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OPINIÓN - DOMINGO, 28 DE FEBRERO DE 2010

 
OPINIÓN / VENTANA ABIERTA

La adolescencia

Por Miguel Ángel de la Huerga (Orientador Familiar)


La adolescencia es una etapa de la vida en la que el niño está dejando de ser tal y va en vías de convertirse en un hombre. Es pues un periodo de transición inevitablemente lleno de contradicciones, como corresponde a un espíritu inmaduro que trata de buscar su identidad dentro de un cuerpo de adulto.

En estas condiciones la rebeldía del joven ha de tomarse como normal y podía decirse que hasta necesaria. Las situaciones que se suelen presentar son difíciles de manejar por los padres, sobre todo si no se han preparado para ello, como nos revelan, año tras año, las estadísticas de casos tratados en los Centros de Orientación Familiar.

Lo que si es una novedad, y una sorpresa, es el deslizamiento de este fenómeno hacia edades más tempranas, invadiendo, la etapa anterior, en la que el niño suele presentar un comportamiento sosegado y no problemático.

La explicación de este hecho tiene que ser necesariamente educacional. Estos niños son hijos de padres de mayo del 68, que propugnaron toda ausencia de autoridad, al considerarla algo pernicioso. Ellos ya no la aceptaron y ahora ni saben ni tienen fuerza moral para ejercerla.

La permisividad ha sido la norma frente al fantasma del posible trauma psicológico, y así el niño ha detectado desde su más tierna infancia que puede hacer lo que le de la gana, que no hay límites a sus deseos y caprichos. Conforme crece, también crecen sus exigencias, hasta llegar a hacerse insoportables para los padres, y la convivencia muy difícil.

Quizás nos pueda servir esto para reflexionar sobre la tarea de padres, en la que la autoridad, bien dosificada, es necesaria, y fundamentalmente para la educación de los niños.

Debemos aprender a decirles a nuestros hijos no, cuando debe ser no, sin complejos de ningún tipo. Nos va en ello su equilibrio como persona.
 

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