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OPINIÓN - VIERNES, 4 DE DICIEMBRE DE 2009

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

Camps Blancs
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

El barrio de Camps Blancs, antiguamente llamado de Cinco Rosas, pertenece al municipio de Sant Boi de Llobregat, antes llamado San Baudilio de Llobregat.

El barrio de Camps Blancs fue construido por el régimen franquista a finales de los años 60 dentro de un plan de absorción de los miles de españoles que emigraron a estas tierras.

El barrio de Camps Blancs tiene actualmente unos 4.764 habitantes y fue unos de los barrios donde más ceutíes pararon a vivir, de hecho aún quedan familias ceutíes y descendientes de aquellos que ya no están con nosotros. Sant Boi tenía en aquellos años de llegada de ceutíes, unos 19.968 habitantes, hoy en día tiene 81.668.

Yo mismo viví en ese barrio desde 1964 hasta 1970, mientras mis padres continuaron hasta el final. Hoy en día la casa donde viví, que vendimos a la muerte de mi madre, no es más que un recuerdo.

Hoy en día, muchas de las casas -en realidad se compone de edificaciones de 6 viviendas cada una, dos por piso- están ocupadas por familias provinentes de los barrios marginales de la Gran Barcelona (Casa Antúnez, Somorrostro, Montjuic, El Polvorín, etc.), gente pobre y sin recursos económicos. El 6,93% pertenece a la etnia gitana.

Ese 6,93% de habitantes del barrio no ha hecho más que crear problemas y es una de las causas por la que se vendieran rápidamente, por parte de ciudadanos más asentados en la sociedad catalana, muchas de las casas.

En ese barrio, donde viví mientras jugaba en el C.F. Salcor-Santboià, ha sido protagonista de batallas campales entre clanes gitanos con saldos dignos de figurar en los anales del crimen organizado.

Sin llegar a alcanzar las cotas que alcanzó el barrio de Sant Cosme, en El Prat de Llobregat, donde los gitanos representan el 30%, sigue teniendo referencias desastrosas de convivencia.

Tenía que morir varias personas, de muerte violenta, para que toda la suciedad social del barrio saliera a la luz. Un barrio donde la droga circulaba con pavor.

Frente a Camps Blancs estaba, ¿está?, el Parque y Talleres de Automovilismo donde destinaron a mi padre durante los mismos años en que yo residí en el barrio. Luego mi padre fue destinado al Gobierno Militar de Barcelona, en la céntrica plaza de la Puerta de la Paz, frente por frente al monumento a Cristóbal Colón.

En los terrenos del Parque teníamos nuestra primera vivienda en Catalunya.

En ese grupo de pabellones militares me enamoré por primera vez de una chica de Melilla, cuyo nombre no se me olvida: Nati y que perdí de vista al marcharme para jugar en el C.D. Riazor.

Fueron tiempos en el que las feromonas hicieron de las suyas en medio de un ambiente hostil para el amor, por la represión de los celosos guardianes de la ley franquista, sí aquellos de uniformes grises.

Tal vez, si hubiera seguido residiendo en Sant Boi, hoy estaría casado con Nati. El mundo da muchas vueltas…

Es agradable recordar, sin nostalgia, aquellos tiempos en que vivimos. Unos tiempos que me dieron la oportunidad de ver y tocar por primera vez la nieve en aquella gran nevada de diciembre 1995 y que junto con Miguel Martínez, otro ceutí y compañero de fútbol, recorrimos las estribaciones de la montaña de San Ramón, estribaciones pobladas de pinos y encinares, con recodos que formaban valles, llanuras y lomas… todo eso quedó transformado en el barrio Cinco Rosas, hoy Camps Blancs.

La urbanización franquista, construyó las casas el antiguo Ministerio de la Vivienda, aquel que tenía como símbolo el yugo y las flechas, y que por cierto las construyeron tan mal que se caían a pedazos, destrozó un entorno natural maravilloso para dar paso a un engendro horroroso.

Hoy sólo es un recuerdo.
 

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