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cultura - DOMINGO, 15 DE NOVIEMBRE DE 2009


actuación de 'the giants'. reduan.

XV festival internacional de jazz ciudad de ceuta
 

Ray Gelato y sus gigantes
convierten el Palacio Autonómico
en el más selecto club de swing

“Es una pena, pero esta música está un poco olvidada”, afirma el cantante y saxofonista, quien no duda en manifestar con orgullo que sus conciertos son “zonas libres de pop”
 

CEUTA
Rober Gómez

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Seguramente si el Salón de Actos del Palacio Autonómico no hubiere tenido butacas, el público habría entrado en un éxtasis de baile. Como no es así, los dos centenares de personas que ayer acudieron al último concierto del Festival Internacional de Jazz Ciudad de Ceuta no dejaron de mover con fruición, al compás, los pies bajo las poltronas. Ray Gelato y The Giants, uno de los grupos más grandes que siguen cultivando el swing, pusieron un broche ‘gigantesco’ a los 15 años de existencia del evento ceutí. Moviéndose entre sus composiciones originales y, especialmente, entre clásicos de este género musical derivado del jazz, el público se contagió y despidió a la ‘big band’ en pie.

Ni uno sólo de los asistentes anoche al último directo del Festival Internacional de Jazz se vio defraudado por la fama que precedía a Ray Gelato and The Giants, que demostraron su genio con el swing, un estilo musical evolucionado del jazz.

Lejos, eso sí, de la improvisación del jazz ortodoxo, Gelato y sus gigantes colmaron al público de medidas composiciones propias y conocidos clásicos como Night and day, de Cole Porter, o I’m just a gigolo, de Louis Prima, con los que lograron una comunión tal con el público como hacía mucho no se veía en el festival caballa.

La voz y el saxo tenor de Gelato, la trompeta de Danny Marsden, el trombón de Andy Rogers, el bajo de Ollie Hayhurst, la batería Matt Home, el piano de Gunther Kurmayer y el segundo saxo de Ollie Wilby componen una máquina engrasada de swing con la que el Festival ceutí puso, sin duda, uno de sus momentos más especiales en sus quince años de existencia.

Antes del concierto, el maestro del swing que es Gelato, en una entrevista con EL PUEBLO, demostró su buen carácter. Pese a haber nacido en Gran Bretaña y vivir en Estados Unidos, el saxofonista mantiene la vitalidad de la herencia italiana materna, es más, no puede negar que se asemeja a un cliche italoamericano.

Entró, no obstante, en la música por los gustos de su padre en los germinales años cincuenta. “Eran los discos que tenía mi padre de rock’n roll y rithm & blues”, recuerda el saxofonista tenor nacido en Manchester, quien reconoce que “hay un poco de esa música en nuestro swing”, en cuanto “a la energía”.

“Me gusta la energía del rock’n roll, es un poco como la energía del jazz”, afirma Gelato, quien cita a Fats Domino, Bill Hayle, Sammy Davies Jr. o “un poco de Sinatra”, entre sus preferencias dentro de ese estilo más abierto a las preferencias de la audiencia.

Asimismo, el cantante asimila también con estilos posteriores, como la música de la banda de glam-rock setentero Slade.

No obstante de estar dispuesto a captar multitud de influencias, Gelato se reconoce un enemigo de la música pop. “Odio el pop”, sentencia, especialmente en lo referente a “cómo se vende el sexo con la música a la gente joven, es demasiado obvio, me deprime”, añade sin tapujos.

No fue hasta 1979 cuando empezó a tocar el saxo tenor, militando en The Dynamite Band, comenzando pronto su historia de amor con el swing, a la que dio continuidad en The Chevalier Brothers, donde compartió escenario con el popular guitarrista francés Maurice Chevalier.

Gelato empezó a tener notoriedad en los ochenta en los clubes londinenses y resucitó el interés por la música swing de los años cuarenta y cincuenta. Ahora, en el siglo XXI, el saxofonista cree que mientras el jazz sigue muy vivo, de lo que da cuenta el gran número de festivales que hay, “el swing, es una pena, pero está un poco olvidado”, algo que cree puede deberse a la propia naturaleza de una música que precisa de “big-bands”. De hecho, The Giants está compuesto por siete músicos.

De cualquier forma, Gelato no cree que la suya sea una música nostálgica de los 40 y 50. “La música está tan fresca como el momento en que la tocas si a la gente le gusta”, concluye el maestro del swing.

Sin embargo, fue notorio que todos los que anoche salieron del concierto de Gelato y sus Giants tenían ganas de enfundarse un smoking para beber champán en una mesa apartada de un luminoso club para cerrar un trato cualquiera con un mafioso.
 

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