PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - LUNES, 25 DE ENERO DE 2010

 

OPINIÓN / LAS NOTAS DEL QUIM

José Samsó ¡ Elias
 


Quim Sarriá
quimsarria@elpueblodeceuta.com

 

Sábado de gloria, como suelen demonizarse algún que otro sábado en momentos culminantes del rito religioso católico, con un tiempo bonancible y mucha gente corriendo presurosa en la misma dirección.

He aceptado la invitación de uno de los tertulianos del Casinet para acudir a un acto religioso como observador.

Por primera vez la ciudad donde resido actualmente, Mataró, será testigo de la primera beatificación que se hace fuera del Estado del Vaticano.

Por primera vez desde que estoy en Catalunya piso la planta de la basílica de Santa María y por primera vez soy testigo “privilegiado” de una ceremonia de beatificación que me ha dejado petrificado.

Las naves de la basílica se encuentra atestada de gente. La atmósfera del templo se halla saturada del olor a incienso que algunos sacerdotes se encargan de expandir con esas especies de cazoletas pendulares. No sólo a incienso sino que cientos de perfumes flotan por el espacio del ente religioso en dura pugna con el humo de las hierbas “inciensarias”. Se diría que casi todos los feligreses, unos 3.000, han gastado enteramente sus frascos de colonia.

Tantos feligreses como sacerdotes.

Diríase que todo el ejército del Estado de la Ciudad de Vaticano ha desembarcado en la capital del Maresme. Arzobispos, obispos, sacerdotes, seminaristas y… todos ellos perfectamente uniformados con blancas sotanas cubiertas con estolas rojiblancas y en perfecta formación militar.

Encabeza tal ejército el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, acompañado por el Prefecto de la Congregación de la Causa por los Santos, el arzobispo italiano Angelo Amato, representante del papa Benedicto XVI. Les siguen arzobispos y obispos españoles, franceses…

Se beatifica a un sacerdote mataronense, Josep Samsó i Elias (Castellbisbal, 1887 – Mataró, 1936) que fue fusilado en septiembre, al inicio de la Guerra Civil.

Desde el siglo XII no se beatificaba a nadie en Catalunya y por los visto, yo me creo trasladado a ese siglo, nunca he visto una ceremonia ritual del cristianismo católico con tanta parafernalia más propia de aquel siglo y, paradojas del destino, tan informatizada como la que más. Ordenadores portátiles y enormes pantallas distribuidas por todas las naves de la basílica así lo manifiestan.

No se por qué pero me extraña mucho que para beatificar a un hombre se tarde 74 años.

Lo molesto que debe ser para el espíritu del pobre sacerdote Samsó vagar por la sala de espera ese tiempo.

Lo que más me hace chirriar los dientes es ese canto tan lúgubre con el que suelen azotar a los cristianos feligreses. Yo siempre creo que las religiones deben ser portadoras de alegrías y poner los cuerpos con ganas de vivr la vida. El espíritu ya tiene por delante una eternidad para hacer de todo, después de que uno muera claro está.

No entiendo mucho del mecanismo que utilizan los prebostes del Vaticano para decidir que tan ser humano es santo o no. Las mujeres… ¿Cómo las hacen santas?

Una cosa si se ahora, beato no es lo mismo que santo aunque se parezca. Por lo que me ha contado un sacerdote, beato es un difunto que mediante el proceso de beatificación ha sido nombrado así por el Papa en nombre de la Iglesia Católica. El beato puede ser venerado en público en una región determinada, generalmente la región que pidió su Beatificación.

De verdad, sigue sin gustarme eso.
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto