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OPINIÓN - MARTES, 9 DE MARZO DE 2010

 

OPINIÓN / EL ESQUINAZO

El Besapié
 


Jesús Carretero
jesuscarretero@elpueblodeceuta.com

 

Es uno de los actos más llamativos y atractivo en los cultos de Ceuta, cercanos ya a la Semana Santa. Y que estoy en lo cierto, de cuanto acabo de afirmar, nos lo demuestra la auténtica multitud de ceutíes, que desde por la mañana, hasta bien entrada la tarde, pasaron por la Catedral.

Esta afluencia de personas, incluso en aquellos momentos en los que el tiempo acompañaba menos, no es casual, ni tampoco para que los que iban fueran vistos por los demás. Esta afluencia se debe al fervor y a la devoción que hay en nuestra ciudad al Señor de Ceuta.

El viernes asistieron cientos de ceutíes a mostrar su fe y su devoción al Cristo de Medinaceli y la Virgen de los Dolores.

Y lo que sí podemos decir es que ésta es un devoción profunda. No es algo postizo que se haya implantado ahora, es la transmisión de esa devoción que tuvo el abuelo, el padre, el hijo y la tendrán también las generaciones posteriores, porque aunque, a lo largo del día, no fueron muchos jovencitos, la experiencia nos demuestra, año tras año, que siempre los que concurren son de una franja de edad similar, este año, el pasado y hace veinte años, lo que quiere decir que, cada año se van incorporando unos jóvenes que un año antes no iban.

Así pues, la Venerable Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado y María Santísima de los Dolores terminó el viernes con los cultos en honor del Señor de Ceuta.

Y no es que pensemos que se trató de un milagro, pero lo cierto es que en medio de tantos días de lluvias fuertes y antes de que el sábado volviera el “diluvio”, el viernes apareció una mañana apacible, con lo que los ceutíes pudieron acercarse a la Catedral y allí cumplir con la devoción a la imagen del Cristo de Medinaceli.

Fueron unas doce horas de ir y venir de las gentes y en las que el Cristo de Medinaceli estuvo recibiendo la visita de muchos devotos.

Uno que no es experto en aproximaciones numéricas sería incapaz de dar una cifra aproximada, pero el ritmo continuo durante esas horas, nos da unos números de varios miles de ceutíes, a lo largo de todo el día, que pasaron por la Catedral.

Ahora, más que nunca, debe surgir la pregunta ¿Se está perdiendo la fe?. Rotundamente no, se están perdiendo, o no se aceptan, ciertos rituales impuestos y ordenados, por curas o políticos, que también los hay, pero la devoción que sale del corazón, que va con las personas desde que nacieron, esa no se pierde y que no vengan con el cuento de que, a veces, no es este el caso, puede transmitirse en forma de folklore, que no es así, lo que sí podemos asegurar es que cada uno da su forma, su sentido, pero lleno de sentimiento, del suyo propio, ya que los aspectos de los sentimientos y las devociones, ni son, ni tienen que ser las que marquen los “buenos oficiales”.

Hace varios años, un amigo mío, Jesús López Sáez, con motivo de la aparición de su libro: “Se pedirá cuenta”, sobre la muerte de Juan Pablo I, le decía a un alto jerifalte de la Curia, cuando este le reprochaba: “Es que mira como nos vamos a quedar ahora la Iglesia”, y él con la sencillez, pero con seguridad, la que le daba el conocer lo que había escrito, y por qué lo había escrito, respondió:”¿ Es que la Iglesia sois vosotros?”. Eso digo yo aquí, la devoción es la de aquellos que se acercan, a su manera, pero con sus formas y su respeto.
 

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