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sociedad - JUEVES, 24 DE DICIEMBRE DE 2009


el padre eduardo (I). fidel raso.

  CRUZ BLANCA
 

Amor en Navidad, amor para todos

Sólo un 2% de los abuelos que habitan en Cruz Blanca regresan a sus hogares durante las fiestas, el resto, “recibe el calor de nuestra gran familia”
 

CEUTA
Cristina Marzán

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Celebramos la Navidad como una gran familia; siempre estamos cerca de ellos pero en estas fechas, aún más, claro que para nosotros esta festividad es todo el año porque el amor es diario”. Así explicaba el padre Eduardo la labor de Cruz Blanca, sus trabajadores y Hermanos Franciscanos, en estos días donde la nostalgia y la tristeza por la añoranza de esos seres queridos invaden a todos los ciudadanos, dejando caer alguna que otra lágrima al no poder evitar la situación de abandono.

Caso como el de los más de 45 ceutíes que habitan en la casa del Príncipe de la entidad humanitaria, donde estos días los villancicos y adornos navideños no se echan en falta y el espíritu solidario resplandece por sí solo. “Tanto en Nochebuena como en Nochevieja ponemos en la mesa unos platos más de los que somos por si llega alguien de la calle, que siempre ocurre. Además, los animamos para que la crisis no les afecte y en estos días les damos marisco, buen pescado, incluso vino, y ellos solos se ríen y lo pasan bien”, relataba el padre Eduardo.

Sin embargo, a pesar de estar rodeados de amigos, compañeros y seres que desprenden calor humano, las raíces no se desprenden de uno mismo y siempre se anhelan las miradas y gestos de todas esas personas que durante una vida han llenado de emociones las experiencias vitales. “Son días de alegría y de tristeza, de muchos recuerdos, ganas de estar con los hijos, los nietos, la familia. Muy pocos son los que regresan a sus hogares en estas fechas, y son más, los que se quedan que los que se van. A veces, somos padres y madres para ellos porque lo que no tienen fuera está aquí dentro ya que hablan, se desahogan, lloran y lo hacen todo con nosotros. A veces los visitan pero no están las 24 horas del día con ellos y sólo cuatro de más de 46 disfrutan las fiestas con la familias; vamos, un 2%”, lamentaba el padre Eduardo.

No les faltará nada más que rodearse de recuerdos que les despierten una sonrisa; cantarán alabanzas al niño Jesús y brindarán con vino con la esperanza de, en fechas señaladas, tener anécdotas con esas copas de más que les hicieron reír. Muchos no recuerdan cuando llegaron a esta gran familia y por mucho que pregunten, nunca sabrán cuando se irán. Peor lo que tienen asegurado es que “en Cruz Blanca siempre recibirán calor, no sólo en Navidad”.
 

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