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OPINIÓN - DOMINGO, 21 DE FEBRERO DE 2010

 
OPINIÓN / VENTANA ABIERTA

Asociaciones familiares

Por Miguel Ángel de la Huerga (Orientador Familiar)


La familia es una institución antiquísima, muy anterior al estado, que ha sabido adaptarse a lo largo de la historia, a los cambios de la sociedad donde le ha tocado vivir. Ha sabido ser, en todo momento, útil y realizar funciones indispensables para la humanidad, hecho que, salvo en algunas ideologías revolucionarias nacidas en el siglo XIX, ha sido siempre reconocido sintiéndose así, la familia, valorada y respetada y por tanto escuchada y apoyada.

No ocurre así en la actualidad, precisamente cuando la democracia debería ser el ámbito donde más cómodamente podría desenvolverse. Las decisiones del gobierno actual vienen impuestas por las exigencias de los apoyos sociales y políticos que ha elegido para su estabilidad que radicalizan sus comportamientos, alejándolos de una posición más razonable de centro.

Prueba de que esto es así, que la familia se siente actualmente desprotegida, es la creación de asociaciones que tratan, democráticamente, de hacer oir su voz hasta ahora no considerada. Una de ellas es el Foro Español de la Familia, confederación de asociaciones familiares, de carácter civil, no confesional, que aglutina a más de 5.000 asociaciones, representando a más de cuatro millones de familias en España. O el recientemente constituido Pacto por los Derechos y Libertades creado por más de 200 asociaciones, en su mayoría católicas y por gran número de profesionales a título personal, que piden, algo que parece tan lógico y elemental, cómo ser escuchados, antes de proceder a cambios legislativos que afecten a la propia familia, tales como el matrimonio, la educación, la vivienda, la religión, etc. etc.

Por el momento aún no han sido recibidos por un gobierno que presume de dialogante y tan receptivo con las minorías como la de artistas, homosexuales, etc.

Pese a todo, la familia seguirá existiendo, porque su fuerza y su vigor no proceden de fuerzas convencionales. Piensen que todavía es la institución más valorada en España por jóvenes y mayores; pero debemos exigir que su desenvolvimiento social se realice como las propias familias deseen, para ser así más eficaces en el desarrollo de sus imprescindibles funciones sociales.
 

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