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cultura - VIERNES, 4 DE DICIEMBRE DE 2009


Verónica Rivera con Ángel Gabilondo. j.r.

educacion
 

El Libro Blanco de la Educación Intercultural incluye tres propuestas dirigidas a Ceuta

El ministro Ángel Gabilondo respaldó
ayer el proyecto en el acto de presentación de la publicación, impulsada por FETE-UGT a nivel nacional para propiciar un sistema educativo “que responda a los criterios de calidad, éxito escolar e igualdad”
 

CEUTA
Gonzalo Testa

ceuta
@elpueblodeceuta.com

El ministro de Educación, Ángel Gabilondo; el secretario general de UGT, Cándido Méndez; y el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias; respaldaron ayer en Zaragoza con su presencia los objetivos y principios que han inspirado las I Jornadas de Ciudadanía Intercultural y Educación, que se clausuraron con la presentación pública del Libro Blanco de la Educación Intercultural, un proyecto impulsado por FETE-UGT que incluye tres propuestas dirigidas específicamente a Ceuta que firman el profesor titular en la Facultad de Humanidades de la UGR en Ceuta Fernando Trujillo y la doctora en Filología y asesora del CPR Verónica Rivera.

El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, consagró ayer en Zaragoza, donde se celebró la clausura de las I Jornadas de Ciudadanía Intercultural y Educación organizadas por la Federación de Trabajadores de la Enseñanza de la Unión General de Trabajadores (FETE-UGT), su convicción de que es “clave” encontrar, también dentro del sistema educativo, “una oportunidad de crecimiento” en la diferencia y una “riqueza extraordinaria” en la interculturalidad, ya que permite a la ciudadanía “compartir otras formas de vida y otros valores”.

El ministro, al que acompañaron en el Centro de Formación Arsenio Jimeno, donde tuvo lugar el evento, el presidente de Aragón, Marcelino Iglesias; y el secretario general de UGT, Cándido Méndez; apostó por una educación “inclusiva, que asuma la diferencia y que la vea como una riqueza y una oportunidad”.

Con sus palabras bendijo los objetivos prioritarios de las jornadas, pergeñadas con el propósito de “analizar cuáles son las respuestas de la educación, desde la perspectiva intercultural, para la formación de ciudadanos” y de “reflexionar y definir” un modelo educativo intercultural “que responda a los criterios de calidad, éxito escolar e igualdad de oportunidades”.

El ciclo culminó con la presentación del Libro Blanco de la Educación Intercultural, una publicación con cerca de 300 páginas que mira de frente a lo que Gabilondo describió como “la nueva realidad española”, en la que el 12% de la población es extranjera, el 8% de los niños son nacidos en otros países y el 7% de los cotizantes a la Seguridad Social son trabajadores extracomunitarios.

“Se debe asegurar la igualdad de trato y el acceso al sistema educativo”, subrayó el ministro, que para lograrlo se comprometió a mejorar la financiación del sistema, incrementar los recursos al servicio del profesorado y mejorar sus retribuciones, reducir el número de alumnos en las aulas y considerar la Educación Infantil como un elemento decisivo “para una integración desde la igualdad”.

Este Libro Blanco, como todos los de su naturaleza, aspira a servir de guía sobre qué respuestas ofrecer “para la gestión y organización de centros educativos desde la perspectiva intercultural” desde múltiples perspectivas: la de las políticas institucionales, la de la formación del colectivo docente, la de las comunidades educativas, la de los centros y hasta la de las aulas.

De entre sus 45 propuestas concretas, elaboradas por especialistas de toda España, tres están dirigidas específicamente a Ceuta y, por extensión, a la ciudad autónoma de Melilla. Sus autores son el profesor titular del departamento de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Facultad de Educación y Humanidades la UGR en Ceuta, Fernando Trujillo, que firma la titulada ‘Diseñar una política de educación lingüística plurilingüe para las ciudades autónomas’; y la doctora en Filología por la Universidad de Sevilla Verónica Rivera, asesora en materia de gestión de la diversidad cultural, social y lingüística como en el CPR local.

Esta última plantea ‘Crear la figura del mediador o mediadora lingüístico en los centros escolares de titularidad pública en Ceuta’ y ‘Abordar la enseñanza de la lengua española en Ceuta como una segunda o nueva lengua en los niveles iniciales de la escolarización obligatoria’.

Política plurilingüe

“España es un país multilingüe”, dice Trujillo para justificar su propuesta, “pero de manera especial en Ceuta y Melilla, punto de encuentro para el castellano y el dariya y el tamazight, respectivamente, además de muchas otras lenguas provenientes de las nuevas migraciones europeas, africanas y asiáticas”.

Sin embargo, las aulas son monolingües, mucho más en las dos ciudades, que “no tienen una política de educación lingüística a pesar de que esta pueda ser especialmente importante dada la peculiar localización de ambas ciudades autónomas y su configuración sociolingüística”.

De que sea factible “un desarrollo ordenado de la educación lingüística que permitiera a sus estudiantes una amplia competencia tanto en la lengua de la escuela, en las lenguas extranjeras y en su propia lengua materna” depende, según el autor, “la mejora de los resultados escolares, la formación para el trabajo, la incorporación activa a la vida ciudadana o la construcción de una convivencia equilibrada en derechos y deberes”. Casi nada.

