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OPINIÓN - VIERNES, 20 DE NOVIEMBRE DE 2009

 

OPINIÓN / ESPAÑA CAÑÍ

Cutrerío & Bajunerío
 


Nuria Van Den Berghe
nuriavandenberghe
@elpueblodeceuta.com
 

En el sur de nuestra preciosa piel de toro, existe la tradición de los corralones de vecinos, ya saben, las casas con galerías de pasillos, en torno a un gran patio central donde vienen a dirimirse todos los asuntos de la comunidad. Los habitantes de los corralones son normalmente personas humildes, algunas familias con menos dinero que las chinches, pero habitualmente se afanan en adornar con macetas el espacio disponible y en verano, con la fresquita, bajan las sillas al corralón y hacen corrillos. No es precisamente el ágora de Sócrates, pero es nuestro, es español, es una tradición y hay que respetarla, porque si no respetamos nuestras raíces nos vamos directamente al carajo.

Lógicamente no todo es un remanso de paz y surgen disputas y enfrentamientos que se suelen solucionar pegando voces y pregonando a la de enfrente. Así se enriquece el idioma y un lingüista puede captar matices insospechados, de esos que no aparecen en los libros de texto ni en el Diccionario de la Real Academia. ¿Un ejemplo? Bueno, en mi barriada marinera queda algún corralón y yo he oído aullar “¡Me cago en la última bocaná de los muertos del casero! ¡En esta mierda de casa hace más caló que follando debajo ´ un plástico!”. Cosas así. Muy genuinas. Son las corraloneras y los corraloneros potenciando el habla andaluza. Y eso que no reciben subvenciones de cultura de la Junta.

¿Qué murmuran con indescriptible altivez? ¿Qué lo que estoy relatando es un cutrerío? Vale. Pero más cutrerío es que se siga permitiendo despellejar a los imputados en los sumarios en los programas del corazón. Eso sí, siempre he dicho y repetido que, si en esta España que a veces hiela el corazón se quiere obtener justicia, hay que acudir a los platós, a vocear y pregonar, a llorar y a contar. Es solo entonces cuando los Poderosos, por mor de la mala publicidad, hacen amago de solucionar los problemas. La Justicia se ha convertido en un inmenso programa televisivo, periodistas avisados para filmar la humillación de los detenidos, detenciones innecesarias de personas a las que, sencillamente, pueden llamar a declarar y en virtud de la declaración detener o no detener, show macabro con idas y venidas de furgones filmados por oportunas cámaras alertadas convenientemente. Y más tarde, el sucesor del “Aquí hay Tomate” como portavoz oficial de las operaciones de ringorrango como Hidalgo, Ballena Blanca o Malaya, en forma del “Sálvame” diario o del “Sálvame de Luxe” donde hace las labores de Presidente de la Sala Jorge Javier Vázquez y de Magistrada Ponente Belén Esteban, más una serie de tertulianos prestigiosos que van de Marujita Díaz a Carmele Marchante haciendo las veces de esos fiscales de los que burlonamente se dice que son “garantes de la legalidad” ¡Para mear y no echar gota! ¡Garantes de la legalidad los fiscales! Oigan, que no estoy de coña, que yo lo he leído en algún lugar que no era la revista “El Jueves”.

Cierto es también que, las cadenas de televisión deberían apoquinar, declinar el verbo endiñar en primera persona del indicativo y pagar el copyright al Ministerio de Justicia, para vocear en el corralón justiciero y traer a colación temas penales en los que se dilucida sobre vida, libertad y patrimonio de las criaturas y se montan unos juicios paralelos de la hostia, decidiendo a que personaje hay que meter o no meter en la cárcel. ¿O es que no han visto a Belén Esteban pregonando al juez de la Operación Karlos para que meta a la Campanario y hasta al Jesulín a chupar reja y a comer bandeja?.¿Que risa! Aunque a veces hay momentos amargos, como cuando, en todas las televisiones filmaron a los caballos moribundos del alcalde de Marbella, ese que tenía las llaves de las arcas del Ayuntamiento, el preso Juan Antonio Roca, porque el juez torres no dejaba que les dieran de comer ni que les curaran. ¿Qué que le pasó al torres? Nada ¿No ven que a los jueces les juzgan sus coleguitas? Hoy por ti mañana por mí.

Al corralón judicial le sucede como a una de las dos Españas del poeta, te hiela el corazón de asco y de repugnancia ante la injusticia institucionalizada. O como a la otra España, que te calienta la boca y te desternillas viendo trasportar a presos desencajados y dilucidando el futuro penitenciario de la Pantoja en plan ¡Toma, te jodes! Porque primero, en las televisiones, han contado que, todos a los que detienen poseen buenos dineros y no pasan las fatigas que padecemos el resto de los españoles. Tipo lucha de clases y refocile del proletariado al quemar los palacios de invierno.

Luces y sombras del cutrerío y del bajunerío. Pero muchas honras se perdieron. Y muchos caballos murieron en el corralón. ¿No sientes, en el fondo pena?
 

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