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OPINIÓN - DOMINGO, 17 DE ENERO DE 2010

 
OPINIÓN

Miscelánea semanal

Por Manuel de la Torre


LUNES. 11

Me saluda una persona a la que conozco desde hace muchísimos años. Y decidimos tomar café para charlar detenidamente. Y lo hacemos de vivencias que aún tenemos en sitio muy a mano de la alacena de la memoria. Tampoco tiene el menor inconveniente en conversar sobre los ataques que ha venido recibiendo el Jefe Superior de Policía, José Luis Torres. Y debo decir que me habla muy bien de él. Y de lo mucho que ha sentido verle sometido a un trato denigrante en la prensa. Y, sin tener que preguntarle, me va enumerando los nombres de quienes han intervenido para que el comisario haya sido puesto como chupa de dómine. Sambenitado de manera inmisericorde. También me preguntó si sabía lo que se cuece en ‘El Poblado Marinero’. Y le respondí que me habían hablado por encima de ese asunto. Nada más que por encima. Y él, mi conocido, no dudó en ponerme al corriente de ciertas prácticas que terminarán, de seguir así, poniendo en entredicho al presidente de la Ciudad. Quien, según mi interlocutor, ya tendría que haber actuado. Máxime cuando despacha cada día con José Antonio Rodríguez, consejero de Gobernación.

MARTES. 12


Se llama Manolo Camacho. Pero a él le gusta que se le llame ‘El Gato Camacho’. Apelativo que se ganó cuando jugaba de portero. Porque El Gato llegó a destacar como guardameta. E hizo sus pinitos como profesional, lejos de Ceuta. Pero de eso hace ya muchos años. De él debo decir que sigue viviendo el fútbol con la misma pasión de siempre. Hoy, cuando me saluda, me dice que está entrenando a los porteros del Murallas de Ceuta Fútbol Club. Y que tiene mucho interés en presentarme al entrenador del equipo que juega en el grupo X de Tercera División, Guillermo Ganet. Y le respondo que no tengo el menor inconveniente en cumplir su deseo. Manolo Camacho, perdón, ‘El Gato Camacho’, me ha distinguido siempre con su amistad. Y, desde luego, me consta el mucho afecto que le tiene a Jaco Zafrani. Con el que suele pasar su tiempo hablando de fútbol. A propósito, hace ya mucho tiempo que no coincido con Jaco. Así que aprovecho la ocasión para decirle a su amigo que le deseo lo mejor.

MIÉRCOLES. 13


A las cinco de la tarde. Sí, a esa hora suena mi teléfono. Quien me llama es Ángel Muñoz, gerente de esta Casa. Y lo hace para decirme que pasará a recogerme para darme una sorpresa. Apenas cinco minutos después, me veo montado en su coche y llevado hacia una dirección desconocida. En pocos minutos más, estoy echándome abajo ante una nave y ya en su interior descubro una máquina de tres pisos que está en marcha con el fin de ajustarle lo preciso para que comience a tirar toda clase de publicaciones. Y es cuando se me ocurre decir lo siguiente: Influyente es el propietario de este artefacto de tres pisos. Entre otras cosas. Este periódico se hace en Ceuta. ¡Albricias! ¡Aleluya! ¡Viva ‘El Pueblo de Ceuta’! Ni que decir tiene que mi salutación cayó la mar de bien, porque fue improvisada y porque me salió de donde a mí me dio la gana gritarla. A partir de ahora, como comprenderán ustedes, El ‘Pueblo de Ceuta’ estará en la calle a la hora que lo desee su editor. Por más que Llueva o ventee. O se suspenda el tráfico marítimo. Es un logro conseguido por un empresario que, en tiempos poco propicios para invertir, ha sido capaz de mejorar la productividad de un periódico que camina de manera ascendente. Hecho que obliga a su plantilla a redoblar esfuerzos en todos los sentidos.

JUEVES. 14


Coincido con Raimundo Romero en el Hotel Parador La Muralla y nos ponemos a beber la copa de la amistad. De modo que nos permita hablar de todo un poco. Empiezo preguntándole por Benjamín Álvarez, también gallego él, y por si fuera poco cuñado de Juan Vivas. A quien no le veo el pelo desde hace ya no sé qué tiempo. Raimundo, tan buena gente como comedido, me dice que debe estar saturado de trabajo debido al cargo que desempeña en el ICD. Pronto, eso sí, cambiamos de conversación. Porque el secretario del Centro Gallego de Ceuta no duda en hacerme el artículo de la próxima laconada que se celebrará en el Hotel Tryp, el 6 de febrero. Es un acontecimiento tradicional que se hace para dar la bienvenida al Carnaval. Y a la que pienso asistir como invitado. Y de esa manera tendré la oportunidad de charlar con Rogelio Martínez, presidente del Centro Gallego y, desde luego, con mi más que conocido Ignacio Monteagudo.

VIERNES. 15


Finalizada mi charla con José María Campos, a la altura de la Joyería La Esmeralda, de la que hice columna el sábado, me detengo nuevamente para saludar a Mabel Deu y a Susana Román. Mujeres que siempre me cayeron bien. Susana, magnífica deportista, nunca tuvo quejas de mi manera de tratarla. Tampoco la consejera de Educación, Cultura y Mujer, creo que tenga motivos para mirar hacia otro lado cuando me ve. Las dos decidieron vestirse con ropajes de Reyes Magos durante la fiesta de la epifanía. Y es Mabel, dada la cordialidad que existe entre nosotros, la que me dijo que estaba segura de que yo no la había reconocido caracterizada de Melchor. Y le dije que sí. Que cuando se acercó a mí en la sala de estar del Hotel Tryp y me hizo los consiguientes arrumacos, sabía perfectamente que era ella. Y ya aproveché la ocasión para darle mis quejas acerca de cierto comportamiento del presidente de la Ciudad. Mas Mabel, tan adicta a Juan Vivas, me negó con insistencia que el presidente pecara de lo que yo le estaba acusando.

SÁBADO. 16

Me dice un médico conocido, tomando el aperitivo, que hay que tener mucho cuidado con los quilos de más. Y, sobre todo, si se tiene la tensión disparatada. Y si encima se fuma o se bebe, el riesgo que asume la persona es descomunal. Y ¿qué le puede pasar si a todo lo que tú has dicho se le añade que esa persona está presa de todos los demonios porque ve cómo una empresa que nació hace quince años ha sido capaz de pasar por encima de otra que sólo puede presumir, y a fe que lo hace, de ser muy antigua? Pues que el sujeto tiene todas las papeletas para que le dé un soponcio de aquí te espero. Y si, amén de todo lo reseñado, doctor Molina, al sujeto se le dice que su mujer lo engaña, desde hace muchos años, con el primero que llega. Es decir, con su compañero del alma, aunque éste sea físicamente la calavera del miedo de la televisión pública; y con el lechero y con el repartidor del butano o con cualquier tío que se ponga a tiro... “Manolo, si todo eso concurre en una persona, lo lógico es que ésta tenga todas las papeletas para pegar un pellejazo en cualquier momento. Por más que su edad esté comprendida entre los cuarenta y los cincuenta y tantos”. Bueno, tendré piedad de alguien que está asumiendo tantos riesgos. Aun siendo un cobarde a nativitate. Y un gilipollas integral. Según dice la calavera de la televisión pública, que le contó la esposa del susodicho zambombo en la intimidad. Toca reírse y jugar con él al abejorro. De momento. No vaya a ser que vuelva a asustarnos. ¡Qué miedo de pajarraco!
 

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