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OPINIÓN - MARTES, 8 DE DICIEMBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

El entrenador se nos pone tierno
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Ya estamos en diciembre. Y se nota, vaya si se nota; pues apenas comenzado el mes, nos encontramos con los que piden que todos seamos buenos por decreto. Es la misma canción de siempre. Es tiempo en el cual hasta los sepulcros blanqueados consiguen dar el pego.

El entrenador de la Asociación Deportiva Ceuta, por ejemplo, nos ruega que todos seamos más blandos con él; y así no caeremos en el error de malinterpretar sus comentarios. Y se nos pone tierno, tras la victoria del equipo frente al Écija, para decirnos que él no se quiere ir a su casa, porque es en Ceuta donde más cosas tiene que hacer. Y, poseído por el amor de las fechas que se aproximan, echa mano de la sensiblería para desmentir al mensajero: “Lo que sí dije es que aquí sufro mucho, por mí, por mis directivos y por mi familia”. Con lo cual más que una conferencia de prensa futbolística, la cosa se convirtió en un relato de cariño navideño.

La victoria produce alegría y en el caso de Orúe también amnesia. Al hombre se le olvidó reconocer que, en un momento de ofuscación por sentirse cuestionado en su cargo, se llenó de ira y dijo lo siguiente:

-Tengo once hermanos y una madre y si me tengo que marchar de aquí, voy al cielo.

Y entendimos que el cielo estaba en su tierra, Jerez de la Frontera, porque allí vive su familia, y el infierno en Ceuta, donde le pagan para que haga lo que más debe gustarle: ser entrenador de fútbol de uno de los equipos más potentes del grupo IV de Segunda División B. Y, claro, no tuvimos más remedio que reprocharle su conducta. Porque no era la primera vez que se dejaba caer con comentarios desabridos hacia la ciudad.

Y cuando nos pide blandura navideña, aunque quizá no lo sepa, lo que nos está solicitando el entrenador de la ADC es que le comprendamos más y mejor, que tratemos por todos los medios de descubrir las amplias y válidas razones que tiene para actuar como viene actuando en su cargo, y que se le preste toda la ayuda del mundo para conseguir el ascenso del equipo.

Pero lo hace, quiero pensarlo así, sin darse cuenta de que él a cambio aún no ha conseguido concienciar a los jugadores para que luchen con las mismas armas contra equipos rudimentarios y que actúan en escenarios inadecuados para practicar ese fútbol exquisito del cual él nos habla a cada paso. Y, la verdad sea dicha, tiempo ha tenido para conseguir semejante logro. Máxime cuando los componentes de la plantilla, al menos que yo esté equivocado, no han estado jugando muchos años en la Liga de las Estrellas. Y, por tanto, la adaptación debería haber sido tan rápida como eficaz.

Por ello, en vista de que se han jugado ya 16 partidos y el equipo está empatado a puntos con el cuarto clasificado, lo que más le conviene al entrenador del Ceuta es centrarse en su trabajo y olvidarse de cuanto se diga de él en los medios. Porque el trato que le dispensan los periodistas es más que bueno. Así se lo recordé hace escasas fechas.

Tampoco sería mala cosa que no convirtiera las sesiones de vídeos en parte primordial de su tarea. Y, desde luego, le vendría bien no ver fantasmas donde no los hay. Y, sobre todo, debería contar hasta diez antes de hablar nuevamente con desdén de esta ciudad. Pues ya ha agotado el cupo de las excusas.
 

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