realizar una operación de rescate en aguas del vecino país, en la antigua Ballenera.

La operación era de vida o muerte, estaba en juego el rescate de cuatro inmigrantes subsaharianos que luchaban con el mar a bordo de una balsa neumática.

Las necesidades tienen que ser grandes, la angustia por la que tienen que estar pasando, debe ser insostenible para lanzarse al mar, en un auténtico juguete que va a estar durante horas, días o, incluso, semanas a merced del mar, con buen tiempo y a merced del milagro, casi siempre.

En este caso, los cuatro inmigrantes subsaharianos se debatían con el mar muy picado, además de con un fuerte viento de poniente que ponía en peligro, incluso, las embarcaciones de más resistencia. ¿A dónde podían llegar estos “desheredados” en aquel “barquito de papel”?.Si somos sinceros, a ninguna parte.

Por las informaciones que nos han llegado, la Gendarmería Real marroquí, desde tierra, veía como una balsa con inmigrantes, muy cerca de la costa, pasaba apuros para mantenerse, pero ellos no tenían posibilidades de interceptarlos. Estos inmigrantes, pues, estaban a merced del mar o a la espera de que la Guardia Civil pudiera rescatarlos.

Y para este rescate y para salvarles la vida, ahí volvió a estar la Guardia Civil, una vez que fue alertado el Servicio Marítimo español de este cuerpo, con base en Ceuta.

Todo estaba visto, desde el otro lado de la frontera, por lo que la Guardia Civil entró en su terreno, al ver que la única forma de salvar a aquellos inmigrantes era su intervención. La embarcación de la Guardia Civil entró en aguas de Marruecos, procedió al rescate de los inmigrantes que estaban casi helados de frío, en una embarcación “rumbo a no sé donde”, porque no eran capaces de separarse mucho de la costa. Se vivía la tragedia.

Y es algo que se repite muchas veces, una esperanza que existe en el corazón de muchas gentes, una esperanza que se olvida, que no llega a asimilar el miedo a la muerte, posiblemente porque vivir en las condiciones, en las que viven muchas de estas personas, es la peor de las muertes, es estar en vida metidos en el infierno, del que pretenden escapar, por el medio que sea, incluso en una balsa infantil, en la que apenas caben y la que, a duras penas, puede aguantar la primera embestida del mar, especialmente si hay un poco de viento.

Y tras el rescate, lo mismo de siempre. El traslado al Puerto Deportivo, a la base de la Guardia Civil, donde esperaban las ambulancias para trasladar a estos inmigrantes al hospital.

Tratamientos de hipotermia, reacción favorable y, a continuación, otros cuatro inmigrantes más para el CETI.

Esto es lo que hay a cada instante. Ceuta tiene un apartado más en sus presupuestos. Sus gastos, con la inmigración, no hay que dejarlos de lado.
 

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