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OPINIÓN - DOMINGO, 27 DE DICIEMBRE DE 2009

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Bueno pues pasaron las navidades porque, en esta vida, todo llega y todo pasa. Y como cada uno cuenta la feria como le va, seguro que en esas cenas de navidad, donde suele reunirse toda la familia más algún agregado, habrán pasado cosas y cosas, unas buenas y otras no tan buenas. No decimos lo de mala, porque en estas fechas, no cae bien decir lo de mala. Está feo decirlo.

Así que cada uno contará, como ha sido la cena familiar, dependiendo lo que en ella haya sucedido. Para unos, como en la feria, habrá sido una noche maravillosa que se tendrá que repetir el próximo año y en ello habrán quedado todos los participantes a esa cena.

Para otros, la cosa habrá estado bien, pero menos bien de lo que se esperaba, debido a la tardanza de algunos de los invitados, que habían alargado en demasía la celebración con los amigos de siempre y, además, cansados y con la alegría que conlleva el par de copas con esas reuniones, apenas si tienen ganas de comer, dejando los plato casi como se los han colocado en la mesa, salvo par de pinchadas.

Por pura lógica siempre habrá, en esas reuniones de la cena familiar, a los que no les caiga bien la actitud tomada por esos que llegan tarde y que se dejan la comida en los platos. Lo que conlleva a más de una indirecta a esos familiares que, como están a lo suyo, no hacen ni el menor caso.

Seguro que en esa casa, de la que estamos hablando, nadie planea que el próximo año se volverán a reunir para celebrar las navidades. Y no faltara, con toda seguridad, aquel que diga: "el próximo año me quedo en mí casa con mi mujer y mis hijos. No tengo porque esperar a nadie para sentarme a cenar. Cuando se queda a una hora, se queda a esas hora"

Y como no hay dos sin tres, vayamos al último caso que, por supuesto, no se debiera dar, pero que se da, por mucho que se trate de ocultar, por parte de los que lo intervinientes en el mismo.

El anfitrión a la cena o sea la casa donde se va a dar esa cena familiar sabe, a ciencia cierta, los problemas que se pueden dar en el transcurso de la misma cuando, algunos de los que no se llevan bien, se sientan molestos por las palabras que pueda decir el contrario. Porque allí se está, como se dice vulgarmente,, "con la escopeta cargada", presta a disparar al menor comentario del contrario.

Desgraciadamente, contrario a lo que al anfitrión desea como organizador de la cena familiar, esa cena jamás acaba bien. Como diría la sabia de mí abuela:"eso termina como la comedia de Ubrique". Y que conste, en acta, que no se cómo terminó la dichosa comedida, pero debió acabar mal en todos los sentidos.

Y es que, por lo mínimo, salta la "chispa", entre los que están enfrentados, para sufrimiento del organizador, casi siempre organizadora, que al llevar a cabo esta cena familiar espera conseguir que se limen todas las asperezas.

Esfuerzo vano, no habrá forma humana de conseguirlo. Pues, contra ese buen deseo, más de uno abandonará la casa sin haber cenado y jurando, por todo lo que hay que jurar, que jamás volverá.
 

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