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OPINIÓN - MARTES, 2 DE MARZO DE 2010

 
OPINIÓN / EDITORIAL

La Policía, garante de la libertad

El rechazo a la presencia policial, cuando sus agentes desempeñan su labor con la presteza que demanda su responsabilidad, regla confirmada por los casos excepcionales que puntualmente se conocen, sólo puede entenderse en los casos en los que los delincuentes echan en falta mayor libertad para cometer sus desmanes. De otro modo es incomprensible, y así pueden confirmarlo los vecinos que sufren a diario actos de incivismo y violencia contra las patrullas policiales y cualquier otro vehículo de servicio público, que se rechace su presencia en las calles. Denunciar por improcedente que los agentes vigilen y se hagan visibles en el Príncipe Alfonso y sus alrededores sólo contribuye a que los vándalos y quienes les amparan se sientan más libres.
 

La Ley del Menor y los autobuses urbanos

Hay noticias nacionales que parecen lejanas y no lo son. Hace apenas una semana el presidente del PP, Mariano Rajoy, planteaba la necesidad de reformar la Ley del Menor para “evitar” que personas que han delinquido queden impunes y que algunos condenados “entren por una puerta y salgan por otra”. Hoy los responsables de la empresa que gestiona el servicio de transporte público de viajeros en Ceuta vienen a pedir algo muy similar para acabar con las agresiones que cada día sufren sus vehículos, casi siempre a manos de jóvenes que no llegan a los dieciocho cuando regresan a sus casas. Las autoridades deben ponerse manos a la obra para aprovechar los instrumentos que les concede la legislación vigente o estudiar la redacción de otra que evite que actos delictivos queden impunes.
 

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