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                     Entramos de lleno en el mes de la 
					navidad. Y es en esos momentos, con la llegada de este mes 
					de diciembre, donde decido durante treinta días ser más 
					bueno que el pan. Yo soy así, qué le vamos a hacer. 
					 
					Claro que mucho más bueno que el menda, son los doce 
					directores de los periódicos catalanes que han llevado una 
					editorial conjunta. A algunos les puede parecer la chorrada 
					del siglo o que, con esa noticia de doce editoriales 
					iguales, se trataba de batir un record del libro Guiness.
					 
					 
					Oiga, hay que reconocer que son una jartá de buenos, 
					reunirse doce personas, doce directores de periódicos 
					diferentes para, sin que sirva de precedente, estar 
					totalmente de acuerdo. Esa es la mejor prueba de bondad y 
					cariño que se puede dar. Todos juntos al unísono. ¿Se puede 
					pedir algo más, qué esta demostración de cariño y afecto?. 
					 
					A mi que me registren, pero tal y como está el patio, 
					algunos habrán puesto el cazo a la hora de unirse para 
					redactar semejante chorrada, en los doce periódicos de una 
					parte de España. Pues les guste o les deje de gustar a esos 
					señores, Cataluña pertenece a España. Pongo Cataluña y no 
					Catalunya porque no en tiendo nada más que el castellano. 
					 
					Por cierto y hablando del castellano, recientemente un amigo 
					mío se ha tenido que trasladar a Barcelona y allí, pese a 
					quien le pese, sobre todos a esos que viven del cuento de 
					que sólo se debe hablar en catalán y de una Cataluña como 
					nación, en todas partes se le ha atendido en perfecto 
					castellano. 
					 
					O sea como cuando estuve en Barcelona donde ya, estos que 
					querían imponer el catalán y una Cataluña independiente, 
					vivían del mismo cuento del que quieren seguir viviendo, 
					porque de otra forma se tendrían que dedicar a trabajar. 
					Oiga, eso de ponerse a trabajar, no es labor de estos flojos 
					y cuentistas, que se han subido al carro y no sueltan el 
					sillón ni aunque le echen agua hirviendo. 
					 
					Cuando la prensa se vuelve de pesebre apoyando, 
					incondicionalmente, a un señor, no cabe duda de que se está 
					acercando, muy mucho, a los países gobernados por dictadores 
					baratos, donde sólo se publica lo que esos señores ordenan y 
					mandan, acabando con la democracia. 
					 
					Cuba, Venezuela, el país en el que gobierna el del jersey a 
					rayas o Guinea, son países donde la libertad de expresión 
					brilla por su ausencia pues, en esos países, hay que 
					escribir lo que orden el dictador de turno y pobre de aquel 
					que sea capaz de escribir o aprovechar algún medio de 
					comunicación, radio o televisión, para rebatir lo que ha 
					decidido hace el dictador de turno. Lo mejor que le puede 
					pasar, como mal menor es ir a dar con sus huesos en la 
					cárcel. Son muchos los periodistas, a los que de esa forma, 
					se les obligó a guardar sus plumas o a callar para siempre 
					sus voces. 
					 
					Esos periodistas, aquellos que en esos países dejaron su 
					impronta de su lucha por la libertad, son merecedores del 
					máximo de los respetos y descubrirse ante ellos. Los otros, 
					los del pesebre, los de al sol que más caliente, lo mejor 
					que deben hacer es abandonar el periodismo y convertirse en 
					bufones de sus señores. 
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