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OPINIÓN - DOMINGO, 21 DE FEBRERO DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

Alaridos de terror
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Fue hace un año cuando un sindicalista de gran atractivo físico (!) -yo le sigo encontrando un parecido enorme con Troy Donahue: actor estadounidense que causó furor entre las mujeres durante las décadas cincuenta y sesenta del siglo pasado- escribió un artículo titulado “A Saber lo que haría”. En el cual arremetió contra Pedro Gordillo de forma inmisericorde.

El sindicalista es Ramón del Valle-Inclán Moreda. Y doy su nombre y apellidos porque yo tengo la sana costumbre de darlos cuando escribo de alguien. Porque detesto emplearme de manera fugitiva, con evasión y escamoteo, amparándome en una fábula de tres al cuarto. Habida cuenta de que la época que vivimos exige dirimir los asuntos de frente y en corto y por derecho.

A lo que iba, pues no me quiero desviar ni un ápice de lo que debo decir. En el artículo, bajo el epígrafe “A saber lo que haría”, el secretario de Organización de CCOO manifestaba que en sus paseos por el monte solía pasar dos veces por delante de la puerta del reformatorio, conocido como ‘Punta Blanca’. Y tras confesarnos la aversión que sentía hacia ese sitio, porque no le transmitía buenas vibraciones, no dudaba en ponernos al tanto de los alaridos de terror que oía. Procedentes, cómo no, del interior del reformatorio.

Hace un año, quienes disentíamos de esa forma de proceder del sindicalista de CCOO, dimos un paso al frente para mostrar nuestra repulsa por el ensañamiento a que estaban siendo sometidos los empleados del Centro de Menores. A los que se les acusaba, sin las pruebas necesarias, de ser unos maltratadores que habían convertido el reformatorio en una estancia de terror donde prevalecía, por encima de todo, la tortura. De ahí que hasta se denunciaran los alaridos que se oían desde el exterior. Graves denuncias, cuyos daños no sólo podían ser irreparables sino que los han sido y los seguirán siendo.

Es verdad que fuimos pocos, dos o tres si acaso, los que nos rebelamos contra aquella barbaridad. Ante unas denuncias furibundas destinadas a conseguir logros políticos. Injurias, calumnias y denuncias hechas mediante aportaciones de testigos con declaraciones tan débiles como para que ahora vayan dando la cara de la mentira.

Y a quienes tuvimos el atrevimiento de salir en defensa de los empleados de ‘Punta Blanca’ -insisto: dos o tres, si acaso- nos dijeron de todo. Empezaron por hacer mofa de nosotros. Fuimos befados y sometidos a vejación. Y hasta nos dieron un paseo por la prensa adicta a los intereses de quienes estaban dispuestos a que el centro recibiera su merecido. No hay más que revisar las opiniones escritas, entonces, en un periódico digital y en otro de papel que se está deslizando por la pendiente de la decadencia, para comprobar la veracidad de lo que digo.

También es cierto que quienes aseguraban que en el reformatorio se torturaba a los menores consiguieron que se produjera el más grave desencuentro habido hasta entonces entre Vivas y Gordillo. Lo cual desembocó en el fin de las relaciones entre ambos. Algo es algo... Menos mal que la Justicia empieza a poner a cada uno en su sitio. Lo malo es que los actores de la maldad se refugiarán ahora en el burladero tan socorrido de CCOO. (Julia Martínez Navarro y Jesús Gámiz brillan (!) por pensar muy bien.)
 

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