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OPINIÓN - MARTES, 8 DE DICIEMBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

Celebración merecida
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Me refiero a la del Día de la Constitución, por todo lo que ésta ha representado y creo que, durante mucho tiempo, seguirá representando en la sociedad española.

Recuerdo el día del referéndum en el que se aprobó la Constitución, día 6 de diciembre de 1978. Fue un día muy lluvioso, al menos en Ceuta y Algeciras, pero aun así no se privó la gente de ir a votar.

Era algo que se estaba esperando, que se deseaba y aunque los nostálgicos del pasado reciente creían que sería un paso en falso, las gentes querían un cambio definitivo y sólo así podía llegar, a pesar de que con la Constitución ya en funcionamiento la nostalgia no desaparecía y costó trabajo que desapareciera en algunos de los iluminados del momento.

Lo que ocurrió, y eso sí se lo debemos a los políticos de aquel momento, es que cuando se trabaja “en equipo”, sin resquebrajaduras, mirando todos hacia la misma parte y no buscando “la tajada” particular, en esos casos las cosas salen mucho mejor.

En esa etapa, todos los que participaron en la creación de la Constitución parecía que “se habían quitado la camiseta de sus partidos correspondientes” y trabajaron, de verdad, por establecer una unidad definitiva.

Lograron una Constitución moderna, tolerante y clara, otra cosa es que haya quienes vayan tratando de oscurecer algunas cosas que aparecían y aparecen, con meridiana claridad, en ella.

Con el referéndum que sacó adelante la nueva Constitución se estaba terminando un año que había sido muy movido, en el terreno político, con intentos de frenar los desequilibrios que surgían en la vida diaria y con las pretensiones de que sociedad, Iglesia y vida fueran logrando sus máximas aspiraciones.

La España de 1978 había superado ya la etapa del 600, del Gordini y de todos aquellos vehículos que, poco a poco, iban dejando su sitio a otros más potentes y de más calidad, como el 127 de la SEAT o su homólogo de la Renault el R – 5.

Entrábamos en una nueva dimensión en este terreno, al tiempo que a nivel eclesiástico, tras la muerte de dos Papas en el año, Pablo VI y Juan Pablo I, el que hubiera sido cardenal Luciani, ahora comenzaba a andar el largo pontificado de Juan Pablo II que, a lo largo de su dirección sobre la Iglesia, influyó decisivamente en el resquebrajamiento del telón de acero y fue una de las fuerzas, de verdad, a la hora de la desaparición del Muro de Berlín, con lo que un país dividido por la sinrazón de unos tratados postbélicos, a partir de ahora volvería a caminar en unidad, aunque teniendo que repartirse lo que tenían en la parte occidental para todos.

Era, mejor dicho, había sido, pues, un año de cambios, de alternancias y de esperanzas en algo nuevo y algo mejor, cosa que dio a España la Constitución que, todavía, y parece que por mucho tiempo más, sigue y seguirá vigente y sin visos de que haya algo que la pueda empezar a desmembrar.

Por eso, cuando estos días he visto a chavales jóvenes, niños, prácticamente, que llegaban al Parlamento y ocupaban, aunque fuera por pocos minutos, ciertas tribunas, he sentido una sana envidia de no haber podido actuar así, en mis años de niñez, y ni siquiera cuando era un mozalbete.

Eso es lo que hubo, pero que ha traído ahora otras cosas para los que nos siguen y que ojalá esos sepan recogerlo en toda su extensión.
 

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