Para lograrlo propone “partir de los principios de inclusión y de atención a la diversidad para el diseño de una política de educación lingüíística plurilingüe”; potenciar la formación inicial y permanente del profesorado local “en competencia comunicativa plurilingüe, considerando el objetivo del dominio de la lengua de la escuela, una lengua extranjera y la lengua de sus estudiantes, sea esta dariya o tamazight” y “en metodologías de enseñanza de idiomas actualizadas”. Igualmente, Trujillo apuesta por “incorporar a los centros educativos de Ceuta y Melilla personal de apoyo que permita tanto una enseñanza de lenguas más efectiva como conectar con el alumnado y sus familias en el caso de que no conozcan la lengua de la escuela”.

Mediadores lingüÍsticos

En la primera de sus dos propuestas incluidas en el Libro Blanco Verónica Rivera profundiza más en el perfil de ese “personal de apoyo”. La doctora en Filología apuesta por los “mediadores lingüísticos”, que según su planteamiento desempeñarían una doble función: la “puramente lingüística”; otra “orientadora sobre cuestiones tan variadas como el modelo educativo, las inscripciones, la información sobre becas y ayudas o la elaboración de tareas y materiales didácticos” y una tercera “psico-social” cerca de los Departamentos de Orientación y enfocada a “la participación en actividades de dinamizacion sociocultural e intercultural, la información/formación al profesorado sobre elementos paralingüísticos propios de la cultura musulmana o la participación activa dentro de programas comunitarios”.

“Aproximadamente el 70% de los alumnos que inician su andadura escolar en Ceuta posee una lengua materna, el árabe ceutí, distinta al castellano, que es la de instrucción”, recuerda Rivera en su exposición de motivos, donde advierte de que “la proporción de alumnos y familias que desconocen totalmente la lengua española al acceder a la Educación Infantil y Primaria va en aumento”.

“Los mediadores no sólo cumplen una función traductora, puesto que son el puente entre dos formas distintas de ver la vida y contribuyen a fomentar la cohesión social”, considera la especialista, a la que tanto Gabilondo como Méndez secundaron en sus posiciones durante sus intervenciones ante los medios en lo que a la mediación y las comunidades de aprendizaje se refiere.

Español, nueva lengua

“En los centros públicos ceutíes existe un alto índice de fracaso escolar o abandono escolar temprano, de ahí la necesidad de estos alumnos de recibir una enseñanza motivadora basada en un enfoque comunicativo y por tareas, más que uno de corte estructuralista, que es el que tradicionalmente se utiliza en las escuelas ceutíes”, diagnostica Rivera en su segunda propuesta, en la que plantea alternativas para hacer frente al acceso al castellano de los arabófonos, “tan precipitado como traumático” tanto para los docentes como para los alumnos, “en parte por la escasa formación y concienciación del profesorado en la enseñanza del español como segunda o n ueva lengua” que se registra en Ceuta.

Por ello la filóloga aboga por formar al profesorado en la enseñanza del español como segunda lengua, fomentar la introducción de materiales didácticos de ese tipo y “eliminar ciertos estereotipos que existen en la actualidad sobre la relación entre lengua materna árabe ceutí y hándicap escolar”.
 


Los políticos discrepan sobre si los crucifijos
deben salir de todas aulas o sólo de las públicas

“A las escuelas el conocimiento, los libros y la educación y la religión a los templos, en el espacio privado de cada ciudadano, con todo el respeto del mundo a todas las religiones”. Son palabras de Leire Pajín, la secretaria de Organización del PSOE a nivel federal, la enésima voz política que ayer se pronunció sobre la proposición no de ley aprobada el miércoles en el Congreso de los Diputados a petición de ERC que insta a promover la retirada de los crucifijos, al menos, de los centros públicos. En Ceuta hay colegios de este tipo con aulas que no es que tengan un crucifijo sino que “parecen una capilla”. Sus días deberían estar contados, aunque el ministro de Educación fue ayer el más cauto y aseguró que interpretaba la resolución parlamentaria como una forma de “acelerar” los trámites de la futura Ley de Libertad Religiosa, que según resaltó tendrá en cuenta tanto “la situación social” como las “creencias de una sociedad que hoy es también plural desde el punto de vista religioso”. CiU y el PP rechazaron el sentido de la iniciativa, pero IU instó al Gobierno a extenderla a los centros privados y concertados.
 


Otra forma de enseñar el castellano en busca de “éxito escolar y social”

“Enseñar la lengua española utilizando un enfoque que estimule el lenguaje oral, utilizando para ello el enfoque comunicativo, por tareas, o aquél que mejor se adapte a la realidad ceutí”. Esa es la esencia de la segunda propuesta recogida en el Libro Blanco de la Educación Intercultural impulsado por FETE-UGT que firma la asesora del CPR ceutí Verónica Rivera con el objetivo de “conseguir que mejore la competencia lingüística del alumnado y, con ella, sus posibilidades de éxito escolar y social”. Para lograrlo la filóloga defiende, además, la conveniencia de “eliminar estereotipos y prejuicios lingüísticos y culturales, fomentando la interculturalidad dentro de una escuela verdaderamente inclusiva” y de “omentar el plurilingüismo, considerando el español como una segunda o nueva lengua y valorando la lengua patrimonial de los alumnos”.
 

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