Puede contagiarse a otra persona incluso dos semanas antes
de que se manifiesten los síntomas en el portador. El virus
se elimina por las heces, pero si quien lo porta no se lava
adecuadamente las manos puede trasmitírselo a otra persona
con la que entre en contacto. Otra forma habitual de
contraerlo es ingiriendo agua o alimentos previamente
infectados. La prevalencia de la hepatitis A ha comenzado a
ser, cuando menos, preocupante en la ciudad de Ceuta. Por
eso la Consejería de Sanidad y Consumo se ha decidido por
realizar una fuerte intervención en este campo en la que se
implicará tanto a ciudadanos como a negocios hosteleros o
detallistas de mercado.
Se trata de una iniciativa impulsada por la directora de la
Red de Médicos Centinelas, Ana Rivas, que se encarga del
control epidemiológico en la ciudad, pero coordinada por el
jefe de sección de Inspección Veterinaria y Seguridad
Alimentaria, Carlos Romero. “Desde el año 2005 venimos
registrando una cincuentena de casos anuales en la ciudad,
lo que resulta una cifra significativa, aunque también puede
ser que con anterioridad a esta fecha ni siquiera se
notificasen”, apunta el veterinario.
La hepatitis A se manifiesta en forma de fiebre, cansancio y
afecciones hepáticas. Sin embargo, muchas personas pueden
padecer estos síntomas y no relacionarlo con la infección
por este virus. También hay que considerar que su periodo de
incubación resulta muy prolongado en el tiempo: hasta 45
días puede durar.
Para prevenir este tipo de contagios, la primera regla es no
consumir ni adquirir alimentos en establecimientos no
autorizados. La segunda es promover prácticas saludables en
aquellos establecimientos y entre aquellas personas que
manipulen alimentos.
Una regla básica a tener en cuenta es la limpieza de la
fruta y los vegetales que se vayan a consumir sumergiéndolos
en agua con dos gotas de lejía apta para la desinfección de
bebidas. Por otra parte, si se consume cualquier bebida en
un establecimiento público, es muy importante comprobar que
el camarero no introduce el hielo en el vaso con las manos.
Ni que decir tiene que la compra de productos perecederos a
vendedores ambulantes que ejercen esta actividad de manera
clandestina comporta un alto riesgo de padecer esta u otras
infecciones.
Y, por último, una práctica altamente saludable consiste en
inmunizar a personas especialmente susceptibles de contraer
este virus, es decir, las que se encuentran en la franja de
edad que va desde los dieciocho hasta los cuarenta y cinco
años. Más joven o más mayor se corre menos riesgo.
Los menores de dieciocho años se encuentran normalmente
protegido por el calendario de vacunación a que son
sometidos de pequeños. Quienes superan los cincuenta años
suelen estar inmunizados de manera natural porque resulta
altamente probable que ya haya estado a lo largo de su vida
en contacto con el virus.
Sea como sea, el grupo de toxiinfecciones alimentarias de la
Consejería de Sanidad y Consumo parece estar dispuesto a
atajar la extensión de esta variante hepática que, con ser
menos grave que la B o la C, tiene más facilidad para
expandirse, por un simple contacto casual con otra persona,
alimento o bebida que se encuentren previamente infectados.
Entre las entidades con que piensa entrar en contacto la
Consejería para fomentar las prácticas saludables en la
manipulación de alimentos se encuentra la Cámara de
Comercio, Industria y Navegación de Ceuta o la propia
Confederación de Empresario.
La colaboración de los ciudadanos y de los profesionales de
la hostelería y restauración resulta fundamental para que la
Consejería de Sanidad y Consumo logre sus objetivos: reducir
la incidencia de esta afección hepática entre la población
ceutí implementando las medidas higiénico-sanitarias que
eviten la transmisión de un virus de efectos controlables
pero bastante molestos.
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